Voces
La voz es el sonido propio del hombre al pronunciar las palabras; estas tienen un acento determinado, según la entonación particular de las distintas regiones. La modulación es la inflexión de la voz, en armonía con el sentido de lo que se dice, la emoción que se expresa y el acento con que se habla. Vocalizar es pronunciar las vocales aisladamente. Articulación, designa cada uno de los movimientos de los órganos de la fonación. Fonema es el sonido simple del lenguaje hablado y se aplica a la emisión de la voz. También es utilizada para referir la intensidad, timbre y calidad que presenta el sonido.
Tener voz es poseer un medio para manifestar nuestros pensamientos. Usar la voz que se tiene va más allá de ser un simple hecho acústico: es el poder pasar de la soledad que es el pensar a la comunicación que es el hablar que es el decir en el que, no sólo se dice algo, sino que se le dice a alguien. Las voces aclaran las diferentes actitudes que se adoptan para enfrentar la vida.
Comprende el vocerío, formado por lamentos y confusión de voces, al igual que el griterío. El grito lastimero de dolor o espanto recibe el nombre de alarido. Alboroto lleva consigo la idea de gran ruido y desorden, pudiendo tratarse de algarabía y algazara, si vienen motivados por manifestaciones de alegría. Cuando el ruido es multitudinario, se habla de clamor. Al rumor suave e impreciso se le denomina murmullo y lleva consigo cierta monotonía sonora. Los susurros confusos y bajos producidos por el público o por elementos naturales producen rumor. Cháchara y parloteo son términos populares para designar la conversación o charla prolongada e intrascendente. Se arrulla al niño meciéndolo o cantándole para aquietarlo.
Las voces humanas se dividen en dos categorías: las del hombre que son las más graves, y las de la mujer, que suelen ser una octava más alta. Entre las voces de hombre se distinguen la de barítono, que representa la voz media entre la del tenor y la del bajo, la del tenor –voz media entre el contralto y barítono- y la de bajo, -la más grave- En las de mujer, la de soprano la más aguda de las voces humanas y la de contralto. Estas cuatro voces forman el cuarteto vocal.
Como manifestaciones que son de los propios pensamientos las voces traducen las diferentes actitudes que se adoptan para enfrentar la vida. En ese vocerío resultante, se destacan las autorizadas de quienes saben qué decir, cómo, cuándo y dónde decirlo; de los que tienen qué decir y dicen lo que piensan tras haber pensado lo que debe ser dicho. Existen otras: las voces que nada dicen debiendo decir y esperando que alguien lo diga; las aquejadas por una lamentable y culpable mudez cuando, teniendo que decir, no dicen lo que deben porque no se atreven o porque no les conviene. El vacío que crean y el silencio que dejan son llenados y remplazados por las voces de quienes no saben lo que dicen y dicen lo que no deben.
Hay tonos de voces: las altisonantes, las resonantes, las voces a gritos, la vocinglería y los vociferantes que consideran que es a voz en cuello como se hace política, se es político, se tiene razón y se adquiere poder; son los que han transformado la oratoria de la plaza pública griega en una deformada y deformante oratoria de plazuela. Hay voces débiles, susurrantes, apenas perceptibles, temerosos murmullos de quienes dicen a media voz, lo que no osan decir de viva voz o en voz alta. Hay las balbuceantes e ininteligibles, cuando el pensamiento que las nutre es deforme y confuso. Están los voceros o portavoces responsables dentro de una organización para dirigirse a la opinión pública.
Hay tipos de voces; las voces de alerta de quienes plantean la inaplazable necesidad de hallar remedios a tiempo para los problemas que confrontamos y que parecen voces que claman en el desierto; hay la “vox populi”, “la voz pública de la patria”, como ya en el siglo IV la llamaba Demóstenes: esa voz que puede volverse clamor y grito cuando es desatendida. Hay voces injuriantes, las petitorias. Hay ese impulso o llamada interior que constituye la voz de la conciencia. Esa voz casi unánime que estamos viviendo un proceso de anarquía. Se corre la voz de que algo va a suceder.
También nos encontramos con el buzón de voz: la grabación de mensajes para la persona ausente del teléfono. Esta la voz activa, que es el derecho al voto. La voz común, opinión o comentario público fundado en vaguedades y a menudo en falsedades. La voz en off: en los medios audiovisuales, narrador que no aparece en las imágenes. Voz sintética, producción técnica de los sonidos de la voz humana. A media voz, en voz baja; correr la voz, divulgar una noticia para que se comente. Donde Cristo dio las tres voces. Está el hilo de voz, que es la voz apenas audible. A voces, a gritos.
De viva voz, de palabras. A una voz, unánimemente. Levantar la voz a uno, hablarle con tono descompuesto. Llevar la voz cantante, personaje que dirige una reunión. Tomarse la voz o tener la voz tomada, ponerse o estar ronco por una afección en la garganta. Ni voz ni voto, no tener derecho a opinar. Voz de mando la que da a sus subordinados el que los manda. Secretos a voces: secretos que no son tales.
El proverbio: “Voz del pueblo, voz del cielo,” la opinión general suele ser prueba de una verdad.
Hay voces aprobatorias que marcan caminos para crear ambientes de diálogos. Y lo más común en nuestros días ¡el diálogo de sordos!