Catolicismo, el Nazareno de San Pablo de Caracas

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Semana Santa: días de recogimiento espiritual, días de plena identificación con Dios Omnipotente; días que necesariamente debemos emplear en plegaria para que Él nos sienta cerca, para que dejemos constancia de que Sus hijos hemos al fin, asimilado Su bienhechora, sublime e incomparable doctrina. | GISELA ORTEGA.*

 

La sociedad venezolana se caracteriza por ser muy devota de la religión católica, especialmente durante la Semana que rememora y conmemora la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. En este país se realizan numerosas manifestaciones de fe por parte de nuestro pueblo. La más sublime es el culto al Nazareno de San Pablo, que se realiza en Caracas en la Basílica de Santa Teresa.

 

Todos los años, cada miércoles santo, los fieles acuden a venerarlo, muchos de ellos vestidos de morado. Son los penitentes pagando sus promesas; uno de los actos de fervor mas multitudinarios que se realiza en el país.

 

El Nazareno de San Pablo es una talla de madera de pino de Flandes de Sevilla, España, posiblemente de Felipe de Ribas, del siglo XVII. Dice la tradición que al escultor, después de terminar la escultura, la imagen del Nazareno se le aparece y le dice: “Donde me has visto que tan perfecto me has hecho”.

 

Traída a Caracas a la Capilla de San Pablo el ermitaño —de ahí viene el nombre de Nazareno de San Pablo—, consagrada el 4 de julio de 1674 por Fray González de Acuña, la obra de arte contempla la representación de Cristo cargando la cruz vestido de color morado en su calvario camino a la crucifixión.

 

En 1597 una epidemia de peste del vómito negro (escorbuto) afectó a la ciudad de Caracas. En ese entonces la población dedicaba parte de su tiempo a las labores religiosas para el Nazareno de San Pablo. Cuenta la leyenda del limonero del Señor que en lugar cercano al templo de San Pablo existía una huerta sembrada de limoneros y naranjos cuyos azahares perfumaban el ambiente, por ello, la escultura fue sacada en procesión a petición de los feligreses.

 

Al pasar por el plantío, un racimo de limones quedo enredado entre la corona de espinas del Nazareno, cayendo al suelo algunos. Los devotos los recogieron, dándolos como medicina a los enfermos, quienes sanaron prontamente.

 

En 1880, el presidente Antonio Guzmán Blanco mando a demoler el templo de San Pablo, porque tenía problemas con sectores católicos y con el clero. En ese terreno se construyo el Teatro Municipal de Caracas, que fue inaugurado en 1881. Una de las leyendas más curiosas del Nazareno, es que se cuenta que cuando Guzmán Blanco estrenó el teatro, estando en el palco presidencial vio al Nazareno quien le pregunto «¿Dónde está mi iglesia?», y dicen que le contó lo sucedido a su esposa.

 

La cónyugue del general, Ana Teresa Ibarra, sufrió mucho la pérdida de la capilla, por lo que Guzmán Blanco ordeno construir una Basílica en honor a ella que lleva en nombre de Santa Ana y Santa Teresa, y allí fue trasladado el Nazareno de San Pablo, donde se encuentra hasta hoy.

 

Desde entonces el pueblo le hace promesas al Nazareno a cambio de Sus milagros, Su misericordia, Su perdón y Sus favores, y lo acompañan en una procesión que dura 3 o 4 horas. Días antes de la celebración, decenas de feligreses se dedican a resaltar la imagen de esta representación del hijo de Dios. En medio de una íntima ceremonia, los creyentes adornan la talla de madera con cinco mil orquídeas y la engalanan con una tunica bordada con hilo de oro.

 

El manto que cubre al Nazareno muestra los símbolos de la pasión y muerte: la cruz, la copa, la corona de espinas, los tres clavos, el látigo con que fue azotado, la lanza que traspaso su costado y hasta el hisopo con el que le dieron vinagre.

 

En esta Semana Santa se revive, es cierto, Su entrada triunfal a Jerusalén entre palmas e inmensas muchedumbres, pero se recuerda también a Judas “seguido de gran multitud de gentes armadas con espadas y con palos”; a todos los discípulos que “abandonándole, huyeron”; a Pedro que juró “no haberlo conocido”; al alegre “Hosanna” del pueblo que pronto se rindió ante el “Crucifícalo”.

 

Todo ello está expresado en la liturgia de hoy.
Todo ello es bueno tenerlo presente.
——
* Periodista.

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