Venezuela: hora de pensar en Siria

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Comenzaremos por referirnos a la situación de Siria, ya que no es posible verla sin pensar en la situación venezolana actual y los planes que acarician el imperialismo y la burguesía de cara al futuro en nuestra nación. Lo primero que tenemos que considerar es el hecho de que nos enfrentamos a un enemigo formidable del cual se puede esperar cualquier cosa. Aquí no vale hacerse ilusiones de ningún tipo y comprender que lo sensato es esperar acciones intervencionistas y violentas en grado impredecible.| NÉSTOR FRANCIA.*

 

¿Cuándo? Miente quien diga saberlo y, viendo las realidades actúales, ni siquiera podemos afirmar que se trata de una fatalidad, una consecuencia inevitable, pero sí que es de una probabilidad para nada despreciable y, por tanto, que debemos prepararnos material y espiritualmente para una salida más o menos cruenta en este enfrentamiento histórico.

 

Cuando aludimos la potencia del imperio y la burguesía no nos referimos tan solo a su poderío militar gigantescamente desproporcionado, sino además a su dominio político y cultural.

 

En lo cultural, vemos, por ejemplo, como un negocio mega-millonario y cada vez más inmerso en la lógica capitalista, las Olimpiadas, se convierte en la gran preocupación de todos nosotros y en el centro de atención mediática de prácticamente toda la Humanidad. Claro, el deporte es hermoso, con mucho de arte. Pero muy pocos denuncian sus miserias, que aumentan sin cesar en la medida en que esta actividad se convierte cada día más y más en otra mercancía del capitalismo global.

 

En lo político, el gran poder imperial queda de bulto en la más reciente y totalmente desequilibrada resolución de la Asamblea General de la ONU sobre Siria. Esta decisión contraria a la soberanía de los países y los pueblos, que en la práctica condena al gobierno de Bachar al Asad y es absolutorio de los desmanes de las fuerzas terroristas —y en buena parte invasoras— de la oposición siria, fue aprobada con el apoyo de 133 países, incluidos la mayoría de naciones latinoamericanas, 12 en contra y 31 abstenciones, y recibió el voto afirmativo de los países del Mercosur (Brasil, Argentina y Uruguay), exceptuando a Venezuela y, por supuesto, de casi todos los países de la Unasur, salvando los casos de nuestro país, y de Bolivia y Ecuador. Esto habla del gran poder político que mantiene el Imperio, a pesar de su crisis y sus dificultades.

 

La posición justa en ese sentido la sostuvieron países como Rusia, China, Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Venezuela. Porque aquí no se trata de un juicio en torno a las características del gobierno de al Asad, sino de la defensa de la autodeterminación de los pueblos y de la oposición a las políticas hegemónicas de Estados Unidos y sus aliados mundiales y, en última instancia, de la preservación de la paz mundial y de la vida del pueblo sirio.

 

En ese sentido, el embajador de Venezuela ante la ONU, Jorge Valero (izq.), dijo que la resolución no es objetiva y constituye una intervención en los asuntos internos de un estado soberano e independiente, y lamentó que el texto describa una larga lista de violaciones de derechos humanos atribuidas al gobierno de Siria pero “minimice u oculte los crímenes cometidos por los grupos terroristas y por la oposición armada”. En cuanto a la abortada misión de Kofi Annan, Valero afirmó que “Los guerreristas y los que apuestan por la intervención militar sabotearon sus gestiones de paz”.

 

Una muy buena descripción de la real situación en Siria la ha hecho el analista estadounidense James Petras, a propósito de los actuales combates en Alepo:
“Entre los cientos de capturados terroristas, la gran mayoría son extranjeros, vienen de Arabia Saudita, de Pakistán, de Afganistán, de África del Norte y de Libia donde cometieron muchas atrocidades. Entonces, son personas de afuera de Alepo que entran a Alepo, aterrorizan a la población forzando a miles de personas a salir y tienen nacionalidades extranjeras. Es decir, son terroristas internacionales financiados en parte por Arabia, por Qatar y otros países del Golfo que son dictaduras…

«Tenemos que decir que la guerra en Siria, como podremos ilustrar con el caso de Alepo, es producto de una intervención imperialista utilizando los terroristas islámicos en gran parte y causando la destrucción (…) utilizan esta destrucción, fomentada por los terroristas, como pretexto para gritar ‘crisis humanitaria’ y pedir mayor intervención imperialista. Esos son los dos aspectos.

«El primero es que los terroristas infiltran la ciudad, causan el caos, y con su terrorismo, la salida, la fuga del pueblo sirio. Y desde afuera, entonces, los países europeos y del Golfo utilizan este terrorismo y sus consecuencias como bandera para mayor intervención imperial”.

 

¿Y porque decimos que los venezolanos debemos vernos en ese espejo? Porque existen poderosos factores en el imperio que abogan por un endurecimiento de las políticas de Estados Unidos contra Venezuela, lo cual no sería sino el preámbulo de una intervención militar directa o indirecta. No son factores secundarios, tienen mucho poder y están representados por la candidatura de Mitt Romney que es vocera de esos factores poderosos. A pesar de todo lo que hace Obama para financiar y apoyar a los oligarcas venezolanos, esta derecha ultra radical lo considera aun débil y está muy activa en medios y círculos políticos del país del Norte.

 

Por ejemplo, este fin de semana en El Nuevo Herald, de Miami, aparece un artículo de Jaime Suchlicki, editor del Cuban Affairs Journal, y quien dirige el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, titulado Venezuela una amenaza a la seguridad de EEUU, donde se afirma:
“En los últimos años, la política americana [estadounidense] ha ignorado, o suavemente criticado, a Chávez por su política y actividades. Este mecanismo ya no es viable o prudente. EEUU necesita desarrollar una política que debilite al régimen de Chávez, organice a la oposición y acelere el fin de su mandato.
«Es necesario vigilar y denunciar las actividades entre Irán y Venezuela, y la intromisión de Chávez en Colombia, para obtener apoyo internacional para la política americana hacia la región…
«EEUU también puede debilitar el régimen de Chávez, el de Rusia, Irán y los de otros países, con una política sistemática que baje el precio mundial del petróleo”.

 

Véanse tres aspectos de este fragmento: por una parte se habla de que Estados Unidos debe debilitar a Chávez, organizar la oposición y acelerar el fin del mandato de Chávez
¿Se parece esto o no a lo que se hace hoy en Siria?
Luego se refiere a obtener apoyo internacional para la política de Estados Unidos en la región
¿Es descabellado pensar que somos candidatos a una resolución condenatoria futura de la ONU?
Y, finalmente, se recomienda una política sistemática que baje el precio mundial del petróleo.

 

Se trata de la hoja de ruta de la ultra derecha para los halcones de Estados Unidos y las oligarquías internacionales cómplices.

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Entretanto, en Venezuela los congéneres de esa ultraderecha se siguen preparando para convertir las elecciones del 7 de octubre en un elemento más de radicalización de los planes conspiradores, y han aumentado y profundizado sus ataques contra el CNE. En ese sentido, Fausto Masó escribe:
“¿Vale la pena darle legitimidad a una comedia, la de la supuesta neutralidad del CNE, para someterse a una reglamentación injusta?, ¿o esto representa ceder ante una falsa legalidad?
«No es fácil responder a estas preguntas. Quizá por razones políticas se justificaba firmar en el CNE el acuerdo sobre el reconocimiento del resultado electoral del 7 de octubre, pero nada aconseja que Capriles se quite la famosa gorrita, ya basta de darle legitimidad al brazo armado electoral del chavismo, el CNE…
«La gorrita de Capriles representa una protesta contra un ventajismo que le está quitando el carácter de democráticas a estas elecciones…Votemos aunque lluevan raíles de punta, pero denunciando a gritos que rara vez en América Latina se han celebrado elecciones tan desiguales”.

 

Por su parte, el ex ministro de propaganda de Caldera, Fernando Egaña, habla de
“…la misma burla electoral que se viene repitiendo desde por lo menos el 2003, año en que la satrapía le terminó de poner la mano al CNE, sin que luego la aflojara sino al contrario la apretara. Y cada vez con más fuerza… en realidad se pierde un tanto el tiempo con las diatribas dirigidas al “poder electoral”, porque éste lo que hace es cumplir las órdenes del señor Chávez y de aquellos de sus colaboradores que teledirigen el ‘arbitro comicial’… no se entiende bien que expertos de la oposición política quiebren algunas lanzas a favor del CNE, al tiempo que lancen críticas a los críticos del CNE. Este CNE es indefendible a la luz de los principios constitucionales que deberían pautar su funcionamiento”.

 

Oswaldo Alvarez Paz se suma a la diatriba:
“En el Alto Gobierno hay la convicción de que el CNE, la joya de la corona para el gobierno, independientemente de los resultados, proclamará el triunfo de su candidato. Cualquier reacción en contrario, así sea con las actas de todas las mesas en la mano, será denunciado como subversivo intento para crear inestabilidad. Tratan de convencer especialmente a las fuerzas armadas, sobre la necesidad de cerrar filas ciegamente al lado de las cuatro diosas del Olimpo que integran el organismo”.

 

También interviene otro radical de la derecha, Diego Arria: “Yo sigo viendo al Consejo Electoral como el Ministerio de Elecciones del señor Hugo Chávez, no es un verdadero arbitro, es un organismo tecnológicamente muy sofisticado que tiene una gran capacidad de intimidar al elector”.

 

Rafael Poleo no deja de incidir, una vez más, en las contradicciones existentes entre los “electoralistas” de la oposición y los radicales de ese sector. Poleo aseguró ayer, en su columna Corto y Profundo de El Nuevo País que un grupo de profesionales y técnicos electorales “adictos” a Teodoro Petkoff considera que “el fraude es imposible porque el Comando Venezuela está en capacidad de impedirlo, para lo cual cuenta con testigos en cada mesa y otros recursos”, y lo contrasta con un segundo grupo, entre los que se incluye, que solicita medidas para impedir el fraude que ven inminente.

 

Del primer grupo, que dice está reunido en el Grupo La Colina, afirma:
“Lo mejor que se dice de ellos es que tratan de impedir que la sensación de que serán estafados aleje de las urnas a electores de oposición. Lo peor que se dice de ellos es que sus posiciones suelen coincidir con las grandes líneas estratégicas de José Vicente Rangel, cerebro político del régimen”. Y del segundo grupo, entre los que incluye al general Carlos Peñaloza, que hemos citado otras veces como un importante vocero de los radicales, y al “experto electoral” Erik Ekvall, dice Poleo:
“Lo mejor que se dice de ellos es que son gente experimentada y alerta que ha presentado razones técnicas para sostener su posición. Lo peor que se dice de ellos es que son golpistas”.

 

Pero estas contradicciones son solo de apreciación del momento. Como hemos dicho, el primer grupo no es democrático, simplemente no ve condiciones ni objetivas ni subjetivas para lanzarse a la aventura en este momento. El segundo grupo cree que no existe camino electoral contra Chávez, y que las condiciones hay que crearlas acelerando la desestabilización.

 

Nos ha llegado, vía correo electrónico, un análisis electoral que ha sido elaborado por Política América Group y DatinCorp, sobre fortalezas y debilidades de cada candidatura, que no deja de ser interesante. Pero por razones de espacio lo comentaremos mañana.
——
* Periodista

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