Chile, historia. – SI SE SUICIDÓ ALLENDE, NO FUE CON LA METRALLETA DE FIDEL

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

A ningún director de cine fantástico se le ocurriría juntar en una misma película, singlando para el mismo lado, al general Augusto Pinochet Ugarte; a Joan Garcés, el abogado que lo metió a la cárcel en Londres, en 1998; al amiguísimo de Allende, Víctor Pey, dueño de El Clarín, expropiado por la Junta Militar, y a dos cineastas de la ex Alemania comunista, que filmaron el golpe en septiembre de 1973.

Todos ellos, sin embargo, aportan pruebas y testimonios que destruyen definitivamente el mito o embuste de que Salvador Allende Gossens, Presidente constitucional de la República, combatió en defensa de su investidura y luego se disparó bajo el mentón, utilizando un fusil ametrallador que le había regalado Fidel Castro, con su dedicatoria. Fue otra el arma que usó; probablemente muy similar.

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Sostener la prueba es duro. Durante 34 años, cualquier chileno medianamente informado ha visto centenares de veces los videos de TV-13, el canal de los golpistas en septiembre del 73, y luego los difundidos por TVN, CNN, y “ene” cantidad de documentales cinematográficos, fotografías y grabaciones, donde aparece el general Javier Palacios Ruhmann, a la sazón jefe de Inteligencia del ejército, mostrando al mundo una metralleta AK-47 de metal negro, con su correa portafusil negra, que tendría una lámina también negra pegada al arma (que no se exhibe), donde se podría leer: “A Salvador, de su compañero de armas, Fidel Castro”.

Se puede ver todo lo anterior en Internet en el vídeo de Canal 13 titulado El cuerpo de Allende sin vida es retirado de La Moneda, aquí.

En el vídeo, filmado el 11-S-73 al atardecer, frente a Morandé 80 primero, cuando ya ha partido la ambulancia que lleva los restos del Presidente de la República, y luego al interior de La Moneda, se aprecia al general Palacios recibir de pie junto a la muralla, algo que parece un palo de escoba en un primer momento, pero que luego se transforma en un “fierro”, es decir, un arma. Se la pasa un ayudante, que ha venido caminando desde la semipenumbra, sin casco, a diferencia de los restantes soldados, que participaron en el combate y que se alinean junto al general.

La escena no es clara y las miradas a la cámara del alto oficial y del recién llegado revelan molestia y una cierta confusión en ese instante, al ser enfocados. Segundos después (en el vídeo) el arma –de estructura completamente metálica y de color negro– es exhibida a los periodistas preconvocados, en medio del Patio de los Naranjos. El alto oficial afirma que se trataría del arma suicida utilizada por Salvador Allende.

Se produce entonces el siguiente diálogo, registrado nítidamente en la grabación de Canal 13:

General Palacios: “Esta subametralladora aparece regalada por Fidel Castro directamente al presidente… Ignoro cuando… Con la que, al parecer, se suicidó… (Dice textualmente): Perdón (aclara la voz)… “A Salvador, de su compañero de armas, Fidel Castro”.

Pregunta en off de un periodista: -¿En qué lugar exacto apareció?

General Palacios: “En manos del señor Allende, en los momentos en que entramos a su oficina, cuando ya estaba muerto”.

Madera y correa blanca

Aparte de las dudas sobre la forma misma en que murió el presidente Allende en La Moneda (¿asesinato o suicidio?), que duraron más de una década entre la opinión pública, y las que aún subsisten hasta ahora, nadie ha osado probar –salvo el autor de esta crónica– que el AKA utilizado por el líder de la Unidad Popular en el combate de La Moneda, era distinta a la que le había regalado en 1971, durante su visita a Chile, el comandante Fidel Castro Ruz. Incluso, éste todavía sostiene la primitiva versión, por evidentes razones políticas (ver más adelante).

Pero sucede que la auténtica arma obsequiada por Castro (según los testimonios recogidos por este autor de boca de los íntimos de Allende, Víctor Pey y Joan Garcés), estaba montada sobre una estructura y culata de fina madera, como corresponde a un obsequio entre jefes de Estado. Tenía una correa portafusil blanca, y estaba expuesta como un trofeo, permanentemente, en una pared del living de la mansión que Allende compartía con la Payita en El Cañaveral. La dedicatoria de Fidel no estaba estampada ni en la culata ni en la empuñadura –dijeron ambos, en nuestras conversaciones del 2003 y el 2006–, pero sí la habían leído, no recordaban en qué parte del arma.

Sólo a mediados del 2007 recuperaríamos que la dedicatoria de Fidel Castro estaba manuscrita con un plumón de punta fina (!) sobre la correa del AK-47. Pero tanto Víctor Pey como Joan Garcés fueron enfáticos en señalar entonces que “sólo esa” era la mítica metralleta donada en forma personal a Salvador Allende, y ninguna otra, y que “esa misma” permaneció como pieza de exhibición, adosada al muro, durante todo el 11-S-73. Despareció luego del golpe militar, confiscada por las FFAA, al igual que la “otra”, usada presumiblemente por el presidente Allende en La Moneda, en defensa de su mandato, el 11-S-73. (Los asaltantes eficientes no dejan evidencias).

Pinochet y los alemanes

Una prueba irredargüible llegó a mis manos en mayo pasado (2007), cuando el escritor Eduardo Labarca, actualmente funcionario de las Naciones Unidas destacado en Viena, me remitió un singular hallazgo: la edición militar para uso interno, del libro El Día Decisivo: 11 de Septiembre de 1973 de Augusto Pinochet Ugarte –cito textualmente–: Capitán General, Comandante en Jefe del Ejército, Presidente de la República, Edición del Estado Mayor del Ejército, Departamento de Relaciones Internas, Memorial del Ejército de Chile, Biblioteca del Oficial, Volumen LXVII, 1982.

Y, ¡oh, sorpresa!, a todo lo alto de la página 142 !(ver foto abajo derecha) figura el “Fusil Ruso AK. del Ex-Pdte. S. Allende G.”, de culata de madera, correa blanca dispuesta en exhibición, donde con lupa y mucha paciencia se pueden ver algunos trazos manuscritos: la verdadera dedicatoria de Fidel Castro.

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Más aún, la misma foto, que corresponde a una exhibición en la Escuela Militar posterior al golpe de 1973 de armamento supuestamente confiscado a los allendistas en Tomas Moro y El Cañaveral, puede encontrarla cualquiera en la edición comercial del mismo libro, también de 1982, editorial Andrés Bello. El autor de esta crónica adquirió un ejemplar en una Feria del libro usado de Valparaíso por dos lucas (dos mil pesos). ¡Cómo se nos puede haber escapado por tantos años un desmentido tan abrumador al “cuento” del general Javier Palacios, hecho polvo por su propio comandante en jefe, en años que nos preocupaban otras cosas!

Para los que aún conserven dudas sobre cuál era la verdadera metralleta obsequiada por Fidel Castro a Salvador Allende, hay una segunda prueba que pesa una tonelada. La filmación en los jardines de la Escuela Militar de los cineastas alemanes de la RDA (que se hicieron pasar por occidentales), Peter Hellmich y Manfred Berger, del mismo “arsenal” confiscado por los golpistas en El Cañaveral y Tomás Moro estampado en la foto de Pinochet.

En su documental Mas fuerte que el fuego, que dura 76,17 minutos, editado en 1978 y actualmente exhibido en internet, se ve exactamente la misma metralleta “blanca” difundida mundialmente por el Estado Mayor del Ejército de Chile en el libro citado, pero en movimiento. Exhibida a la prensa internacional por un soldado en tenida de combate, primero en toda su extensión, con la culata de madera y la correa alba, y luego un primer plano del portafusil, en que incluso se puede hasta distinguir (con alguna dificultad) la palabra “Allende” –ignorada en la plaquita del general Palacios– y la firma (la rúbrica) del propio Fidel Castro, no su nombre, integrando su dedicatoria manuscrita.

Interesados pueden obtener gratuitamente una copia del documental alemán, solicitándola por email a: comunicación@arcoiris.tv o ver en directo la versión completa de la película, de 1 hora 16 minutos, en: Arcoiris TV.

La versión de Fidel Castro

Quizás las pruebas que se aportan en este reportaje tarden en ser aceptadas en Cuba, donde el presidente Fidel Castro se vanaglorió desde el primer momento, tras el golpe militar en Chile, de que el AKA-47 utilizado por Salvador Allende en la defensa de La Moneda era el mismo que él le había regalado. Es lo que repiten millones de personas en el mundo, hasta el día de hoy, incluso los niños pequeños en Cuba. Castro tenía sus razones para hacerlo, aunque objetivamente cohonestó la historia urdida sobre la falsa metralleta puesta en La Moneda por los astutos hombres del Servicio de Inteligencia Militar golpista.

La tesis sobre un supuesto complot al respecto la formula el periodista chileno residente en Londres, Robinson Rojas, en su polémico libro Éstos mataron a Allende, que se puede encontrar en su sitio de Internet –www.rrojasdatabank.org– en inglés y en español.

En el homenaje póstumo a su amigo Salvador Allende, efectuado en la Plaza de la Revolución “José Martí” de la capital cubana, el 28 de septiembre de 1973, ante un millón de personas y junto a Tati Allende, la hija mayor del presidente chileno, Fidel Castro aprovechó para “pasar su aviso”, sobre el arma de la discordia. Dijo en su discurso fúnebre, que escasamente se conoce en Chile:

“Incluso los fascistas han sacado a relucir el fusil con que combatió Allende, el fusil automático que nosotros le obsequiamos, tratando de hacer propaganda burda y ridícula con eso. ¡Pero los hechos han demostrado que ningún obsequio mejor al presidente Allende que ese fusil automático para defender al Gobierno de la Unidad Popular!

“Fue mucha la razón y la premonición que tuvimos al obsequiarle ese fusil al presidente. ¡Nunca un fusil fue empuñado por manos tan heroicas de un presidente constitucional y legítimo de su pueblo! ¡Nunca un fusil defendió mejor la causa de los humildes, la causa de los trabajadores y los campesinos chilenos! Y si cada trabajador y cada campesino hubiesen tenido un fusil como ese en sus manos, no habría habido golpe fascista en Chile”.

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Desde otro plano, nunca se sabrá cuantas metralletas rusas AKA-47 llegaron desde Cuba al territorio nacional durante los años de la Unidad Popular, pero evidentemente la dedicada a Salvador Allende por Fidel Castro era la punta de un iceberg de grandes dimensiones. Todos los miembros del GAP, el grupo de protección y seguridad del Presidente, para empezar, tenían una cada uno, donadas por el gobierno de La Habana “para defensa personal”, como lo ha reconocido hace pocas semanas el líder socialista de la época, Carlos Altamirano, en entrevista a La Tercera.

El escritor disidente cubano residente en EEUU, Norberto Fuentes, publica en su blog que a Chile se trajo numeroso armamento mediante cargamentos “hormiga”, que viajaban ocultos dentro de la valija diplomática, a partir de 1971, hasta sumar unos 3.000 (!) fusiles ametralladores AK-47. Esto es puesto en duda por expertos en transporte, que calculan un peso total superior a las 10 toneladas para semejante cargamento. Aún así, dentro de ese cuadro, el hecho de que Allende pudiera a tener dos o más metralletas de origen cubano a su disposición, parecería no tener mayor importancia. Pero que se haya engañado con una de ellas a todo el mundo, por más de treinta años, es un hecho que reviste la mayor gravedad.

Incluso la revista El Periodista publicó el año 2003, el testimonio de un conscripto del regimiento Tacna, que penetró hasta las mismo Salón Independencia, donde yacía el Presidente de la República muerto, y recogió con sus manos una metralleta alemana Rheinmetall –no un AK-47–, que estaba apoyada en un muro, a poca distancia del cuerpo sin vida del líder de la Unidad Popular.

Será el objeto de nuevas investigaciones, después de ésta, determinar hasta qué punto se realizó un montaje post mortem en relación al arma que terminó con los días de Salvador Allende Gossens.

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* Periodista.
camilotaufic@yahoo.es.

Este reportaje está dedicado al difunto A.P.U., por su invalorable ayuda al autor para restablecer la verdad histórica en este reportaje.
C.T., 11 de setiembre de 2007.

Addenda

EL CROQUIS POLICIAL

Cabe señalar que el croquis policial (arriba, izq.) que aporta el autor avala plenamente su investigación; en efecto, el fusil ametralladora dibujado por los expertos de la policía de investigaciones no corresponde al AK 47 obsequiado por Fidel Castro a Allende.

Debe considerarse que en aquel momento los detectives no investigaban con qué arma se quitó la vida el presidente, sino las causas de su deceso.

(N. de la R.).

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