Argentina, la aberración de consentir lo inaceptable

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Graciela Muñiz.*

Un fallo de la Sala I del Tribunal de Casación bonaerense anuló en estos días una condena por corrupción de menores a un pastor, en perjuicio de dos niñas de 14 y de 16 años, de familias pobres, al argumentar que el delito no se configura por tratarse de: "mujeres que viven en comunidades en las que el nivel social acepta relaciones a edades muy bajas y que además ambas poseían experiencia sexual".

En septiembre de 2004, el Tribunal Criminal Nro. 4 de Morón, había condenado al citado pastor a 18 años de cárcel por "cuádruple abuso sexual con acceso carnal agravado por ser el imputado un ministro de culto, en concurso ideal con dos hechos de promoción de corrupción a menores de edad, calificados por intimidación".

Estos delitos fueron cometidos entre los meses de abril y agosto de 2000, contra dos chicas de familias humildes, de 14 y 16 años. Las niñas tuvieron cada una de ellas un hijo del pastor. En el juicio quedó demostrado que el pastor se aprovechó de la situación de vulnerabilidad en que se encontraban sus víctimas, y de su posición religiosa, dado que introdujo en sus fieles la idea de un inminente fin del mundo, y que sólo se salvarían aquellas que tuvieran un hijo con él, por ser elegidas de Dios.

Les decía que se encarnarían en figuras bíblicas y las citaba para mantener relaciones dándoles turnos, y haciéndoles creer que engendrar un hijo suyo era una obra para el mundo y que esa era su misión en la Tierra.

La ley penal no establece distinción alguna en cuanto a pertenecer a un nivel social bajo o que acepte este tipo de prácticas. El abuso sexual y la corrupción de menores son delitos aberrantes que deben ser sancionados con la mayor severidad posible.

Hacer este tipo de discriminación resulta inaceptable y configura por si mismo, un prejuicio clasista y de género que es imprescindible erradicar. Los jueces deben ser custodios por igual de los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas, sin distinción de género o clase social a la que pertenezcan las víctimas de un delito.

* Defensora Adjunta del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.
En www.argenpress.info, que cita como fuente a Artemisa Noticias.

Addenda
El pastor se llama Francisco Avalos, paraguayo, 59 años. Los hechos ocurrieron en abril y agosto de 2000 en la Iglesia Evangélica Jesús es el Camino del barrio Parque San Martín, en la localidad de Merlo, en el conurbano de la provincia de Buenos Aires.

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