Tres años después del ataque de Colombia y Estados Unidos a Ecuador

1.205


Marta Durán de Huerta*
El 1 de marzo de 2008 aviones colombianos bombardearon un campamento de las FARC en Sucumbíos, Ecuador. Después soldados colombianos bajaron para dar el tiro de gracia a los que no habían muerto en bombardeo, asesinan a 4 mexicanos, 1 ecuatoriano y dos decenas de colombianos.

El 1 de marzo de 2008, aviones colombianos bombardearon un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en la provincia ecuatoriana de Sucumbíos. Poco después, soldados y policías colombianos entraron a Ecuador para dar el tiro de gracia a los que no habían muerto en el bombardeo; éste fue de madrugada, cuando todos dormían.

El ataque militar se llamó operación Fénix y participaron la policía, la Fuerza Aérea y el Ejército de Colombia. No fue un enfrentamiento ni persecución. Los misiles dejaron cráteres de cinco metros de diámetro.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, declaró furioso: "aquí nadie puede entrar a nuestro territorio y menos aún armado, por más que sean fuerzas irregulares o regulares". Al día siguiente al ataque, el 2 de marzo, Ecuador retiró a su embajador, expulsó al colombiano y rompió relaciones con Bogotá al tiempo que movilizó tropas a la frontera.

La cancillería colombiana respondió que Colombia no violó soberanía sino que actuó de acuerdo con el principio de legítima defensa.

En el ataque murió un ecuatoriano de nombre Franklin Aisalla; a él lo remataron a golpes y se llevaron su cuerpo a Colombia. Allá, los militares se dieron cuenta de que no era guerrillero ni tampoco colombiano, así que lo mandaron de regreso a Ecuador y afirmaron que los golpes fueron producidos “por las bombas”.

En junio de 2009, el gobierno del presidente ecuatoriano Rafael Correa demandó al gobierno colombiano ante la Organización de Estados Americanos (OEA); ésta envió a sus expertos que redactaron un amplio reporte (OEA/Ser.F/II.25 ), pero no se aplicó ninguna sanción.

Las sobrevivientes, de víctimas a victimarios

Al ataque sobrevivieron tres mujeres: las colombianas Marta Pérez, Doris Bohórquez y la mexicana Lucia Morett. Horas antes del ataque llegaron al campamento los estudiantes mexicanos Verónica Velásquez Ramírez, Fernando Franco Delgado, Soren Avilés Ángeles, Juan González y Lucía Morett (vea video al final, Juan González antes de ser asesinado)

Lucía, que estuvo consciente todo el tiempo, declaró a los militares ecuatorianos que la recogieron: “Llegaron personas disparando. Yo alcancé a oír gente que contaba muertos, gente que gritaba, que decía ¡estoy herido, ayuda!, y otra que decía ¡denle bala, denle bala!, y después, disparos.”

Cuatro de los mexicanos eran alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México y uno del Instituto Politécnico Nacional. Los jóvenes habían ido a un congreso en Quito y después fueron al campamento de las FARC a recolectar información para sus respectivas tesis, según informaron Morett, los padres de los estudiantes asesinados, el asesor de tesis Lucía, el director de la Facultad de Filosofía y Letras, así como todos sus compañeros. Ese primero de marzo de 2008, murieron 26 personas, entre ellas el portavoz de las FARC, alias Raúl Reyes.

Tras el ataque e incursión de Colombia en Ecuador, la prensa no quiso ver la gravedad de la situación que llevó al borde de la guerra a dos países sudamericanos. La atención se concentró en la sobreviviente Lucía Morett a quien de inmediato se le acusó de ser guerrillera, de tener entrenamiento para preparar actos terroristas en México, de ser narcotraficante y mil cargos más. Nadie quiso escuchar que los jóvenes eran estudiantes de excelencia.

Si hubieran sido periodistas, tal vez no se les hubiera colgado el sambenito del terrorismo. En otras palabras, quien hace tesis, no debe tener derecho a acudir a las fuentes.

La campaña de desprestigio en contra de la UNAM no es nueva; de hecho cada vez que se quiere beneficiar a las universidades privadas, no se contratan a los egresados de la UNAM. Cada vez que se intenta privatizar a la máxima casa de estudios o de subir las cuotas, o de transformarla de una universidad de masas a una de élite, llegan las difamaciones e injurias.

La construcción de enemigos internos

Colombia se encargó que la INTERPOL le diera una carta roja que es una espada de Damocles que pende sobre la cabeza de Lucía, pues puede ser arrestada en cualquier momento en que un juez dé la orden. Desde el 5 de julio de 2009 la INTERPOL afirma que Lucía Morett es una persona armada, peligrosa, y violenta.

El 3 de diciembre de 2008 Lucía regresó a México. En el aeropuerto la esperaba una multitud compuesta por amigos, familiares, compañeros, senadores y diputados de la oposición. El comité de bienvenida estaba ahí para impedir cualquier agresión o arresto.

En vista de la enorme presión y persecución contra Lucía, el Partido del Trabajo tuvo la idea de postularla como diputada a las elecciones intermedias del 2009. Desafortunadamente no obtuvo los votos suficientes, pues como diputada, habría tenido fuero y protección. Como esto no sucedió, Lucía vive escondida y a salto de mata.

Ecuador pidió la extradición de Lucía. La Secretaría de Relaciones Exteriores devolvió lo documento con la explicación “no satisface los requisitos establecidos en el Tratado de Extradición”.

En realidad, la cancillería mexicana debió dejar en claro que no hay delito que perseguir, que no hay motivo para extraditar a Morett. Ella, desde octubre del 2008 tiene una orden de aprehensión ecuatoriana en su contra para llevarla a juicio. En caso de ser encontrada culpable, al igual que las sobrevivientes colombianas, la pena sería de por lo menos cuatro años de prisión.

Hacemos las paces y no investigamos ni a Uribe ni a Santos

La Corte Interamericana de Derechos Humanos siempre había llevado casos de personas en contra de estados Nacionales. Sin embargo, por primera vez llevará el caso de Ecuador contra Colombia por la masacre de Sucumbíos.

La controversia terminó parcialmente el viernes 7 de marzo de 2008 con un apretón de manos y un abrazo entre el presidente de Colombia y sus homólogos de Ecuador y Venezuela.
Sin embargo, luego de reestablecidas las relaciones diplomáticas entre Colombia y Ecuador, la justicia ecuatoriana ordenó archivar la investigación que adelantaba contra el ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, el comandante de las Fuerzas Militares, general Fredy Padilla de León; el director de la Policía Nacional, Oscar Naranjo y el actual embajador de Colombia en la República Dominicana, general en retiro, Mario Montoya.

Los padres de los estudiantes muertos exigen justicia, que se castigue a los culpables de la masacre y que se lleve el caso a tribunales internacionales.

Cada día primero de cada mes, los deudos de los estudiantes hacen un mitin frente a la embajada de Colombia. El embajador, hace un año, los encaró, y los amenazó de muerte según contaron las madres de los estudiantes muertos a Radio Nederland en entrevista. Ellas levantaron la denuncia ante la Secretaria de Relaciones Exteriores, pero no han tenido respuesta.

Lucía Morett, a pesar de las adversidades, hizo su examen profesional para obtener el grado de licenciada en literatura dramática y teatro. Presentó como tesis un trabajo titulado "El teatro de creación colectiva en América Latina: dos casos, Cuba y Colombia".

Después de tres años de la matanza de Sucumbíos, los deudos hicieron un solemne homenaje en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde con gran dolor exigieron “¡Ni perdón ni olvido! ¡Justicia!”

*Radio Nederland Wereldomroep (RNW)
 

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.