Una Cruz Roja en crisis y el bombardeo del filantrocapitalismo
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), se enfrenta una crisis financiera sin precedentes, anunció Robert Mardini, su director general. Socavado por la falta de recursos financieros, el CICR anunció nuevos despidos: eliminará 270 puestos en la sede ginebrina, mientras que el alcance de los recortes sobre el terreno se conocerá a finales de año.
Se considera que el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja es la red humanitaria más grande del mundo, cuya misión es prevenir y aliviar, en todas las circunstancias, el sufrimiento humano; proteger la vida y la salud, y hacer respetar a la persona humana, en particular en tiempo de conflicto armado y en otras situaciones de urgencia. Está presente en todos los países y lo apoyan millones de voluntarios.
Para 2024, el presupuesto inicial estimado se fija en 2.100 millones de francos suizos, una disminución del 13% en comparación con el presupuesto revisado de la institución para 2023. Los recortes sobre el terreno serán «significativos», pero todavía es demasiado pronto para cuantificarlos, dijo Robert Mardini.
Desde ya se adelanta que alrededor de 1.800 recortes de empleos, tal vez incluso 3.000 se establezcan para fin de año, junto a la reducción del presupuesto de la organización de 2,85 a 2,4 mil millones de francos, y el cierre de 26 sitios sobre 350 que mantiene la organización.
«La capacidad de las delegaciones para ayudar a las poblaciones en zonas de conflicto se reducirá», dijo Mardini. El CICR no debe cerrar ninguna delegación por completo, pero se reducirá el número de subdelegaciones o de algunas oficinas. Las áreas en las que el CICR marca la diferencia, donde tiene valor agregado y donde es el único actor en el terreno son prioritarias, subrayó.
Cita, por ejemplo, la continuación de la ayuda humanitaria en las zonas cercanas a las líneas del frente, donde no hay ayuda, o en Nagorno-Karabaj, donde el CICR es el único organismo humanitario internacional con acceso a la región.
Esta crisis de la Cruz Roja es el resultado de varios factores. «El CICR fue tomado por sorpresa por el impacto de la inflación y el financiamiento excesivo de las operaciones en el conflicto entre Ucrania y Rusia, que creó un desequilibrio con las necesidades de financiamiento insuficiente del resto del mundo. Tuvimos que reajustar este desequilibrio urgentemente», dijo Robert Mardini.
«El único pecado del CICR fue pronosticar un presupuesto realista para 2023, similar al de 2022, con solo un aumento del 0,3% en el nivel de gastos en 2022. No se han resuelto conflictos, los costos de los alimentos han aumentado y las promesas no se han materializado. Muy temprano en 2023, entendimos que la institución experimentaría un déficit proyectado de 700 millones. Hemos recaudado 350 millones de francos suizos y reducido los costes a la misma escala», añadió.
La crisis que enfrenta el CICR es la de un «sistema humanitario que necesita ser repensado», dijo Mardini, cuyo mandato como director general finalizará en marzo de 2024. «Las necesidades relacionadas con el conflicto entre Ucrania y Rusia estaban bien financiadas al principio (…) como en los primeros años de la guerra en Siria. Luego estaba la fatiga de los donantes», añadió.
El actual Director General desea obtener apoyo financiero, ampliando el círculo de donantes. «Todos los países signatarios de los Convenios de Ginebra son legítimos para apoyar al CICR», subrayó.
Una auditoría externa
Por el momento, el CICR sigue suspendido de la posibilidad de una auditoría externa. Una medida solicitada por 2.500 empleados, que firmaron una carta abierta a tal efecto, para que se arroje toda la luz sobre la gestión de la organización durante la última década y sobre las razones de este fiasco presupuestario.
La presidenta del CICR, Mirjana Spoljaric Egger, que sucedió a Peter Maurer en octubre de 2022, cuando ya existían problemas presupuestarios, dijo que estaba a favor de tal ejercicio. Ya la gestión financiera de la institución está monitoreada de una manera más «estricta», agregó Robert Mardini.
Esta primavera europea, el CICR tuvo que actuar con urgencia y tomar medidas drásticas para ahorrar costos. La situación era lo suficientemente grave como para que el cantón de Ginebra decidiera una contribución excepcional de 40 millones de francos suizos y para que el Consejo Federal diera un paso al frente. El 30 de agosto, respondió favorablemente a una solicitud urgente del CICR para que le concediera una contribución única de 50 millones y flexibilizara las condiciones para el reembolso de un préstamo Covid sin intereses de 200 millones.
«Las necesidades de ayuda humanitaria global nunca han sido tan altas, no minimizamos el impacto que estas medidas tendrán sobre el terreno», dijo Robert Mardini. Sin embargo, habrá que esperar hasta noviembre para conocer el alcance de los recortes en el personal y la infraestructura del CICR en el extranjero, cuando se presente la nueva estrategia de la Institución para los próximos años.
Antecedentes
Desde su fundación en 1863, el objetivo único del CICR ha sido prestar protección y asistencia a las víctimas de los conflictos y enfrentamientos armados. Lo hace mediante la realización directa de actividades en todo el mundo, así como mediante el fomento del desarrollo del derecho internacional humanitario (DIH) y la promoción del respeto de esta rama del derecho por parte de los gobiernos y de los portadores de armas. Su historia trata del desarrollo de la acción humanitaria, de los Convenios de Ginebra y del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Es una Institución independiente y neutral, su cometido emana esencialmente de los Convenios de Ginebra de 1949. Sito en Ginebra, Suiza, emplea a unas 21.000 personas en 100 países; su financiación estriba principalmente en los donativos voluntarios procedentes de los Gobiernos y de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, de organizaciones supranacionales (como la Unión Europea), y de fuentes públicas y privadas.
El CICR está dirigido por la Asamblea, el Consejo de la Asamblea (órgano subsidiario de la Asamblea en que ésta delega algunas de sus competencias) y la Dirección (órgano ejecutivo). La Asamblea, integrada por 15 a 25 miembros, son todos de nacionalidad suiza. Cada año el CICR hace llamamientos para sufragar los gastos previstos sobre el terreno y en la sede. Si las necesidades sobre el terreno se incrementan, emite llamamientos adicionales. El CICR da cuenta de su labor y de los gastos que realiza en su informe de actividad.
Una competencia desigual: el filantrocapitalismo
En el siglo XXI se produce una irrupción de filántropos multimillonarios como es el caso de Bill Gates, Warren Buffett y Soros, entre otros, que crean fundaciones que gestionan con técnicas empresariales para dirigir los resultados de sus actividades no lucrativas, una característica que Matthew Bishop, editor de The Economist, bautizó con el nombre de filantrocapitalismo neologismo formado por filantropía y capitalismo.
Con estas fundaciones, los “filántropos” ejercen una gran influencia en los gobiernos de un mundo ya globalizado, de los cuales los organismos internacionales no están ajenos, pero que intrínsicamente se genera una competencia salvaje de lo humanitario. La publicidad que se hace de las grandes donaciones filantrópicas ayuda a mejorar la imagen de marca del donante, de manera que se le asocia una percepción de compromiso con la sociedad.
Las empresas que realizan este tipo de donaciones se benefician de una ventaja competitiva fruto de esta mejora de su propia imagen pública, además de poseer importantes ventajas fiscales. Los efectos colaterales del fuego amigo esta dejando el tendal de una peligrosa locura que hunde aquellos enciclopedistas del siglo de la luces, en las penumbras de la historia.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra ex miembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)