Venezuela en Mercosur: El nacimiento de “la quinta potencia mundial”

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Venezuela es el primer país en alcanzar status de miembro pleno fuera de los cuatro países fundadores.  “La quinta potencia del mundo”: con esas palabras, la presidenta de Brasil y anfitriona, Dilma Rousseff, graficó la dimensión que alcanzará el Mercosur tras el ingreso de Venezuela, ratificado ayer en Brasilia durante una cumbre de la que participaron los presidentes de todos los países del bloque (con excepción de Paraguay, que se encuentra suspendido luego de la interrupción del gobierno de Fernando Lugo)

En el mismo sentido, Cristina Kirchner destacó que “la incorporación de Venezuela cierra definitivamente la ecuación de lo que va a ser este siglo XXI: energía, minerales, alimentos y ciencia y tecnología”. Hugo Chávez calificó este espacio como “la locomotora más grande que existe para preservar la independencia y acelerar el desarrollo integral de Latinoamérica”. Y José Mujica destacó: “Nunca a lo largo de la historia tuvimos una oportunidad como ésta: es ahora o nunca y el desafío es enorme”.

Los números son elocuentes: con el ingreso de Venezuela el bloque contará con un PBI de 3,3 billones de dólares (el 82,3% del Producto Bruto total de Sudamérica), un territorio de casi 13 millones de kilómetros cuadrados y más de 270 millones de habitantes, que es decir que siete de cada diez sudamericanos serán ciudadanos del Mercosur. De todas formas, no faltan desafíos por delante para consolidar este proceso, como se ocuparon de destacar, cada uno a su modo, los cuatro mandatarios en el mensaje que dieron desde el palacio de Planalto pasado el mediodía, una vez que, concluido el plenario, se terminaron de ajustar los detalles que quedaban por resolverse antes de poner las firmas.

En ese sentido, Cristina Kirchner (encargada de cerrar la ronda de discursos) hizo énfasis en la necesidad de “crear, más temprano que tarde, los instrumentos y las instituciones que tornen indestructible e indivisible este nuevo polo de poder, que preserven esta nueva realidad de poder que se construyó con gran dificultad”. Esa (la falta de una institucionalización mayor de las relaciones entre los miembros del Mercosur) ha sido una de las grandes deudas del proceso de integración y “la idea es aprovechar el empuje que significa el ingreso de Venezuela para avanzar en ese sentido”, le explicó a Página/12 uno de los miembros de la delegación argentina.

“Estamos dispuestos a llevarla adelante –insistió la Presidenta–. De modo tal que cuando nosotros no estemos, ya que somos meras circunstancias de la historia, estén los hijos de nuestros hijos para cuidar esto que no es ni de Hugo ni de Dilma ni de Pepe ni de Cristina, sino de los pueblos que nos eligieron democráticamente para que gobernemos su economía y también, en definitiva, su presente y su futuro.”

A su turno, Mujica había destacado otro desafío: “No se trata de ser los más ricos del planeta, sino los más felices”, aseguró. También destacó la necesidad de que el proceso de integración beneficie a toda la población del bloque, en particular a los pobres. “En América latina nos costó mucho ser libres. Tenemos que transformar la libertad de los pueblos en una causa –pidió el uruguayo–. Ser libres es no ser esclavos de la necesidad, es tener la garantía elemental de lo que se precisa para vivir, pero después tener tiempo para vivir y gastarlo en aquellas cosas que a cada cual lo motivan. La inmensa mayoría de nuestra multitud no puede ser libre.”

Por su parte, Rousseff, quien como anfitriona destacó la magnitud que adquiere el Mercosur a partir de ahora, “desde la Patagonia hasta el Caribe” envió un mensaje a “los sectores empresariales de toda la región” invitándolos a “participar activamente de este proceso”, destacando otro desafío: el de conseguir que la sinergia alcanzada a nivel gubernamental se expanda a otras áreas que son de vital importancia para el desarrollo de la región, en particular con la idea de “avanzar con la industrialización” para cambiar la matriz productiva de Sudamérica.

“Nuestro norte es el sur”, celebró, en tanto, Chávez, el ansiado ingreso de Venezuela (que había solicitado en 2006 y permanecía trabado por la negativa del Senado paraguayo). “Ahora estamos donde deberíamos haber estado siempre. Ahora estamos localizados en nuestra exacta dimensión geopolítica. Este es nuestro sitio, nuestra esencia”, destacó, visiblemente emocionado. También evocó a los ex presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez por el rol que tuvieron en la etapa de transformación en la que ingresó la región hace una década. “Tengo seguridad de que a partir de hoy entramos en un nuevo período de aceleración de la historia que estamos construyendo, de aceleración de la geografía, de cambios políticos, de cambios profundos. En los próximos años veremos más cambios en la región de los que hubo en estos 200 años”, concluyó.

Luego del plenario, que se extendió más de lo previsto, los presidentes cruzaron hasta la bellísima sede de la Cancillería brasileña, el Palacio de Itamaraty, donde compartieron un breve almuerzo: para entonces ya eran más de las cuatro de la tarde y los primeros en llegar estaban en reuniones desde temprano a la mañana (cuando Rousseff mantuvo bilaterales con Mujica y con Chávez). A su término, Mujica fue directo al aeropuerto; la brasileña, a su residencia, mientras que CFK y el presidente venezolano se acercaron hasta la embajada argentina para firmar una declaración presidencial respecto de la cooperación en materia energética entre YPF y Pdvsa (ver página 4).

Por delante queda un arduo proceso para que Venezuela se adapte normativamente al bloque, un proceso que tomará cuatro años, según dispusieron los cancilleres de los países miembro: el argentino Héctor Timerman, el uruguayo Luis Almagro, el brasileño Antonio Patriota y el venezolano Nicolás Maduro. El primer paso será adoptar la nomenclatura del Mercosur, luego el Arancel Externo Común y, por último, la desgravación de tarifas respecto de los otros socios, explicaron ayer. En paralelo, advirtieron fuentes diplomáticas argentinas, “el bloque deberá seguir consolidando las relaciones entre los viejos miembros, resolver la cuestión de Paraguay y empezar a pensar en seguir ampliándose”. Tal como enfatizaron los cuatro presidentes: sólo quedan por delante más desafíos.

¿El dolor enseñó?
Martín Granovsky

A veces los discursos son retóricos y, a veces, se encarnan en la historia real. Ayer, en Brasilia, cuatro presidentes buscaron darle dimensión histórica a la integración sudamericana. Lo hicieron como marco para la entrada de Venezuela al Mercosur en condición de miembro pleno. En conjunto pintaron un cuadro rico en argumentos que surgen de tendencias concretas. Cristina Fernández de Kirchner, Dilma Rousseff, Hugo Chávez y Pepe Mujica hablaron del mundo y de la región.

En un discurso útil para no seguir mencionando solo de viento de cola y tampoco para desperdiciarlo, Mujica dijo que “vivimos en el continente más rico en materia de recursos, y el mundo ha dado una vuelta de tuerca insospechada”. Interpretó que “un buen día parece que en Asia se dedicaron a empezar a comer y han cambiado los términos del intercambio”, una alusión a cuánto valen en el mercado los bienes que exporta Sudamérica y cuánto pesa ese valor en la balanza del comercio exterior. Agregó Pepe: “Hoy paradojalmente el mundo industrial está en crisis y, sin embargo, parece que los que están pobres son ellos y que nosotros la estamos llevando bastante bien. ¿Hay un poco de acierto porque el dolor enseñó y un poco de acierto porque estamos en otro mundo? Lo cierto es que nunca antes en la historia de América latina hemos tenido una oportunidad como ésta. Hubo hombres grandes en su visión, pero los coronó el fracaso porque el compás histórico no los acompañaba”.

Cristina, que cuando nombró a Mujica lo llamó “Pepe, compañero” como para subrayar voluntad de acuerdo en medio del conflicto por el dragado, se refirió a una frase de Chávez sobre que en 1999 él, como presidente, estaba solo. “No era personal”, dijo la Presidenta. “Millones de excluidos de América latina también estaban solos.” Recordó a Luiz Inácio Lula da Silva y a Néstor Kirchner, que asumieron en el 2003, como una forma de compañía de Chávez y de compromiso con la construcción regional. Al comentar la incorporación de Venezuela, pidió “crear instituciones e instrumentos que tornen indestructible e indivisible” lo que definió como un nuevo polo de poder en medio de una crisis generada, en su opinión, no por el precio de las materias primas sino “por la inseguridad financiera, los bonos basura y los paraísos fiscales donde hay 400 millones de millones de dólares, en parte fruto de la evasión impositiva en Sudamérica”.

Dilma dijo que haciendo un ranking, luego de las economías de los Estados Unidos, China, Alemania y Japón el Mercosur en su nueva integración queda en quinto lugar. El 70 por ciento del PBI lo aporta Brasil. Para ella, la clave será “buscar recursos en todos los mecanismos de crédito dentro y fuera del Mercosur para proyectos, porque hay proyectos aprobados por mil cien millones de dólares”. Ayer, justo, el ex jefe de la Casa Civil José Dirceu recogió en su blog un análisis del presidente del poderoso Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, Luciano Coutinho. Dijo el economista que Brasil tiene condiciones para un crecimiento anual sostenido superior al 4 o 5 por ciento en los próximos años, cifra alta en medio de un mundo que se desmorona.

Dilma dijo que la integración es también una condición de viabilidad del desarrollo nacional de cada país y a lo mismo apuntó Chávez en su discurso. “A nosotros nos interesa muchísimo salir del modelo petrolero, impulsar el desarrollo agrícola, con más de 30 millones de hectáreas disponibles. También nos interesa el desarrollo industrial. Tenemos hierro, bauxita, piedras preciosas, minerales estratégicos… Es la más grande oportunidad histórica que en 200 años se nos presenta en el horizonte. Necesitamos tres millones de viviendas más. Ya hay trabajando técnicos de Rusia, de China, de Irán. ¿Por qué no puede haber constructores argentinos, uruguayos, brasileños?”. Chávez dijo que “el Mercosur es la locomotora más grande que existe para asegurar el desarrollo industrial” como futuro contrario al “modelo rentístico o de factoría petrolera que le fue impuesto a Venezuela desde principios del siglo XX”.

En todo caso, las reservas petroleras certificadas de Venezuela, que alcanzan los 297.570 barriles, se combinan con otros dos números del nuevo Mercosur: un mercado de 247 millones de habitantes y un producto de tres millones de millones de dólares anuales.

*Publicadas en Páina 12

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