Chile. – PRESUPUESTO SIN SENTIDO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Aparte de anunciar el presupuesto de la Nación recurriendo al marqueteo emocional que utilizan normalmente las telecebollas, el titular de Hacienda comunicó que los chilenos dispondremos de más recursos durante 2007, sin explicar mayormente el hilo conductor de su política, lo que le da significado y razón de ser. Esto es importante, porque el presupuesto de la Nación no se vincula ni con la realidad de los chilenos ni con el tipo de financiamiento estatal ni con las aspiraciones de ser un país desarrollado.

El aumento del 8,9% en el presupuesto es simplemente la constatación de la falta de relación entre la realidad de las personas y las políticas económicas que hoy se aplican en Chile. El presupuesto no hace sentido con la realidad de la mayoría de los chilenos que siguen padeciendo las carencias del sistema de salud y educación y las otras cotidianas a las que se enfrentan.

Tampoco se condice con el tipo de financiamiento del gasto público, ya que las grandes empresas, la banca y las trasnacionales aportan muy poco al presupuesto de la Nación, aunque obtienen la gran mayoría de la riqueza que se genera.

Todos los países que han alcanzado los umbrales del desarrollo, han promovido una potente carga tributaria sobre las grandes empresas, superior al 40% de sus utilidades, junto con bajos impuestos sobre los productos de primera necesidad que afectan sobre todo a los más pobres. Pero esa relación en Chile es inversa, se castiga a los más pobres con un IVA extraordinariamente alto y con bajos impuestos sobre las grandes empresas y en donde no se pagan royalties por la explotación de la riqueza natural del país. Así, el IVA constituye el 40% de todo el ingreso que recauda el Estado.

Todos los países desarrollados destinan más del 35% del ingreso generado a Gasto Público, en cambio, en Chile apenas llegamos al 20%. Es por ello que el presupuesto de la Nación para el 2007 no expresa una política de desarrollo orientada a invertir en educación, salud, investigación y desarrollo, es decir, no es un presupuesto de políticas de cambio real y democrático. Es más bien un presupuesto paliativo, asistencialista, que simplemente reafirma la doctrina económica de nuestras autoridades, que han propiciado un modelo de concentración y acumulación de riqueza.

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* Economista y dirigente social.
En el periódico digital Por la libre (www.porlalibre.org).

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