21 de setiembre: Día internacional de lucha contra los monocultivos de árboles

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Hacemos un llamado a unir nuestras luchas para exigir a los gobiernos que paren la expansión de monocultivos de árboles y que inicien un proceso de desmantelamiento de la especulación y de la mercantilización de la vida. Los invitamos a apoyar y difundir ampliamente la siguiente acción en el marco de las actividades por el Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles.| WRM.*

 

Queremos alertar por la creciente financierización de la naturaleza promovida por los agentes financieros, la banca internacional, las corporaciones transnacionales, que cuentan además con el aval de nuestros gobiernos.

 

Mientras el capital financiero gana más dinero explotando servicios ambientales, también incentiva a través de fondos especulativos la expansión de los monocultivos de árboles, ya sea para celulosa, aceite o caucho, o para carbono (REDD+) y energía —como parte de las falsas soluciones a la crisis climática— generando un mayor acaparamiento de tierras y cada vez más impactos sobre las comunidades locales.

 

Por eso hacemos un llamado a unir nuestras luchas para exigir a los gobiernos que paren la expansión de monocultivos de árboles y que inicien un proceso de desmantelamiento de la especulación y de la mercantilización de la vida.

 

Desde hoy y hasta el 20 de setiembre recibiremos adhesiones a la carta que lanzaremos junto a un comunicado de prensa el día 21. Esperamos contar con el apoyo de organizaciones locales para que el día 21 hagan llegar esta carta con la mayor cantidad de firmas posibles a los gobiernos nacionales. Ese mismo día publicaremos en nuestro sitio web la última versión de la carta con firmas.

 

Carta abierta a los gobiernos nacionales con motivo del 21 de septiembre, Día Internacional de lucha contra los monocultivos de árboles

 

La humanidad se enfrenta a una crisis ambiental, económica y climática que amenaza su supervivencia. La destrucción de ecosistemas pone en peligro no sólo a las comunidades que dependen directamente de ellos sino también al planeta entero. Los centros de poder no han cuestionado el modelo de producción y de consumo del que son responsables. En cambio, promueven falsas soluciones que permiten seguir acumulando riquezas a quienes crearon la crisis, mientras la mayoría de la población del mundo ve deteriorarse su nivel de vida.

 

Hoy somos testigos de la confluencia de dos procesos: la incorporación de nuevos aspectos de la vida a la economía de mercado, y la financierización de la propia economía, que incluye la especulación sobre nuevos productos «verdes”.

 

Las sociedades capitalistas siempre se han apropiado de la naturaleza humana y no humana. Hoy, toda una serie de productos radicalmente nuevos están siendo desarrollados para la venta: el carbono, la biodiversidad, el agua, etc.

 

Al mismo tiempo, los mercados financieros especulativos han obtenido cada vez más poder sobre el resto de la economía y de la vida, en respuesta a la crisis capitalista que comenzó en los años 1970. Hace su entrada la Economía Verde, respaldada por las Naciones Unidas y racionalizada por el argumento de que sólo fijando un precio a la naturaleza se puede lograr conservarla.

 

Los llamados «servicios ecosistémicos”, presentados como productos frescos para el comercio y la especulación, son los encargados de salvar una economía que permanece centrada en el saqueo y la explotación.

 

Para los actores que se enriquecen con la financierización de la naturaleza –bancos, fondos de inversión, fondos de pensiones, compañías transnacionales– la Economía Verde no representa más que nuevas oportunidades de negocios. Actuando en tándem con las grandes organizaciones conservacionistas, se apropian de procesos de la ONU como las Convenciones sobre el Cambio Climático y sobre la Biodiversidad, y las usan para legitimar sus acciones.

 

La preservación de la naturaleza se convierte en un negocio, y restringe el acceso de las comunidades locales a zonas y bienes esenciales para su supervivencia. Los proyectos REDD y proto-REDD son un claro ejemplo de esto, como se subrayó en las reuniones de los pueblos durante la reciente Cumbre de la Tierra Río+20.

 

En muchos casos, quienes especulan con el «negocio de la naturaleza” son los mismos que se enriquecen destruyéndola. Mientras el capital financiero explora los «servicios ecosistémicos”, también continúa expandiendo sus intereses en actividades destructivas. Por ejemplo, es cada vez más común que los fondos de pensiones o de inversión de los países del Norte especulen e inviertan en grandes plantaciones industriales de árboles en los países del Sur. Los impactos negativos que esto tiene sobre los ecosistemas, la biodiversidad, las fuentes de agua y los medios de supervivencia de las comunidades locales han sido ampliamente demostrados.

 

Éste es un llamado a unir nuestras luchas para exigir que los gobiernos comiencen a desmantelar la especulación y la mercantilización de la vida, para contribuir a proteger los paisajes y los medios de subsistencia contra la destrucción y la desigualdad que se ven exacerbadas por la financierización.
Es por eso que, en el marco del 21 de septiembre, Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles, y en vísperas de la Undécima Reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que se celebrará en la India del 1º al 19 de octubre, lanzamos esta carta abierta para exigir a nuestros gobiernos que detengan la expansión de las plantaciones de árboles en nuestros territorios y que adopten en el Convenio una posición firme contra la financierización creciente de la naturaleza.

 

¡Lo que los pueblos indígenas llaman «lo sagrado” no puede tener un precio, y debe ser defendido!

 

Para adherir a la carta enviar por favor un mensaje a letter-21-09-2012@wrm.org.uy
incluyendo nombre, organización y país.
Más información:
wrm@wrm.org.uy – http://www.wrm.org.uy 

——
El equipo del WRM (WRM, Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales)
En www.adital.com.br

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