Hay varios miedos de clase media que van a ser explotados en lo que resta de la campaña, por ejemplo el temor a perder la propiedad. Aun cuando la mayoría no se sea propietaria de nada: funcionó en del referendo de la reforma constitucional (2007), y los estrategas mudistas suponen que puede funcionar aún a estas alturas.
Por el otro lado puede ser que juegue otro temor, el miedo de perder todos los beneficios sociales que se han logrado en los últimos años bolivarianos, habida cuenta de que el programa opositor es netamente privatizador e implica un retiro del Estado de la economía en general. Significa un desmontaje de todo el aparato jurídico que sostiene a la estatal petrolera Pdvsa, lo que traerá aparejado el desabastecimiento y la disparada de todos los precios de los servicios básicos como el, agua, la electricidad, etc, etc
Pero también existe un tremor a que la paz social sea amenazada por una arremetida fuerte contra el chavismo.
Fin del triunfalismo
Lo sucedido con las elecciones internas de las oposición, señala Javier Biadeau, permite desechar las ilusiones triunfalistas, pasar a un análisis riguroso y descarnado de la situación de la correlación de fuerzas electorales y políticas entre el campo bolivariano y el campo opositor.
Sin este análisis, añade, no hay mapa para la lucha, para la estrategia y la táctica que apunten a la recuperación y reagrupamiento urgente de las fuerzas del proceso popular constituyente y de la revolución bolivariana que se activo en 1998 (no del “chavismo oficial y burocrático” que se enquistó luego del triunfo electoral del año 2006), y cuya promesa aún desdibujada sigue siendo el Gran Polo Patriótico (GPP).
Mercedes Chacín señala que desde el chavismo hubo poca preparación, poco estudio ; se creyó, contagiado del mismo síndrome de disociación psicológica que afecta a los opositores, que por una cuestión divina, casi metafísica, los 5 millones y pico de personas que votaron por la oposición en las parlamentarias, se convertirían en un millón. ¿De dónde salió esa convicción?
Hoy nadie duda de la seriedad de la enfermedad presidencial y por ello queda desestimada la posibililidad que se trate de un manejo comunicacional para“enervar pasiones y aglutinar la gente alrededor de la misión lástima”. Lo que llama la atención es que para poder tener un acercamiento a lo que realmente está pasando, un venezolano tipo debe escuchar lo que dice la oposición, porque la credibilidad de los voceros oficiales (Diosdado Cabello, Andrés Izarra) quedaron en el piso.
Cuidar su salud es la única vía para lograr su recuperación. Y últimamente–coinciden los analistas- a Chávez se lo vio excedido en sus actividades institucionales y partidistas, en su quehacer diario, como si nada hubiese pasado.
Desde las filas chavistas se hace un llamado urgente a retomar la discusión sobre lo imprescindible del liderazgo de Hugo Chávez, y el error que esto representa para el socialismo bolivariano, habida cuenta que un proceso socialista no puede depender permanentemente de un hombre, si realmente queremos hablar de un proyecto a media y largo plazo.
Lo cierto es que cada vez que el Presidente presenta algún inconveniente de salud, la revolución tambalea porque siente la posibilidad de quedarse huérfana, y para un proyecto revolucionario eso es un fatal error, señala Reinaldo Iturriza.
Para los habituales especuladores políticos, endógenos y exógenos, la reaparición del cáncer plantea dos interrogantes: Quién se quedará con el poder del proyecto chavista –donde la Fuerza Armada aparece como el fiel de la balanza- y quien llenará el vacío estratégico en el pensamiento y praxis política que dejaría la probable incapacitación de Chávez.
El gobierno se prepara para afrontar cualquier adversidad, lo que incluye un «grupo comando» que responderá ante eventualidades (y tratará de evitar filtraciones sobre la salud presidencial), el que estará a cargo de la ministra de la Secretaría de la Presidencia, Erika Farías.
Mientras, el nombramiento del comando (electoral) Batalla de Carabobo evidencia que no dejará que la oposición avance mientras Chávez esté fuera de combate. La responsabilidad recayó en el alcalde caraqueño Jorge Rodríguez que, por su experiencia como presidente del Consejo Nacional Electoral será clave para montar la estructura electoral para el 7 de octubre.
2 marzo 2012 3:04
El presidente Chávez vivirá y vencerá y no habrá poder humano «por ahora» que le gane en estas elecciones y menos en unas futuras de haberlas. La partidocaracia del Puntofijismo de AD y COPEY están liquidados, ellos mismos se mataron, les paso lo de chacumbele…El mismito se mató…No pudieron sacando a Irene Sáez C. y a Alfaro Ucero y colocando a Salas Romer, menos con este aprendiz de candidato que no tiene nada en la bola…Mejor papel haría Claudio Fermin y hasta Eduardo Fernández que Capriles R.