Venezuela: el riesgo conspirativo no es paranoia

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Quizá nunca en una elección presidencial anterior en Venezuela había sido tan clara la intención de la derecha radical de armar una conspiración con base a la creación de la matriz de fraude. Este plan es cada vez más evidente y entraña graves peligros, puesto que no sabemos con qué sorpresas puedan venir. | NÉSTOR FRANCIA.*

 

Nosotros insistimos en que no están dadas las condiciones, ni objetivas ni subjetivas, para que un plan como ese tenga éxito inmediato, pero de todas maneras quizá los radicales de la derecha se atrevan, tal vez pensando que una acción subversiva fuerte, callejera y hasta armada pueda abrir paso a un nuevo camino no democrático del antichavismo, que pueda ser construido paulatinamente.

 

Inclusive es posible, si se da el desaguisado (que se vaya a dar sigue siendo solo una hipótesis, a pesar de todos los indicios), que se produzca una división en la oposición entre los que piensan que conviene seguir transitando la vía democrática después de la victoria de Chávez y quienes consideran que por esa vía Chávez no puede ser derrotado, y que solo queda el camino de la subversión, incluido el terrorismo armado. Todo esto está por verse.

 

Entretanto, los voceros de la derecha radical siguen abonando a la matriz de que el triunfo de Capriles es seguro y que, por tanto, Chávez solo puede vencer por medio de un fraude.

 

Uno de los más conspicuos representantes de ese sector, el General golpista Carlos Peñaloza, lo reafirma:
“La única forma en que pudiera ganarle (Chávez) a Capriles el 7-O es mediante el fraude, pero no lo permitiremos. El voto masivo es el antídoto contra el fraude. Si lo intenta, debe atenerse a las consecuencias. Pérez Jiménez cometió fraude el 15 de diciembre de 1957. Cinco semanas después, el 23 de enero de 1958, huyó despavorido.
«Como en esa oportunidad, ahora estamos preparados para pagar el precio que sea necesario por nuestra libertad. Es mejor que acepte la derrota y aborde el chupa-dólares rumbo a La Habana”.

 

No hay que ser muy avisado para notar las amenazas que este párrafo contiene.

 

Otro ultraderechista, Diego Arria, escribió:
“La oposición ha llevado a cabo una campaña energética y positiva, en la que el juvenil Capriles ha ido a pie de estado en estado, hablando directamente con los votantes. Pero la oposición sabe demasiado bien que Chávez todavía guarda en la manga su mejor y más letal carta: si fabricar un sangriento conflicto civil es lo que hace falta para mantenerlo en el poder, tratará de hacerlo. Pero en esa situación, las fuerzas armadas tendrán la última palabra”.

 

La subversión militar es, por supuesto, uno de los puntales en el plan conspirador. El sábado se realizó un coloquio en el Hotel President de claro corte militar-subversivo. Allí participaron dos generales retirados, Guaicaipuro Lameda y Antonio Rivero, y también la tarifada y conocida vocera de la conspiración militar. Fue un acto pleno de insinuaciones sobre la futura acción militar subversiva en Venezuela. Lameda hasta dijo haber hablado con un general activo, cuyo nombre mantuvo en reserva, que le habría asegurado que la Fuerza Armada no permitiría el “fraude”.

 

No dudemos ni un momento que hay factores militares activos organizados vinculados a la derecha radical. En Venezuela hay varios miles de oficiales que son parte de la sociedad, por los que en ellos se hacen presentes todas las tendencias, aunque sin duda la mayoría está comprometida con la democracia. Pero la derecha solo necesita unos cuantos altos oficiales para armar una matriz de insubordinación militar, como hicieron antes y durante el golpe de 2002, y luego con el “goteo” militar de la Plaza Altamira.

 

Con unos cuantos oficiales desleales y fuerzas paramilitares camufladas (como se hizo en Libia en Siria) se puede desencadenar una ficción de división en la Fuerza Armada y montar un escenario parecido a los del Medio Oriente. Son solo hipótesis, pero todo eso ha pasado también por la cabeza de los conspiradores.

 

Otros hechos abonan a la probabilidad de violencia en torno a las elecciones. Ayer el comando de campaña opositor habló de un supuesto plan de sabotaje a un acto de Capriles en La Pastora. Eso sirvió a Armando Briquet, el jefe de ese comando, para hacer nuevas amenazas:
“Si el gobierno no sale a condenar los hechos de este tipo, estará siendo corresponsable de los hechos de violencia que ocurran en los próximos 28 días” ¿Está ofreciendo este fascista un final sísmico de la campaña?

 

Ahora bien, el problema de la derecha no estriba solo en que es vox populi que está perdiendo las elecciones, sino además que anda cometiendo notables errores. Ahí tenemos el caso del simulacro electoral del 2 de septiembre. Leopoldo López anunció unos números que supuestamente daban una “victoria” de Capriles en la totalización.

 

Lo que no esperaban los fascistas es que la respuesta de los revolucionarios fuese tan hábil y contundente. No solo que se anunció números muy diferentes a los de López, sino que además se tuvo el acierto de solicitar la totalización por parte del CNE y de pedir a la oposición que acompañara dicha solicitud, a ver quien decía la verdad. La solicitud, que fue hecha en primera instancia por el jefe del Comando Carabobo, Jorge Rodríguez, fue refrendada luego por Chávez. Al negarse la derecha a la totalización, quedó completamente al descubierto en su mentira.

 

Ahora, en el colmo de la estulticia y ya atrapados en su patraña, la derecha trata de enmendar el capote con un nuevo error: desdiciéndose solapadamente con afirmaciones que demuestran una vez más el alto grado de irresponsabilidad con que actúan. Armando Briquet, por ejemplo, afirmó que “el simulacro del domingo 2 de septiembre, solo fue un partido amistoso, por lo tanto nadie puede atribuirse la victoria del simulacro, ya que el resultado no influye, porque lo que puso a prueba fueron las tácticas de los dos equipos antes del torneo”.

 

Aparte de que todo el mundo sabe que fueron ellos los que comenzaron a hablar de totalizaciones, esta declaración es una manera mal disimulada de reconocer que los números anunciados por Jorge Rodríguez son los verdaderos.

 

Lo mismo podemos decir de esta declaración de Ramón Guillermo Aveledo:
“Todos los actores obtuvimos valiosos aprendizajes. Su propósito no era hacer una encuesta o anticipar la elección, lo cual hubiera sido impropio del Poder Electoral, por eso no sirvió para esos fines. Así que nadie puede hablar de un ganador… En cierto sentido, todos ganamos, en la medida en que cumplimos nuestros respectivos objetivos”.

 

Pero no se puede tapar el sol con un dedo. La periodista de Ultimas Noticias Luz Mely Reyes, insospechable de chavismo, lo dejó claro:
“El pelón inicial aquí fue de Leopoldo López con unas declaraciones que fueron atajadas hábilmente por el Comando Carabobo. Con esas cosas no se juega. Afortunadamente privó la sensatez”.

 

Otros errores de la derecha desesperada salieron a flote durante el fin de semana. Como ese de Capriles de andar otra vez pidiendo un “debate” con Chávez. A diferencia de algunos otros países, en Venezuela es claro que quien pide debate está perdiendo, y quien se niega a caer en eso, está ganando. Pasó con Salas Römer y también con Rosales.

 

El asunto lo plantea muy bien el politólogo Nicmer Evans:
“El llamado de Capriles es la aceptación pública de que va perdiendo y que necesita igualarse al ganador para reposicionarse en esta última etapa de campaña… El que va ganando no tiene la necesidad de levantar y recolocar el nombre de su opositor, y es lógico que el Presidente no lo acepte, no porque no tenga que debatir, sino que sería darle espacio a su adversario”. Amén.

 

Otro error (¿acaso no se dan cuenta de tantas metidas de pata?) es la reacción que tuvo el partido Un Nuevo Tiempo a la declaraciones de su dirigente William Ojeda. En ese sentido ha resultado peor el remedio que la enfermedad, pues al expulsarlo sin fórmula de juicio, se mostró el rostro intolerante y antidemocrático de esa derecha inepta.

 

Las últimos declaraciones de Ojeda son lapidarias:
“Me da tristeza que una parte de Un Nuevo Tiempo haya sido susceptible a presiones de determinadas instancias heridas por nuestro pronunciamiento en contra de trasnochos neoliberales y hayan protagonizado nada menos que uno de los juicios políticos sumarios más cortos de la historia republicana. Una hora bastó para juzgárseme y condenarme”.

 

Para remate hay que mencionar el vídeo de Capriles, trasmitido ayer, refiriéndose a las misiones. Es una pieza abiertamente defensiva, en la que el candidato de la burguesía trata de escapar desesperadamente del estigma de neoliberal que comienza a marcarlo como la lepra. Hace tantas promesas que difícilmente alguien pueda creerle. Presenta unos testimoniales absolutamente fríos y notablemente ensayados. Una vez más, el candidato se nota inseguro y rogando casi que voten por él. Es una torta en esta etapa de la campaña.

 

Ahora bien, a pesar de tantas marfiladas, el candidato de la derecha tiene asegurado sus milloncitos de votos. El voto escuálido duro, una vez más, no será por su candidato, sino contra Chávez. El problema para la derecha es que estos errores le alejan el voto de los indecisos o de su votación blanda, y los empujan para el otro lado o, como mal menor para ellos, a la abstención.

 

Pero, hay que decirlo, nosotros también estamos cometiendo nuestros propios errores, como el garabato que hemos armado con el tema del programa neoliberal de Capriles.

 

Por supuesto, estos errores no han evitado que la correcta orientación de Chávez de denunciar y desenmascar ese programa esté dando resultados, sobre todo porque se ha puesto a muchos votantes blandos e indecisos a dudar sobre la probidad y las intenciones del candidato burgués. A eso han ayudado bastante las declaraciones de De Lima y sobre todo de Ojeda, pero no tanto algunos comunicadores nuestros, aparentemente mal informados, que insisten todos los días en poner como referencia el documento mostrado por David De Lima. Aquí, como hemos dicho, no se trata de si ese documento es auténtico o no, sino de que no hay manera de probarlo. No es un documento reconocido oficialmente por la MUD ni firmado por su candidato ¿Cómo comprobar que no es un documento forjado? Pues no hay manera de hacerlo.
El documento oficial de la MUD es el que sirve de base al libro del periodista Romain Migus, el que sí fue firmado el 23 de enero por los precandidatos de la derecha, el que aparece en la página oficial de la MUD (todavía ayer seguía allí, exactamente igual, como pudimos comprobar personalmente), el que se titula “Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional (2013-2019)”, es mucho más concluyente y prolijo en su carácter neoliberal que el presentado por David De Lima.

 

Por eso nosotros hemos decidido no hablar más de De Lima ni de su documento en nuestro programa televisivo de ANTV para no contribuir a la confusión. En ese programa, no nos detendremos en el análisis del verdadero programa oficial de la MUD, citándolo con su nombre propio. Al confundir algunos comunicadores nuestros los dos documentos, le hemos facilitado a la derecha hablar de documentos forjados ¿Será que caímos por inocentes? Aun más ¿Tenemos derecho a ser inocentes a estas alturas del juego?

 

El caso de la supuesta masacre de los yanomamis es un ejemplo clásico de cómo se montan las ollas mediáticas. Para los medios contrarrevolucionarios no es mayor problema la veracidad de este tipo de “informaciones”, sino el efecto que causan. Cada vez es más claro que la presunta masacre es falsa, pero no por eso ha dejado de abonar a la sensación de temores y zozobra que la derecha quiere generar.

 

La falsa matriz fue inclusive respaldada por factores internacionales, como agencias de noticias, medios de distintos países, la CIDH y la ONG “Survival International”, estas dos últimas dando el hecho como cierto al tiempo que “exigiendo” una investigación que ya se estaba haciendo. La verdad es que nuestro Gobierno actuó con rapidez, responsabilidad y eficiencia pero para la derecha el mandado, parcialmente, está hecho, sobre todo porque montaron esta olla criminal inmediatamente después de la masacre de Amuay.

 

Como decía el poeta Andrés Eloy Blanco, “Cosas que no son de ley siempre resultan un fiasco”. Es el caso del nuevo comunicado publicado ayer por el movimiento fascista virtual 2D, encabezado por Miguel Henrique Otero, titulado “Paz en Colombia ¿paz en Venezuela?”, donde se dice dos de estas cosas que “no son de ley”.

 

Una es la siguiente, referida a Chávez
“Está escrito que años atrás solicitó el reconocimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia como ‘fuerza beligerante’, y abogó por que la comunidad mundial les otorgase una calificación que habría tenido graves implicaciones para Colombia. El tiempo de tan irresponsable audacia quedó atrás”

 

¡Cómo! ¿Acaso el acuerdo de diálogo no es un reconocimiento a las FARC como “fuerza beligerante”? ¿Es posible abrir un diálogo sin que las partes se reconozcan mutuamente como beligerantes? ¿Y la aprobación mundial no es acaso un reconocimiento de la “comunidad mundial” a tal beligerancia? ¡En verdad que estos fascistas son un fiasco!

 

Y la otra, también sobre Chávez: “Sería conveniente que, en vísperas del 7 de octubre, rectifique su discurso guerrerista, y prometa someterse a los dictados de la Constitución nacional”.

 

Otra vez: ¡Cómo! ¿Acaso no ha sido Chávez el único candidato que ha dicho públicamente y en voz alta que reconocerá los resultados que anuncie el CNE, sean cuales fueren?

——
* Periodista.

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1 comentario
  1. jorge dice

    La derecha pretende justificar un futuro conflicto armado para desestabiizar al gob constitucional, no es casualidad que colombia pretenda desmobilizar a las FARC pues desde sus fronteras vendrá la amenaza con mercenarios armados hasta los dientes, el gobierno de Santos no es un gobierno amigo de Venezuela, el presidente Santos es un enemigo clamuflado y peligroso.

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