Carlos Midence, libros: / Los mundos del andariego

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Este poemario –La suerte del andariego– de Adriano Corrales contiene una poesía que pareciera escribirse y des-escribirse a la vez. Es decir, es una poesía que se destruye y se reconstruye en el siguiente verso, en el siguiente poema. Es como su título lo indica: una poesía andariega, que vagabundea por diferentes estadios humanos o bien por distintas zonas poéticas y que al final resume su decir en uno único e indisoluble: el propio, el que funge como rescate del resto, de lo que quedó atrás.

Corrales traslada su ámbito poético a zonas desconocidas como lo hiciera Alejo Carpentier con el personaje de Los Pasos Perdidos. En ambas obras se contraponen realidades, contextos, misterios e identidades imaginativas y primarias. Por un lado se contraponen los pensamientos cartesianos o más bien post-cartesianos de un mundo en el que domina la elementalidad del mercado y la banca y el otro en el que, como el Sturm und Drang, la Edad Media o los pueblos descubiertos por el personaje de Carpentier o de Corrales, la existencia se simboliza en elementos más espirituales, más cerca del hombre en su esencia, en su existencia que en su materia, que en su unidimensionalidad, univocidad diría Marcusse.

La suerte del andariego le brinda la posibilidad al lector de construir un itinerario en el que su única suerte puede ser el llegar a un lado específico dentro de una confusión, dentro de un caos conformado por las msimas construcciones de sentidos centradas o desprendidas de las mismas formas de narrar.

Es decir, Corrales narra o poetiza las conflictualidades y paradojas entre un mundo que se dice moderno y otro al que se le da el mote de pre-civilizado. Para esto vale de igual modo la comparación con Un Mundo Feliz de Huxley en el que los mundos están disociados totalmente y en el que al final el lector se interroga ¿cuál es el verdadero mundo feliz, a qué felicidad se alude?.

En la obra de Corrales toma relevancia la estructura misma que, como dijimos al inicio, pareciera escribirse para luego desaparecer y re-escribirse más adelante y en la que la sensación de vacío está presente de principio a fin. Esto lo logra a través de espacios en blancos, versos cortos, estrofas entrecortadas y continuadas y a veces cuasi-descontinuadas en las que domina el sopor de la angustia de lo inacabado.

En uno de los versos de ese gran poema que es la La suerte del andariego y en el que a veces parace ganarle lo subreal a la relidad aprehensible, en su calidad de realidad verificable, el andariego, el personaje lírico, afirma:

La patria es lo que resta / la subasta… Mi país es un tigre evaporándose

Es frecuente encontrar versos como los anteriores, en los que estos apuntes del andariego dan fe de lo que observa y se tornan en un acto de escritura denunciante.

Corrales contrasta y trata de hacer alcanzar entre el mundo que descubre y recorre su personaje, en el cual habita la idea de Humanidad. Precisa que en el mundo descubierto y anotado de forma poética la idea de humanidad está ligada a otro sentido, evocando incluso en esa idea otros conceptos como el de economía y desarrollo, pero no un desarrollo sesgado a la dimensión fachadista como sucede en el mundo del cual viene.

De esta forma Corrales descubre un mundo que se contrapone a esa idea de humanidad y modernidad que se maneja en su mundo original y lo hace desde dos prácticas muy usuales en ese otro mundo: el andar y la poesía.

* Escritor, catedrático en Filosofía –desde Nicaragua.

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