Bolivia, la libertad de expresión y discusión: Evo bajo fuego

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Dos artículos  publicados por el mismo medio periodístico —y tomados y difundidos por otros— dan cuenta de la tesitura —o disposición de ánimo— con que se cautela y practica la libertad de prensa —y por extensión los demás derechos ciudadanos— en Bolivia. Que se sepa, ninguno de los dos autores ha sido perseguido, uno, o premiado, el otro; ni juzgados por sus intenciones. O sea: son libres de pensar lo que quieran —y escribirlo.

I
El circo Morales


Alfonso Gumucio Dagron.*

Cada día convencen menos los discursos fáciles estilo “la oposición está en la media luna porque allí están los terratenientes” o sobre conspiraciones “imperialistas” o “neoliberales” para derrocar a Evo Morales. Ahora resulta que los “enemigos” del proceso están además en los movimientos sociales, en todas partes. Al final, todos están equivocados menos los que circulan por el Palacio Quemado y se aferran al efímero poder político.

Mal le pese al gobierno, la oposición se manifiesta también en los ponchos rojos de Achacachi (que según el Robespierre de bolsillo que funge como vice-presidente, son quienes le “enseñaron a matar”), en los campesinos de Caranavi, en indígenas del oriente, en la Central Obrera Boliviana, en los maestros, en los ciudadanos de Potosí, y en muchos otros sectores que no son “neoliberales”, sino movimientos sociales decepcionados porque el gobierno de Evo Morales habla mucho y no hace nada.

Las “nacionalizaciones” —que en realidad son interminables negociaciones de contratos con indemnización a las empresas— fueron durante los primeros años de gobierno del MAS una de las cortinas de humo favoritas del gobierno, sobre todo para cultivar la obsecuencia de los seguidores internos, ya que a nivel internacional caen como la patada no solamente a las empresas afectadas, sino a cualquier empresa que haya tenido planes de invertir en Bolivia.

La inseguridad jurídica destrozó la credibilidad del gobierno, que se ha abierto múltiples frentes tanto con las empresas contratadas durante gobiernos anteriores (las petroleras, por ejemplo), como con las que iniciaron su actividad con el gobierno de Morales (Jindal, por ejemplo). Veremos cómo les va con Corea…

Las “nacionalizaciones” no han tenido un resultado que redunde a favor de una mejoría en las condiciones de vida de los bolivianos; ni siquiera desde el punto de vista de la eficiencia y de la productividad. Las mismas empresas petroleras “nacionalizadas” siguen operando como empresas privadas en el territorio nacional, y aunque en teoría el país recibe más dinero por el gas, lo cierto es que la productividad ha bajado y el país produce un 20% menos que antes, por lo que hemos tenido problemas para entregar el gas que había contratado Argentina. Pero el gobierno sigue hablando de bonanza y de cifras millonarias, tapando la boca de los pobres con bonos insostenibles.

El costo de las cortinas de humo y del circo presidencial es muy alto. Sin embargo, la economía se ha portado bien porque la coyuntura internacional ha sido como nunca antes favorable, aunque el gobierno se ha dormido en laureles que no son propios, y ha descuidado el aparato productivo que se deteriora rápidamente.

La triste paradoja de todo esto, es que cuando este gobierno se acabe, le tocará al siguiente gobierno tratar de componer los errores cometidos y cargar con la crisis, exactamente como pasó después del gobierno dictatorial y dilapidador de Bánzer, a fines de los 1970s. Banzer dilapidó los préstamos internacionales, incrementó de 400 a más de 2 mil millones de dólares la deuda externa, convirtió muchos bosques de Santa Cruz en dunas de arena (por la explotación irracional del algodón y la caña de azúcar), y dejó a los gobiernos sucesivos un presente griego que tardó años en resolverse.

Vivimos bajo el régimen de las cortinas de humo… Viajó Evo Morales al Mundial de Futbol, aunque el equipo boliviano ni siquiera participó. ¿Cómo se entiende ese viaje sino como una vacación presidencial pagada por el Estado? ¿Cuál es el costo para los ciudadanos?

Otra cortina anecdótica… Evo invita al ex campeón mundial Karpov a jugar ajedrez con él “en la altura” (semejante arrogancia presidencial). El resultado fue “tablas” en pocos minutos… otro “show” mediático para los titulares.

Otra más fue el intento de que un concurso internacional de belleza se hiciera en el país, con todo lo que eso implica como concepto de la mujer. Las mujeres “revolucionarias” en el gobierno no dijeron ni pío, callaron disciplinadamente. La reacción se hizo sentir en organizaciones de la sociedad civil y en opiniones independientes.

Todas esas iniciativas mediáticas no son otra cosa que intentos de mantener a la gente distraída con noticias frívolas, para esconder la inexperiencia e ineficiencia de un gobierno que a pesar de haber contado con todas las condiciones para ser el mejor gobierno de las últimas décadas, las ha desperdiciado miserablemente en politiquería barata, en revanchismo político, y en una angurria ilimitada para concentrar el poder absoluto, aunque eso haya significado violar repetidas veces la ley y la propia Constitución Política del Estado, que fue hecha a medida del régimen.

En la misma escuela circense se ha formado el vicepresidente Álvaro García Linera, tonto de capirote cuyas declaraciones en tono afectado son también cortinitas de humo que alimentan la distracción.

Una reciente perla del Robespierre de Alasitas es contra el ex presidente Tuto Quiroga, de quien dijo que “tiene complejo de inferioridad” porque acude a tribunales internacionales para denunciar las arbitrariedades de la in-justicia y la persecución política del régimen boliviano. Yo no voy a defender al Niño de Praga (ya he dicho lo que pienso de su ubicación política en muchos artículos), pero lo que quiero señalar aquí es la paradoja que encierra la declaración vicepresidencial.

Si hay alguien acomplejado es el vicepresidente boliviano, que todas las mañanas ensaya frente al espejo las poses que va a adoptar durante el día, el tono de voz con que va a hacer sus declaraciones o la cara de solemnidad que va a esgrimir. A todas luces, García Linera es el personaje con más “pose” en la política boliviana, el menos natural, el más tieso, el más afectado en su lenguaje corporal y en su tono de voz. Es un caso de libro para los sicólogos del comportamiento.

En el fondo, García Linera es un florero. Para nada más sirve.

* Cineasta, escritor, especialista en comunicación para el desarrollo.
En Por la libre, que cita como fuente a la agencia de noticias Bolpress.

II
Planeta o muerte, eso era lo importante del discurso de Evo


Carlos Echazú Cortez.*

Tomo al azar alguno de los artículos banales que salieron en los medios comentando el discurso inaugural de Evo en la Conferencia Mundial de los pueblos sobre el Cambio Climático y elijo el de este medio titulado “¿Qué come Evo?” de Alfonso Gumucio, aunque tomar cualquier otro hubiera dado lo mismo.

Cuando uno lee este artículo (o cualquiera de los otros, con los que los medios “lucieron” a sus intelectuales de medio pelo) tiene la impresión que Evo sólo hablo de pollos, homosexuales, y coca-cola. No dijo nada más y entonces, tergiversadas así las cosas, hacen gala de sus ínfulas de “intelectuales”, para tratar de ridiculizar el discurso.

El autor que comentamos ha tenido incluso la desfachatez de ni siquiera molestarse en considerar todo el discurso. Dice más bien que vio la parte aludida del discurso en Youtube. No se le ocurrió si quiera que para escribir un artículo, que tuviera un mínimo de equilibrio, tenía que haber escuchado todo el discurso. Todavía se atreve a decir que “Evo es el clásico ejemplo de alguien que usa la boca sin coordinación con el cerebro”.

Si el señor que comentamos se hubiera comedido a leer o escuchar todo el discurso se hubiera enterado de la valentía de un presidente indígena que se anima a llamar a la rebelión a los pueblos del mundo contra el capitalismo y de interpelar a los gobiernos de las potencias industrializadas por su falta de compromiso con el protocolo de Kioto. ¿Comprenderá Gumucio que era mucho más importante comentar del peligro del calentamiento global, del que habló el presidente Evo, a comentar la mal elegida frase de los pollos y los homosexsuales?

Si el señor Gumucio tuviera muy bien conectada su pluma con su cerebro, seguramente hubiera preferido comentar en su artículo aquella parte del discurso de Evo en que reprocha al capitalismo por mercantilizarlo todo el agua, la tierra, las culturas ancestrales, la justicia, la ética, y la conciencia de algunos “intelectuales” –agregamos nosotros.

Tampoco pensó siquiera Gumucio tratar el tema de la madre tierra, la sabiduría de los pueblos indígenas en su relación con la naturaleza y la irracionalidad del capitalismo. ¿Por qué no lo habrá hecho? Será que comprende realmente esa problemática. No sé de Gumucio, pero sé de muchos “intelectuales” occidentalizados a los cuales su racismo enfermo no les permite reflexionar sobre ese tema.

Gumucio dice que, como boliviano, se palideció de vergüenza. Tal vez sería bueno que sepa que muchos bolivianos nos sentimos avergonzados de tanto impostor que posa de intelectual y solo atina a servir los intereses más miopes de las clases reaccionarias. Evidentemente, de eso trata toda esta mofa con la que se han regocijado los medios, cuyos dueños sabemos quiénes son. Usaron aquella mal elegida frase de los pollos para tapar la denuncia contra el capitalismo.

Evo ha logrado, quiéranlo o no, relacionar en la conciencia de los pueblos, al capitalismo con la destrucción del planeta. Eso es lo que había que comentar del discurso de Evo. Eso era lo realmente importante. Cualquier persona inteligente se da cuenta de eso. A los que no les alcanza el cerebro, prefieren hablar de los pollos.

* Cientista político, docente universitario, escritor.

En www.bolpress.com.

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