Venezuela: alza, chantaje y caída de la oposición

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En un artículo truculento, lleno de fantasías y lucubraciones sin fundamento, titulado Charreteras estratégicas publicado en la Web Informe21.com, la articulista y agente imperial Marianella Salazar sugiere que existe una situación caótica en la Fuerza Armada, con facciones enfrentadas, temerosas por la enfermedad de Chávez, con el planteamiento de escenarios de violencia con participación militar en supuestas reuniones de altos mandos marcadas por los recelos y los enfrentamientos.| NÉSTOR FRANCIA.*

 

Acudiendo a argumentos que ella misma ayuda a fabricar, Salazar aduce que
“Se plantearon diversos escenarios, entre ellos, situaciones violentas que puedan generar un caos (propiciadas por los llamados “narcogenerales”, apoyados por cubanos, elementos de las FARC y la milicia), que obligue a posponer las elecciones”.

 

En realidad, esta señora es un personaje menor, una especie de farandulera mediocre prestada al “análisis político”; representa, sin embargo, a un sector ultra-radical de la oposición, que incluye a militares retirados, y que están entregados a la conspiración, a la espera del menor desbarajuste político y social, para actuar en combinación con factores externos a fin de dar al traste con el orden constitucional.

 

En este momento, estos sectores parecen estar en desventaja, por la estabilidad política y social que reina en el país, y porque es difícil que puedan actuar con la base social escuálida desmovilizada en la calle y pendiente de las elecciones más que de otra cosa. Pero hemos previsto, e insistimos en ello, que la candidatura de Capriles Radonski se diluirá más temprano que tarde.

 

Ahora está en alza, por decir algo, debido al ruido que levantaron las primarias de la oposición (en parte con nuestra descaminada e involuntaria colaboración) y a la novedad de su presencia solitaria en la liza contra Chávez.

 

Pero el discurso vacío, repetitivo y mediocre del majunche designado pronto se hará evidente, así como la gran diferencia entre el liderazgo de Chávez y los aspavientos de este personajillo de la ultraderecha. En ese momento la desesperación puede aconsejar mal a muchos y el sector ultra-radical de la derecha puede cobrar fuerza.

 

No parece fácil que logren desestabilizar al país, pero si así lo deciden contarán con medios de comunicación, abundantes recursos, ayuda foránea, oficiales de la derecha e incluso de paramilitares y hasta mercenarios. A pesar de que son situaciones diferentes, de todos modos debemos vernos en el espejo de Libia y de Siria, y no dormirnos en nuestros laureles.

 

El chantaje como arma política

 

Una de las estratagemas que está usando la burguesía para enfrentar las políticas populares del gobierno es la del chantaje. Es el caso del presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela, quien ha dicho que la revisión de los precios en ese sector hace inminente la desaparición de los medicamentos:
“Vamos a llegar a la escasez… Nos suben la unidad tributaria, y hacen una revisión periódica de los precios, pues claro que vamos a llegar a la escasez, estamos pensando en la salud y no en alimentos, si falta el aceite, por ejemplo, pues ya veremos con qué vamos a freír las cosas pero con las medicinas no pasa igual”.

 

Todos quienes consumimos medicamentos regularmente en Venezuela somos testigos de las constantes y desmesuradas alzas en los mismos. Nuestra salud está sometida a los intereses mezquinos de canallas como Ceballos. Nuestra Constitución establece que la salud es un derecho. En su artículo 83, reza que
“La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios. Todas las personas tienen derecho a la protección de la salud…”.

 

De manera que la sola amenaza de Ceballos es una violación de la Constitución, en la medida en que pretende desconocer el papel del Estado. Es la lucha permanente entre los conceptos del capitalismo neoliberal y del socialismo revolucionario. En algún momento futuro, ojalá que no muy lejano, el Estado tendrá que ejercer dominio mayoritario en la producción y distribución de los medicamentos, como parte de su función de garantizar la salud del pueblo.

 

Otro caso que queremos señalar, en el mismo sentido del chantaje, es el de las declaraciones del presidente de Fedecámaras en Carabobo, Antonio Landaeta, quien ha dicho “No queremos comprar un producto más barato con menos calidad”, refiriéndose a la posibilidad de que las empresas que producen los 19 rubros regulados a la baja por el gobierno tomen esa medida para “mantener los costos acordes con los precios recién sugeridos por la Superintendencia Nacional de Costos y Precios Justos (Sundecop)”.

 

Lo que plantea Landaeta, en dos platos, es un método para burlar la acción del Estado y engañar a los consumidores ofreciéndoles por los precios regulados productos desmejorados, saltándose a la torera el meollo del asunto, a fin de mantener las altas ganancias de estos caníbales.

 

Se trata de un llamado a desconocer la autoridad del Estado y de una vulgar incitación al delito. El Estado debería tomar cartas en el asunto.
——
* Periodista.

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