Utopía a tiempo completo
¿Se imaginan al Ministro de Economía proponiendo la desaparición de las monedas de curso legal? Todo el metálico y el papel eliminados para hacer lapiceros y cuadernos para un nuevo curso, los cursos escolares. ¿Y cuántos días ejercería una Ministra de Defensa que recolectara todo el armamento militar de las casernas y lo destruyera para fabricar arados y azadas? Me dirían lo que me dijo Alberto Acosta, que ejercen de locos a tiempo completo. Pero qué locuras más necesarias. Como la del propio Alberto que, loquito a tiempo completo, saca horas extras para continuar tejiendo realidades con los hilos utópicos de la humanidad.
Experto en energías que emanan de la Tierra, trabajó muchos años en todo eso. Como gerente de importantes compañías petroleras diseñaba proyectos y vendía petróleo. Tan excelente era su rendimiento que al actual Presidente se le ocurrió nombrarlo Ministro de Energías, Minas y Petróleo del Ecuador, ese país que descansa en medio del mundo sobre uno de los mantos petroleros más significativos del Planeta. Lo que ocurrió previamente al nombramiento, en esos años de negociante de petróleo, entre la Selva Amazónica y Alberto, lo desconozco porque las pasiones sólo lo son mientras siguen escondidas. Pero sus ojos le delatan cuando cuenta, -¿sabes que en un solo árbol de la Amazonía viven más especies de escarabajo que todas las especies que existen en Europa? ¿Sabes que la explotación del petróleo es responsable directa de la desaparición completa de varios pueblos indígenas amazónicos? La extracción del petróleo tiene una correlación directa no sólo con los incrementos de CO2 que asfixian al planeta, sino también con el aumento de la pobreza en las capas sociales más castigadas del Ecuador.
Y el Ministro recién llegado propuso dejar en el subsuelo el mayor yacimiento de petróleo ecuatoriano no explotado aún que se esconde bajo el parque nacional del Yasuní. Su brillante chifladura contagió al Presidente Correa y ahora esa idea es ya un proyecto político que avanza. Ojala para que los seres humanos y no humanos, los bosques, las aguas y los cielos de un pedacito amazónico caminen, florezcan y manen en paz.
Hasta aquí, hasta dónde está usted en este momento, ese beneficio está llegando. Respire.
Gustavo Duch Guillot