BACHELET Y EL VECINDARIO SURAMERICANO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Bachelet jura como la primera presidenta chilena e influye en las elecciones peruanas. Han tomado el nombre de su Partido Socialista (PS) el candidato Javier Diez Canseco y el de su Concertación la candidata Susana Villarán. No es todo.

Reivindican su triunfo Alan García –con quien integran la Internacional Socialista– y Lourdes Flores: por que Bachelet es mujer y está aliada al socialcristianismo. También Ollanta Humala ve su ascensión como algo positivo pues Bachelet es izquierdista.

El PS de Bachelet fue fundado por los partidarios del golpe militar socialista chileno de Grove (1932), el mismo que antecedería al peruano de Velazco y al venezolano de Chávez, mentores de Humala.

En su septuagenaria historia el PS de Chile ha logrado absorber a revolucionarios trotskistas y guevaristas, y a tecnócratas liberales. Nacionalizó empresas con Allende, pero con la Concertación y Lagos protegió privatizaciones.

Bachelet es un puente entre el modelo monetarista chileno y sectores que buscan más medidas sociales y pro-derechos humanos.

«Zurdas»

En la historia de las Américas Bachelet es la octava presidenta pero la tercera en reclamarse socialista. En Noviembre 1979 tras el fracaso de un cuartelazo en Bolivia, Lidia Gueiler asume la presidencia interina hasta que otro golpe la saca en Julio 1980. Ella no fue candidata presidencial pero el congreso le dio el cargo. Fue esposa de un líder trotskista y llevó por única vez al partido del sindicalista Lechín (PRIN) al poder. Hoy apoya a Evo Morales.

En 1997 Janet Jagan es elecgida presidenta de Guyana tras la muerte de su marido Jeddi, quien independizó a su país de Gran Bretaña y lo gobernó 12 años. Judía ex comunista nacida en Chicago terminó aceptando el libre mercado y renunció al puesto por salud en 1999.

Bachelet también tiene un pasado radical, aunque ha llegado más lejos que ellas en impulsar un capitalismo privatizador. A diferencia de Gueiler y Jagan ella si podría culminar su mandato aunque su programa tiende a ser más liberal que izquierdista y socializante.

Royal y Flores

Alemania y Chile han elegido las primeras mandatarias de sus respectivas repúblicas. Hoy, en los países vecinos de ambos, dos candidatas lideran las encuestas y buscan ser las primeras presidentas en la historia de Francia y de Perú.

Si en Alemania la socialcristiana Angela Merkel remplazó en el poder al socialista Schroeder, en Francia los socialistas quieren sustituir al centroderechista presidente Chirac con Ségolène Royal. Inversamente, si la primera presidenta chilena es la socialista Michele Bachelet, los socialcristianos quieren que la primera mujer que gobierne al Perú sea Lourdes Flores.

Royal representa el cambio ante 12 años de estar la derecha en la presidencia y sabe que en la segunda vuelta podrá bordear el 50% captando el voto de la izquierda.

Flores representa la continuidad renovada del modelo pro-libre empresa instaurado hace 16 años. En el balotaje ella recibirá el endorse de los candidatos a la derecha del centro, aunque si quiere derrotar a la centroizquierda requiere impedir que ésta se una contra ella.

Las poderosas

Despsues que Bachelet ganó las elecciones chilenas, Ellen Johnson-Sirleaf juramentó como presidenta de Liberia. Ambas son las únicas presidentas de sus respectivos continentes: América y África.

En Europa hay tres reinas (Isabel II, Gran Bretaña; Beatriz, Holanda y Margarita, Dinamarca) y 2 presidentas (Mary Mcaleese, Irlanda y Vaira Vike-Freiberga, Letonia). Angela Merkel es la cancillera alemana. Disputan seriamente la presidencia: Tarja K. Jalonen en Finlandia y Ségolène Royal en Francia.

Gloria Macapagal preside Filipinas. Son primeras ministras Khaela Zia (Bangla Desh); Luisa Diogo (Mozambique) y María Do Carmo Silveira (Sao Tome).

Bachelet es la sexta presidenta latinoamericana. Norteamérica –México, Estados Unidos y Canadá– nunca ha tenido una presidenta aunque en el Caribe hubo dos: la jueza Ertha Pascal-Trouillot (Haití, 1990-91) y la marxista Janet Jagan (Guyana, 1997-99).

Hay más mujeres que hombres pero en el mundo las damas representan solo el 16% de los parlamentarios y menos del cinco por ciento de los gobernantes.

Panorama en el vecindario

En las elecciones de Bolivia, Chile y Perú –las primeras que los tres países realizan casi simultáneamente– juegan básicamente seis fuerzas: una derecha ligada a dictaduras, liberalismo, socialcristianos, socialdemocracia, nacionalismo tipo Chávez e izquierda dura.

En Bolivia se dio una polarización entre Evo Morales, quien combina las dos últimas corrientes, contra Tuto Quiroga, representante de la primera fuerza pero con aliados liberales.

Mientras los socialdemócratas y socialcristianos se han achicado en Bolivia, en Chile la convergencia entre ambos ganó. La derecha ex pinochetista terminó siguiendo a un candidato liberal –Piñera–, quien perdió. En Chile los duros y los pro-Chávez obtuvieron entre el 5 y 10% de los votos y acabaron votando por Bachelet en la ronda final.

La socialcristiana Flores ha liderado las encuestas en Perú. Mientras sus correligionarios en Chile y Uruguay comparten el poder con la izquierda, ella hace un bloque con liberales –lo que Piñera quiso para Chile–.

En Perú los duros de derecha (fujimoristas) e izquierda no parecen tener mucho peso aún ni respaldan a los principales candidatos. Las encuestas apuntan a una polarización entre una Unidad Nacional socialcristiana-liberal y un nacionalismo que, a diferencia de Bolivia y Venezuela, no se define de izquierda ni se alía con ésta.

La socialdemocracia (APRA) aparece tercera en las encuestas. García podría repuntar si Lourdes y Ollanta se desgastan mutuamente. Si no entra a la segunda vuelta los votos apristas serían claves para dirimir entre ambos. Mientras el presidente venezolano ha insinuado una alianza entre los admiradores de Haya y Velazco, los socialcristianos, quienes nunca han cogobernado con el APRA, podrían optar por una convergencia con la socialdemocracia –tipo Alemania, Chile y Uruguay–.

En una polarización Lourdes-Ollanta la primera llamaría a unirse contra un posible dictador militar y el segundo a una alianza antisistema o antioligárquica. Si Flores se pega mucho a la derecha quizás alienaría votantes provincianos, pobres y amigos del APRA o de la izquierda y podría perder como Quiroga, Piñera o antes Vargas Llosa.

Si Ollanta gira hacia la izquierda podría entusiasmar electores tradicionalmente apáticos que desconfían de la partidocracia. Mas Humala no quiere seguir el camino de Evo. Teme que si lo hace podría quedar rebalsado por sindicatos o radicales. Ollanta se acerca al inicial camino del ecuatoriano Lucio Gutiérrez y prefiere navegar sin propuestas muy claras y moderando su imagen a fin de buscar tejer una posterior alianza con el APRA o el centro.

En un balotaje entre los campos liberal-socialcristiano y el nacionalista, ambos cortejarían a la socialdemocracia. Mientras Ollanta buscaría, como Bachelet, buscar penetrar en los sectores populares de la derecha fujimorista evitando que apoyen a su rival, Lourdes requiere crear una brecha entre la izquierda y Humala haciéndole ver como un posible nuevo Fujimori o Toledo.

Evo, Michelle y Lourdes

Bolivia, Chile y Perú eligirán presidentes en un lapso de cuatro meses. En este fenómeno inédito la izquierda ha ganado en los dos primeros polarizando al país entre ésta y la derecha.

En Bolivia un 53% votó por Evo, un sindicalista campesino y Alvaro, un exguerrillero, quienes cabalgaron sobre una ola de protestas y se apoyaron en el altiplano quechuaymara, mientras que un 29% votó por Tuto, militante del partido del exdictador ultraderechista Bánzer, cuyas bases son las clases medias y las tierras bajas con menos población india.

En Chile un 53% sufragó por la allendista Bachelet contra un 47% del millonario Piñera. Aquí la dicotomía no fue tan fuerte pues ambos candidatos respaldan el modelo monetarista y el TLC con EEUU. La derecha fue tras un liberal que atacaba a las dictaduras y la izquierda fue muy moderada y atada al centro democristiano.

En Bolivia ha habido una mayor división de acuerdo a líneas de clase y étnicas. La izquierda dura que en Bolivia tendió a respaldar a Evo, en chile marcó un significativo algo más del cinco por ciento yendo inicialmente contra Bachelet.

Los socialistas bolivianos son más radicales: postulan legalizar la coca, nacionalizar el gas, una constituyente y una nueva república multiétnica. Los chilenos, en cambio, tienen una buena relación con Washington y con el empresariado.

Estas polarizaciones han incidido sobre Perú. Según las últimas encuestas la segunda vuelta ya no sería entre dos candidatos pro-libre mercado (como ha venido pasando desde 1990), sino entre una derecha liberal (Lourdes Flores) y un nacionalismo tipo Venezuela (Ollanta Humala).

Chavez alienta ese antagonismo buscando atraer al APRA para un bloque anti derecha. Flores debe buscar ser desbordada por la derecha fujimorista pero también mantener puentes hacia el centro al APRA para buscar ganar en segunda vuelta.

Mientras en Chile y Bolivia ganaron los candidatos que siempre fueron favoritos, en Perú quien inicialmente lideraba las encuestas –Paniagua– ha pasado al cuarto puesto como un centro atenazado por dos extremos. Lourdes tras haber liderado las preferencias ahora disputa ello con Humala. García ha sido desplazado del segundo puesto por nacionalistas más radicales.

García y Bachelet pertenecen a la Internacional Socialista, la misma que en Brasil, Chile y Uruguay busca un proyecto intermedio entre el librecambismo de Mesoamérica y Colombia y el antiimperialismo de Cuba, Venezuela y Bolivia. Alan García inicialmente trató de demostrar al empresariado que él se había moderado y que ya no nacionalizaría ni chocaría con el FMI. Sin embargo, el ascenso humalista le ha obligado a girar a la izquierda.
El APRA apunta a que Lourdes y Ollanta se desgasten mutuamente para aparecer como una salida razonable. En caso de no llegar a la segunda vuelta podría convertirse en la fuerza que dirima.

Ollanta tiene dos caminos. Uno es jugar al radicalismo tipo Bolivia buscando movilizar electores pobres tradicionalmente apáticos con un discurso revolucionario. Otro es moderarse para atraer inversionistas y al centro buscando el apoyo de éstos en el balotaje.

La primera ruta implicaría apoyarse en los sindicatos y la izquierda, con la cual ha roto. Él, más bien, prefiere demostrar que puede ser más «inofensivo» y dialogante con EEUU. Si bien el primer camino puede enajenar a varios partidos intermedios le daría un fuerte respaldo social en sectores que buscan un cambio contra la oligarquía, pero la segunda vía, aunque le puede hacer terminar perder filo y la imagen de antisistema, le permitiría evitar vetos y ampliar sus posibilidades de hacer coaliciones.

Flores es socialcristiana, al igual que los principales socios de Bachelet. La internacional democristiana comparte el poder en Chile y Uruguay dentro de gobiernos centroizquierdistas. En El Salvador se minimizó en el choque entre duros de izquierda (FMLN) y de derecha (ARENA). En los lugares donde se alinea en la derecha pierde fuerza –como en Venezuela– o reduce sus chances de ganar –como enEcuador–. Flores ha buscado unir a la derecha no fujimorista pero, si quiere repetir el éxito de la alemana Merkel, podría mantener abiertas las posibilidades de hacer una concertación con la socialdemocracia –como pasa hoy en Berlín o Santiago–.

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* Periodista, conferencista y analista internacional peruano, escribe en diversos medios latinoamericanos. Graduado en el London School of Economics.

Su hijo mayor fue raptado hace cuatro meses en Perú.

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