Anular el voto, una opción de dignidad

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Miguel Fauré Polloni.*

Chile limita al centro de la injusticia…
Violeta Parra.
Anular es dignidad, porque es indecente avalar un modelo de democracia en donde las armas valen más que la salud, donde se gasta –en una sola campaña senatorial– lo suficiente como para sacar de la indigencia a 30 mil niños. Porque los cuatro candidatos provienen de la misma familia de intereses y ninguno está dispuesto a acabar con la desigualdad si ello pone en riesgo su “éxito” electoral.

Y porque en Chile se sigue matando a los disidentes y la vida no es el valor que orienta la política. Porque cada voto a favor de alguno de estos personajes está diciendo, indirectamente, este juego tiene sentido. Y para mí no lo tiene mientras no seamos, de verdad, comiendo, trabajando, estudiando, sanando o soñando, todos iguales.

Yo anularé, tanto en presidenciales como en parlamentarias. Con absoluta libertad de conciencia. No tengo ninguna democracia que defender. La democracia que vivirá su “fiesta ciudadana” el 13 de diciembre huele a injusticia e hipocresía.

Déjenme contarles un poco –en breves imágenes– cuál modelo de democracia quieren festejar los medios, los partidos políticos y el gobierno. Que violenta democracia de las desigualdades quieren todos conservar… a cambio de un silloncito.

Jugando a los pistoleros

El Estado chileno quita hoy –a cada chileno– 150.000 pesos al año para gastos en defensa. Pero resulta que yo no le he pedido a nadie que me defienda, y mucho menos a un ejército que ha cometido 23 masacres a lo largo de la Historia de Chile. Pero, claro, está la excusa de que todos los países lo hacen. Nuestra pacífica democracia lidera el gasto per cápita en América Latina (290 dólares) contra los 115 dólares de Colombia o los 80 de Brasil.

¿Es democrático que esos 150.000 pesos se destinen –sin preguntar a nadie– a renovar tanques y avioncitos, cuando la mayoría de los chilenos no cubre sus necesidades mínimas mensuales? ¿Es democrático que el gasto en armas sea ocho veces mayor que el gasto en Salud Pública?

No.

Democracia Enferma

La mortalidad infantil en Vitacura es de apenas 2,.62. ¿Es igual en todo Chile? No, en comunes pobres del mismo Santiago sube a 7.01 (Independencia) y en regiones llega a a veces al 42.25 (Puerto Saavedra). El sistema público de Salud destina año a año, por cada ciudadano, 21 dólares. El sistema privado posee para sus fines 500 dólares. Las ISAPRES reciben un 37% de los ingresos… pero sólo benefician al 23% de los usuarios.

Sin embargo hay que sobrevivir… pero a veces a costa de la salud.

En Antofagasta, los pobres mueren de cáncer al pulmón, vejiga y piel por la inhalación o contaminación de las aguas con arsénico, cadmio, cloro y azufre. Además del plomo que destruye el sistema nervioso central de los niños.

En Arauco, las celulosas han generado problemas gastrointestinales entre sus trabajadores y en Lampa las temporeras se ven sometidas al uso de pesticidas que malforman sus fetos.

En Magallanes donde el alto consumo de cordero –debido al excesivo precio de verduras, legumbres y frutas– ha multiplicado la hipertensión, cáncer de estómago y accidentes cardiovasculares.

¿Es democrático que la esperanza de vida cambie de acuerdo a la comuna o al bolsillo de la persona?

No.

Todos somos pobres

Si dividimos a los hogares de Chile en cinco grupos equivalentes, veremos que uno de esos grupos se lleva el 51,3% de la riqueza. El grupo más pobre sólo recibe el 5,38%. Casi 10 veces menos. El grupo más rico promedia un sueldo de $ 1.681.000 contra los $ 177.000 del grupo más pobre.

Ahora bien, resulta que los otros grupos que nos faltan, si bien reciben más ingresos que el quintil pobre, se ha demostrado que todos –salvo el de los ricos– no consigue un ingreso que le permite cubrir sus necesidades.

¿Es democrático que el 80% de los chilenos perciban un ingreso menor al que necesitan? En pocas palabras, ¿hay igualdad y democracia en un país donde el 80% vive en la inseguridad económica?

No.

Educando mano de obra barata

Se educa para competir, pero sobre todo para segregar. Acá los que pudieron comprarla, allá los fracasados del sistema: los que no pudieron “triunfar” o pagar. En esta educada democracia, sólo uno de cada cuatro jóvenes que ingresa a la educación superior consigue terminar sus estudios. Las necesidades económicas familiares y las deudas contraídas con las instituciones “educativas” expulsan al 74%.

De cada 100 pesos que se “invierten” en educación superior en Chile, 79 provienen de los bolsillos de las familias y sólo 19 del Estado. Brutal diferencia con los 68 pesos del Estado argentino, 70 del mexicano o 99 del uruguayo. Por eso en Chile el 73% de los universitarios proviene del quintil más rico y sólo el 14% del quintil más pobre.

¿Es democrático que el Estado ampare este apartheid educativo?

No.

Y la democracia también margina a los niños

El quintil más pobre concentra el 30% de los niños menores de 4 años. Los más ricos, sólo el 11%. . Uno de cada 10 niños chilenos es pobre. Aún más, el 3.2% de los niños es indigente. ¡Más de 30.000 niños indigentes en Chile!

Los mayores índices de pobreza en Chile se dan en los niños entre 0 y 3 años (dos de cada diez son pobres).

La democracia me mata

¿Y si alguno de estos niños se rebelara ante estas desigualdades y marginaciones? Es probable que si se “excede” resulte asesinado por la policía. Son ya 44 personas las que han sido ejecutadas en estos 20 años de democracia, vinculadas todas a luchas sociales y políticas.

Muchos creían que al “recuperarse la democracia” se debía resguardar la estabilidad, destruyendo a las organizaciones subversivas. Por ello en el gobierno de Aylwin, más de 32 jóvenes cayeron en manos del Estado, por participar en grupos como el Movimiento Juvenil Lautaro, el MIR o el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Para ello actuó con eficiencia nazi “La Oficina”, órgano de inteligencia gubernamental liderado por siniestros personajes como Marcelo Schilling (dirigente y hoy diputado socialista nombrado a dedo).

Pero en los mandatos de Frei, Lagos y Bachelet las muertes se siguen sucediendo. Ya sea por movilizarse a favor de la educación pública, los Derechos Humanos o la defensa del Pueblo Mapuche, 12 jóvenes más han sido asesinados. Todos los casos están impunes. La Concertación se mancha de sangre.

A propósito, entonces, me pregunto ¿es menos relevante la vida de estos jóvenes que la del ex Presidente Frei Montalva? ¿Porqué cuando acribillaban a rodriguistas Jorge Arrate no renunció a su ministerio o atacó a sus “compañeros” de partido que dirigían La Oficina? ¿Por qué Frei no menciona como magnicidio la brutal muerte de la joven estudiante de danza Claudia López acaecida durante su mandato? ¿Por qué MEO no renunció a su partido cuando una bala destrozaba el cuerpo del joven trabajador forestal Rodrigo Cisternas?

Porque a ninguno le interesa la vida de cualquiera de nosotros.

Fuentes:
– Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo, SIPRI: Informe 2008.
– Instituto Nacional de Estadísticas: Encuesta de Presupuestos Familiares 2008.
– Infante Roldán, Sergio: “La Salud Desigual en Chile”
– Encuesta CASEN 2006.
– Fundación Terram: Crisis en el sistema de educación superior en Chile.
– Revista Médica de Chile
– Universidad Alberto hurtado: Observatorio Económico.

* Dirigente universitario.
En www.rebelion.org

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