Un Marx católico aseguró que el Marx revolucionario tuvo (en parte) razón

892

Rivera Westerberg*

No se resquebrajaron los muros de la catedral de Munich, ciudad donde el cardenal y arzobispo Reinhard Marx, según entrevista publicada en Der Spiegel, afirmó que la obra de Carlos Marx es "una defensa del Hombre".
Marx, el hombre de la Iglesia, es teólogo y secretario de la Conferencia Episcopal alemana; trascendió además que Benedicto XVI le tiene una alta consideración.  Señas de que el mundo cambia. Cómo lo hará es punto y aparte.

 

El sacudón que provoca la crisis económico-financiera y sus efectos en el universo de las relaciones laborales para algunos refundará el capitalismo sobre bases más humanas; es la apuesta de, entre otros sectores, de la Iglesia Católica. Por ello el arzobispo de Munich pudo decir a la revista alemana que la obra del Marx comunista "es una crítica al capitalismo, porque un capitalismo sin un cuadro ético es enemigo del género humano".
 
Si al final de las cuentas ocurre –como piensan otros importantes sectores sociales– que el capitalismo no variará en cuanto a la voracidad de su conducta, las palabras del prelado, lejos de perderse en el fárrago de opiniones desatadas por la crisis, bien podrían constituir un importante apunte crítico a la evolución de las ideas políticas, económicas y morales en el seno del "stablishment".
 
Transitando las sociedades estos días por un "territorio de nadie", pesimista y deseperanzado, probablemente al menos parte del aparato intelectual eclesiástico espera volcar sobre los dirigentes políticos del mundo los contenidos de la denominada doctrina social de la Iglesia, con la esperanza de influir para que la salida a la crisis no cobre la mayor parte de su precio sobre los hombros de las multitudes sin protección. 

En la conversación con Der Spiegel Marx informa que está por distribuirse en Alemania un libro de su autoría, El capital, una defensa del hombre, que incluye una carta suya dirigida a Carlos Marx. De quien dice "no está muerto y hay que tomar en serio". Porque "el capitalismo deshumanizado, insolidario e injusto (no) tiene futuro".

Sostiene el purpurado que es necesario no perder de vista a Marx, que es necesario estudiar su obra para comprender "la acumulación capitalista y el mercantilismo". No va más lejos el Marx eclesiástico, que separa en forma tajante la obra y la herencia del pensador de las "insensateces y atrocidades cometidas en su nombre en el siglo XX", rescatando así, indirectamente, el humanismo libertario del exiliado en Inglaterra.

No se trata de que el arzobispo Marx suscriba alegremente los postulados marxistas; al contrario. Si bien  rescata lo que a sus ojos es rescatable, deja claro que el cristianismo católico debe aportar para que la reconstrucción del sistema financiero provoque una reforma sensata y posible, descartando la especulación desenfrenada con una óptica social y ética so pena de caer en el pecado. Aunque piensa que peor sería caer en el populismo de izquierda –lo que rechaza absolutamente y ve encarnado en los gobiernos actuales de Cuba y Venezuela:
"Un populismo de izquierda en Venezuela es igual de peligroso que un populismo de derecha. El mesianismo político siempre es peligroso".

No es la primera aproximación crítica bien intencionada al marxismo, ni será la última. El arzobispo advierte de que las "viejas ideologías" –como el socialismo– están de regreso, por lo que es necesario frenar cualquier radicalismo. La solución es la humanización del sistema. Dice: "Un capitalismo sin un marco regulatorio es hostil a las personas". Y todo vuelve al comienzo…
 

* Informe desde Europa: Patricia Parga.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.