A pesar del año duro que se viene, Vene-sueña

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Aram Aharonian
Las señales de profundización de la lucha de clases en Venezuela, impulsadas por las acciones de radicalización que adelanta el presidente Hugo Chávez y los llamados recurrentes de algunos dirigentes de la oposición a la insurrección militar, al golpe, parecen estar a la orden del día en el inicio de un 2011 que obliga a chavistas y opositores a barajar y dar de nuevo.

El 2010 fue un fin de año difícil para el gobierno bolivariano, apurado por aprobar una serie de leyes en una Asamblea Nacional favorable (antes del recambio del 5 de enero) y condicionado por la emergencia nacional devenida por las lluvias e inundaciones que dejaron decenas de miles de damnificados y pérdidas aún no contabilizadas.

“Yo quiero hacerle un llamado (a los militares) a que ejerzan la libertad de conciencia en un momento determinado, para que rechacen algunas órdenes que consideren que son violatorias de la Constitución y las Leyes”, dijo en vísperas de Navidad Noel Álvarez, presidente de la cámara de empresarios de Venezuela (Fedecámaras), en un obvio llamado a los militares para que, “en un momento determinado”, dejen de cumplir las órdenes de su Comandante en Jefe.

Álvarez fue a más y –como si fuera dueño del poder fáctico- amenazó que esta es la hora, porque “aquellos militares que están violentando los derechos de los ciudadanos, después, cuando se restituya el estado de derecho, no podrán poner como excusa el hecho de que le fueron ordenados realizar o llevar a cabo unas órdenes inconstitucionales. Además, todos sabemos que existe el Tribunal Penal Internacional, cuyas sanciones no prescriben en el tiempo”.

Llamada a bajar el perfil después del frustrado golpe de Estado, Fedecámaras es la misma organización empresarial que encabezó paros en diciembre de 2001, abril de 2002 y diciembre de 2002, en todos los casos buscando que una insurrección militar derrocara a Hugo Chávez y su gobierno. El entonces presidente de esa organización, Pedro Carmona Estanga, se autoconvirtió en Presidente (dictador) el 11 de abril de 2002 y en su primer decreto disolvió el Congreso, destituyó a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía y adoptó poderes por encima de la Constitución.

Mientras la televisión privada cartelizadamente le daba protagonismo a este ignoto empresario, ganaderos de Santa Bárbara y Santa Cruz del Zulia realizaron el cierre de la carretera Panamericana que comunica a las localidades de El Vigía con Santa Bárbara. Los latifundistas protestan contra la toma de 43 fincas por parte del Instituto Nacional de Tierras, efectivos de la Guardia Nacional y milicianos campesinos tras el anuncio de expropiación hecho por el presidente Chávez.

La aprobación y promulgación de la Ley Habilitante que faculta al presidente Hugo Chávez para legislar durante 18 meses continúa generando reacciones disímiles dentro de la oposición, que parece aún dividida entre quienes ven en un golpe la única vía para volver al poder y quienes están dispuestos a transitar la vía democrática (o al menos las reglas e juego), en la esperanza de capitalizar el descontento y deterioro del gobierno y apoderarse de él tras las elecciones del 2012.

Mientras terratenientes y empresarios eran los protagonistas de la televisión golpista, la ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Cecilia Sosa (precandidata presidencial), y el abogado constitucionalista, Gerardo Fernández, señalaron que estos nuevos poderes dados al jefe de Estado –a los que calificaron como apegados a la Constitución- se convertirán en una especie de “espada de Damocles”, dado que su gestión será evaluada   permanentemente   si no cumple con las promesas de soluciones habitacionales y mejoras en  la calidad de vida ofrecidas a los damnificados y al país.

Además, consideran que corresponderá a los diputados de la nueva Asamblea Nacional (AN) -que se instalará el próximo   5 de enero-  controlar el cumplimiento y ejecución de la  Habilitante, a fin de evitar el derroche de recursos  y supervisar que se cumplan  los  planes que se ofrezcan a la población.

Las líneas de Chávez

Según hacen trascender a algunos analistas políticos, el Presidente discute junto a algunos de los miembros de su gabinete ministerial, un documento llamado “Líneas estratégicas de acción política” postergado debido a la situación de lluvias e inundaciones que afecta al país.

La segunda línea, tras la necesaria autocrítica, será convertir la maquinaria del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en un partido-movimiento, al servicio de las luchas populares para satisfacer las necesidades humanas, y no sólo para enfrentar eventos electorales: “Esto es muy importante porque ahí está el MVR que terminó siendo una maquinaria sólo electoral. Esa es una derivación peligrosa, porque el MVR se alejó de las luchas cotidianas del pueblo. Eso no podemos permitir que suceda con el PSUV. Hay que atacarlo desde ahora mismo”.

Conciente de que la falta de una política comunicacional unívoca ha sido uno de los déficits mayores del proceso, dijo que la tercera línea es convertir al partido es un poderoso medio de propaganda y comunicación, lo cual incluye el uso de métodos no tradicionales de difusión, y planteó la distribución de volantes con datos puntuales, la comunicación a viva voz en las plazas públicas y que la Gaceta Oficial sea convertida en un periódico gratuito de distribución nacional.

Aceptando las críticas al carácter reactivo y no proactivo y propositito del gobierno, señaló que  a través de la propaganda y la comunicación, se prepare a la población “antes de que algo vaya a ocurrir. Eso es para ir preparando la opinión. Porque a veces dejamos ese campo de batalla muy solo. Y el enemigo dale que dale y nosotros ni siquiera respondemos. Como si no nos importara”.

La cuarta línea, según Chávez, se trata de pasar de la inercia de la maquinaria a lidiar con la lucha del pueblo, un aspecto muy vinculado con el segundo punto estratégico: “Es la misma onda autocrítica con una serie de propuestas que ya veremos más adelante”.

La quinta línea es la constitución del gran polo patriótico, tras la experiencia del PSUV, como una audaz política de reunificación y repolarización. Sobre este tópico, hizo un llamado a las corrientes y movimientos patrióticos y nacionalistas a sumarse con aportes a un gran polo patriótico: “Le hago un llamado a todas las corrientes y movimientos. Mientras más críticos, más me gusta. El llamado es a todos los sectores de la vida nacional. Sin sectarismos. Vistámonos de humildad. (…) El partido no puede tomar la actitud del mandamás. El partido es un sistema abierto reunificador y potenciador. Aquí hay dos caminos: Este que llevamos (socialismo) o retrogradar y sería una catástrofe que nos lleven al pasado”.

La última y sexta línea del documento de acción política se denomina “El PSUV a va a la calle… que es como una consigna de batalla”.

Chávez indicó que es posible que durante el debate surjan otras líneas, pues el documento se constituye como un primer borrador elaborado con una profunda autocrítica revolucionaria. La versión definitiva de esta propuesta teórica será presentada en un encuentro de los equipos políticos estadales del partido, conformados por sus 30 principales e igual cantidad de suplentes. Las crítica son desde la base del pueblo, pero éste aún no ha sido invitado a discutir las soluciones y definir las estrategias de futuro para hacer realidad el sueño de las grandes mayorías.

Desde los colectivos, A pesar de todo, Vene-sueña

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