BOLIVIA: LA GUERRA BAJO CUERDA (POR AHORA)

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

DE COMPLOTS, AVENTURAS Y RECLAMOS

A dos meses de iniciado su mandato, el presidente Evo Morales recibe el 80% de aprobación nacional. Al mismo tiempo enfrenta una serie de reacciones diversas que parecen sucederse sin interrupción.

Antonio Peredo Leigue*

Los analistas políticos se solazan en la descripción de estos eventos, preanunciando el fracaso del gobierno en menos de 100 días y, por cierto, cuando se soluciona un reclamo, se sienten frustrados.

Pese a las paradojas y los vaticinios nefastos, lo que está ocurriendo en el nuevo panorama político de Bolivia, era predecible desde el primer momento. En esta nueva situación, se ejecutan acciones que tuvieron éxito en la etapa anterior, pero no logran encajar en las condiciones actuales.

La trama enredada

Tomando las noticias de cualquiera de estos días, nos encontramos con demandas de varios sectores sociales, desde los acomodados hasta los desvalidos. Pareciera ser una larga fila de reivindicaciones en espera durante mucho tiempo. Hoy, al iniciarse el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), todos ellos salen a la luz con premura, como si quisiesen ocupar un primer lugar de atención.

La Central Obrera Boliviana (COB) se apresura a reivindicar un salario tres veces más alto que el vigente. Maestros y trabajadores del sector a salud demandan mejores salarios y más puestos de trabajo. Los transportistas se niegan a pagar impuestos y, más bien, piden beneficios. Los distritos donde están los mayores yacimientos de gas descubiertos hasta ahora, exigen ser reconocidos como un nuevo departamento. Los prefectos, elegidos por primera vez, reclaman atribuciones poco menos que de soberanía territorial…

Bastaría con esa relación para concluir que hay un verdadero acoso al gobierno. Pero hay más y no menos conflictivo: la gerencia del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) no pudo o no quiso enfrentar una huelga de sus trabajadores que reclaman salarios devengados; el gobierno decretó una intervención temporal, el empresario demandó la inconstitucionalidad de la medida pero, ahora, los empleados exigen que se retome la intervención.

En el departamento del Beni, hubo un anuncio de paro cívico exigiendo la solución del viejo problema de electricidad.

No faltan, por supuesto, temas menores. Un grupo de comerciantes minoristas protestan ante la posibilidad de que se anule el régimen impositivo simplificado que les favorece. Se reúnen las activistas para denunciar la supresión del viceministerio de la Mujer. Una columna indígena hace vigilia ante el Palacio de Gobierno demandando que el presidente atienda su reclamo territorial. Diariamente el gobierno dialoga con todos estos sectores, y es frecuente que el mismo Evo Morales intervenga en las conversaciones, en busca de soluciones concertadas.

Ante tal diversidad de reclamos, demandas, exigencias, expectativas y otras presiones, se pueden mimetizar intenciones de los más variados tipos: hay quienes consideran que tienen mejor derecho de reclamo en su gobierno; están aquellos que ven una oportunidad para conseguir beneficios; se siente la participación de otros que exigen, como retando al adversario; se hallan también los que buscan usar todas estas movilizaciones en pro de una revuelta que restablezca el modelo y clausure la alternativa de cambio.

La máquina chirriante

De los nueve prefectos elegidos también el pasado 18 de diciembre, seis son opositores al gobierno. Entre ellos, y sólo entre ellos, han formado una suerte de cofradía cuyo único propósito es idear las formas en que recortarle atribuciones al gobierno central. Apelando a una legalidad en varios casos ilegítima intentan adelantar el marco jurídico de las autonomías departamentales, que debe establecer la Asamblea Constituyente.

Por cierto, el dos de julio próximo, se realizarán dos eventos plebiscitarios simultáneos: la elección de delegados a la Asamblea Constituyente y un referéndum vinculante sobre las autonomías. Este último establecerá la voluntad popular de iniciar o no un proceso de desconcentración del poder bajo normas que establecerá la Constitución Política del Estado.

Los comités cívicos de los departamentos que concentran la explotación de hidrocarburos, han devenido en ávidos demandantes de la propiedad de esos recursos. Tales comités son representativos de los grupos empresariales, ya que conforman sus directorios mediante el voto de las instituciones que éstos integran. Así, mientras el prefecto de Santa Cruz firma decretos prefecturales y se hace llamar «presidente», el de Tarija se apresura en buscar entendimientos internacionales basados en el gas y hasta el petróleo. No hay duda sobre las intenciones de esas élites regionales.

Por supuesto que, desnudas y por si solas, estas actitudes no tendrían ninguna posibilidad. Por tanto, buscan coincidir, y en algunos casos enlazar, sus intenciones con demandas espontáneas o preparadas.

Aceitando los ejes

Recomponer la maquinaria después del golpe electoral que recibieron los sectores neoliberales costó ingentes trabajos, aunque se debe reconocer que lo hicieron con prontitud. Por tales condiciones, la máquina era insoportablemente chirriante. Había que aceitar sus engranajes. En tiempos en que el márketing es la referencia de todos los acontecimientos, se trataba de utilizar los medios masivos de información y publicidad para tal propósito.

De hecho, prensa, radio y televisión en manos de los grandes –y a veces los mismos– empresarios, fueron los encargados de la tarea. Información tendenciosa, comentarios insidiosos y publicidad sesgada han difundido la imagen de un gobierno sin capacidad de resolución, acosado por los mismos sectores que lo llevaron al poder y sin plan de gobierno.

Una campaña que continúa, y seguramente se intensificará en los próximos meses, es el modo de mostrar que todas las movilizaciones tienen la misma característica; así se oculta, o al menos se trata de ocultar, el complot, aprovechando la irresponsabilidad de los aventureros y la desorientación de los peticionarios.

Esa campaña tiene un alto costo. La opinión pública, tiene la percepción de que, ese costo, es cubierto con dineros de los grupos desplazados del poder. Es que, si no hay un pago directo, la publicidad que pagan los empresarios comprometidos con el régimen anterior –las cinco administraciones neoliberales– está reatada a la campaña desorientadora.

Con los ejes descentrados

Sin embargo los complotados están perdiendo esta batalla. La inmensa aceptación del gobierno predice que, en las elecciones para la Asamblea Constituyente, tendrán un segundo fracaso. Sólo las propuestas de cambio tendrán preferencia entre los electores. Eso determinará que, los partidos tradicionales y sus disfrazadas agrupaciones, se reduzcan a su mínima expresión, con muy poca representatividad.

La campaña mediática, en la que han puesto todas sus esperanzas, no podrá darles el resultado que esperan. Así se demostró en diciembre, cuando los cálculos optimistas que se hacían a través de los medios de comunicación, fueron desmentidos por el voto popular que dejó 25 puntos atrás al agrupamiento de viejos políticos que dejaron a sus partidos para apostar a ganador.

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* Periodista, profesor universitario y dirigente del Movimiento al Socialismo. Columnista habitual de BolPress –Agencia boliviana independiente de prensa–.

EL PARO MOTORIZADO

«Protesta social que envió un mensaje al gobierno de Evo Morales: el país arderá si nos quieren cobrar impuestos».

Mario Ronald Duran Chuquimia*

Por instrucciones de la poderosa Confederación de Transportistas que agrupa a dueños de movilidades de transporte urbano, rural e interdepartamental se llevara a cabo el primer paro de este sector exigiendo la anulación de la resolución gubernamental que exige el pago de impuestos. Según los medios de prensa, si los dueños de los automotores tienen un ingreso de 15.000 bolivianos apenas pagan como impuesto Bs. 80 Bs1. La ministra de Gobierno Alicia Muñoz ante las cámaras dejo establecido que este sector que le torció la mano a anteriores gobiernos, no lo hará con el actual.

Los bolivianos que han escuchado los anuncios por prensa del paro de los chóferes, le preguntan al conductor del minibús que les transporta:

–¿Desde qué hora va a ser el paro?.

Les responden:

–Desde las seis de la mañana. –Y añaden–: Ya han repartido los memorandums con las instrucciones.

Otro pasajero dice que ha escuchado que el paro será desde la medianoche.

Así que te levantas temprano, las obligaciones para el día siguiente te abruman: hay que ir al trabajo –si lo tienes hay que cuidarlo–, a hacer comercio, si no ¿qué comerás mañana?, o a buscar empleo para sobrevivir. Los discursos ya no te alimentan.

La Confederación de Gremiales que agrupa a los vendedores de las ferias populares y a quienes tienen sus puestos en las aceras de las calles realizo una marcha de protesta «preventiva» con el argumento de que si van a cobrar los impuestos a los transportistas ellos serían los siguientes. Así que dicha protesta social envió un mensaje al gobierno de Evo Morales: el país arderá si nos quieren cobrar impuestos, mensaje del sector con mayor capacidad movilizadora en el área urbana.

Los gremiales son el fruto del neoliberalismo. Por el cierre de las empresas y el lento agonizar de la economía, los desempleados se dedicaron al comercio callejero ambulante o en puesto fijo.

Los apus2 no te sonríen; ves en la lejanía grupos de chóferes y sus serruchos3, piedras de acera a acera, llantas ardiendo, los chicotes amenazantes en el aire… El sindicato ejerce el control con listas de los asistentes al paro, si no multas y sanciones aprobadas en asamblea.

Te quedan en la memoria las imágenes de los últimos paros de los transportistas cuando lo sacaron al chofer del minibús que te transportaba, quien por ganar el triple del pasaje normal fue condenado a cinco azotes y ejecutados al momento por sus captores, que le gritaron rompe-huelga. O de la vez que mientras que el taxista ayudado por los pasajeros resistía y discutía con los bloqueadores, las llantas les esperaron desmontadas al lado de la movilidad.

La idea del gobierno es cobrar a aquellos grandes empresarios que se ocultan en el régimen simplificado, pues el código tributario permite a quienes se suscriban a este régimen el pago de una tarifa fija en función al capital declarado, pero este régimen es utilizado como mecanismo para encubrir a grandes capitales, es decir, a elefantes en medio de hormigas; sobre el tema impositivo, la Confederación de Empresarios Privados sugirió al gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) que en vez de aplicar un impuesto especial a la riqueza se amplié la base tributaria.

Esperas que el gobierno convoque a los militares para que transporten a las personas como lo hicieron durante el gobierno de Carlos Mesa: grandes camiones del ejercito apoyados por reservistas transportaron a la gente a diversos puntos de la ciudad desde y hacia la plaza de San Francisco, pero nada. Pagas para que te transporten apenas unas cuadras el doble del costo del pasaje normal con los riesgos de que rompan el parabrisas o los vidrios laterales a la movilidad que te transporta.

La mayor parte del camino lo recorres quemando tus zapatos, el cansancio aviva la mente, corres tras los minibuses que se animan a transportar gente y no importa que viajes entre 21 pasajeros en autos que solo tienen capacidad para 15 personas; serías capaz de viajar en la parrilla o en el escape, si pudieses. Tus deseos se cumplen, te transportas en la parrilla de una bicicleta.

El tema tributario en Bolivia deja mucho que desear: las trasnacionales petroleras fueron acusadas de eludir el pago de impuestos con pases mágicos de contabilidad, se aplicaron perdonazos4 tributarios a los deudores de impuestos. Y se debe considerar la existencia de regimenes especiales impositivos que son utilizados para evadir impuestos, la escasa cultura social respecto a la emisión de facturas y de exigir las mismas, y también la idea –en el imaginario popular– de que los fondos recaudados por concepto de impuestos son destinados a los bolsillos de los burócratas del Estado en vez de ser invertidos en educación, salud, infraestructura productiva y caminos.

Tales las falencias que se deben superar.

Notas

1 El cambio oficial esta a 8,07 Bs por dólar.
2 Apus: deidades tutelares andinas representadas por las montañas.
3 Serrucho: el argot popular boliviano designa con esa palabra al menor de edad o persona mayor que se dedica a anunciar la ruta por la que transitara la movilidad, también realiza el cobro de los pasajes.
4 Eufemismo utilizado, para que por ley, se cobrase en cuotas un monto menor de los impuestos adeudados.

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(*) Ex Secretario Ejecutivo de la Confederación Universitaria Boliviana (CUB).
Artículo en: http://es.groups.yahoo.com/group/ecuadorojo

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