Terremotos, explosiones solares y otras minucias
En 1633 la Iglesia Católica condenó a Galilo Galilei por sostener que la tierra giraba alrededor del sol. En 1992 el Papa Juan Pablo II hizo un público reconocimento de aquel “error”. En esos tres siglos y medio “mucho agua ha corrido debajo del puente”. Hoy está absolutamente reconocido no solo que la tierra giral alrededor del sol, sino que este sistema, que tiene por centro al sol, es apenas uno de los más de mil sistemas planetarios que tiene el universo.
Con el actual nivel de los conocimientos son otras las peocupaciones de la humanidad. Ahora se sabe que hay explosiones al interior del sol, también se sabe que ellas generan una especie de vientos solares y que ellos transitan por el espacio a una velocidad de 900 km por segundo, generando una especie de “clima espacial”. También tenemos conocimiento que sus efectos llegan hasta nosotros generando una interacción con los campos magnéticos de la tierra, sin que sepamos exactamente la importancia de estos fenómenos.
Acaba de terminar, en Ginebra, una reunión de la Organización Metereológica Mundial. Allí se reconoció la creciente vulnerabilidad de la tierra con respecto a la actividad solar, sus explosiones y al “clima espacial” que ellas generan.
Hay coincidencia en que esta actividad solar tiene que ver con los cambios climáticos, se presume que puede tener vínculos con los fenómenos sismícos, con ciertas conductas humanas y que dicha actividad puede influir sobre los sistemas inalámbricos de comunicación, con todas las implicancias que ellos tienen en la vida actual.
Este “clima espacial” podría producir tormentas de radiación, lluvias de partículas energéticas y modificaciones en los campos magnéticos que afectan a nuestro planeta. Esta incidencia se daría sobre la atmósfera que rodea la tierra, sobre lo que está en su superficie y también en los movimientos profundos de sus capas interiores.
Respecto a la atmósfera las influencias mayores se sumarían a la actividad humanas respecto a los cambios climáticos y también influirían en los sistemas comunicacionales vía satélites.
En la superficie de la tierra podrán afectar al transporte aéreo, la energía eléctrica, en las conductas de las personas y –obviamente- en todo aquello que depende de las comunicaciones satelitales.
La simultaneidad de estos fenómenos solares con algunos movimientos sismícos importantes ha llevado a pensar que podría existir alguna relación en el sentido que los bruscos cambios de presión motivados por estas “tormentas solares” podría acelerar o agudizar los movimientos o desplazamiento de las capas tectónicas que son la causa de sismos y terremotos.
Juan Guahán, Question