Cuando los periodistas que se salen del guión (II y final)

1.050

Ernesto Carmona.*

no hubo final feliz para las rebeldías de la BBC contra las mentiras de Blair para llevar al Reino Unido a la guerra, ni para el corresponsal de NBC en Iraq Peter Arnett.

Eason Jordan era vicepresidente de CNN cuando el 27/01/2005 contradijo el discurso de EEUU sobre las muertes de periodistas en la invasión de Iraq en el Foro Económico Mundial de Davos, que reúne a la elite del planeta. Contradijo al congresista demócrata Barney Frank quien calificó tales asesinatos como “daño colateral”.

Jordan citó la muerte intencional de tres corresponsales el 8/04/2003 cuando un tanque atacó el Hotel Palestina de Bagdad. Murieron el camarógrafo español José Couso, 37 años, de Telecinco; el ucraniano Taras Protsyuk, 35, de la agencia británica Reuters; y el jordano Tarek Ayoub, 35, de Al Jazira. Los responsables fueron el capitán Philip Wolford, el sargento Thomas Gibson y el teniente coronel Philip de Camp). Jordan pidió disculpas, se excusó, alegó que no quisto decir que EEUU mataba periodistas intencionalmente, pero no fue perdonado. Dimitió el 12/02, después de servir 23 años a CNN. Ahora trabaja en el sitio de negocios IraqSlogger.

En otra desobediencia periodística, Michel Isikoff y John Barry revelaron en Newsweek, en enero y mayo de 2005, información oficial sobre torturas y ofensas al Corán en Guantánamo, que el FBI se vio forzado a desclasificar por una orden judicial obtenida por la Unión Estadounidense de Libertades Civiles que invocó la Ley de Libertad de Información.

Los agentes FBI en la prisión reportaron a sus jefes las torturas de militares para no verse involucrados a futuro. En repudio por los libros sagrados tirados a la poceta hubo manifestaciones en Gaza (Palestina), Paquistán, Yemen, India, Indonesia, Afganistán y otros países. La Casa Blanca y el Pentágono lo negaron y pidieron desmentidos a Newsweek. El 16, su director Marc Whitaker dijo que los informes de profanación del Corán en Guantánamo eran “erróneos”. Pidió disculpas y salió del cargo.

Adenda ético-etílica

La conductora Carmen Aristegui, del noticiario Primera Emisión de radio MVS, uno de los más populares de México, fue despedida el cuatro de febrero por comentar una denuncia real sobre la inclinación etílica del presidente Felipe Calderón. Tras semanas de protestas públicas y gritos “¡Carmen Sí; Borracho No!”, amplificadas por la prensa, twitters, redes sociales y afines, la empresa MVS y Carmen Aristegui dieron a conocer un acuerdo que pactó su regreso a partir del 21 de este mes.

Todo comenzó cuando Aristegui relató que legisladores del opositor Partido del Trabajo, encabezados por Gerardo Fernández Noroña, extendieron el día tres un lienzo en la Cámara de Diputados con la leyenda "¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto? No, ¿verdad?, ¿Y por qué lo dejas conducir el país?".

La noticia fue real: la pancarta existió y también fue captada por la televisión.

Conocida por su programa "Aristegui", en CNN en Español, la autora del libro Marcial Maciel, historia de un criminal —sobre el fundador de la Legión de Cristo—, comentó así la noticia: “No hay información específica, por lo menos que dispongamos de ella, para saber si el presidente de la República tenga o no problemas de alcoholismo. Pero es un tema delicado. Por supuesto, hay que verlo con la gravedad del asunto”. Y pidió cortésmente que la Presidencia aclarara la cuestión:

“¿Tiene o no problemas de alcoholismo el Presidente de la República? Debería realmente la propia Presidencia de la República dar una respuesta nítida, formal, al respecto. No hay nada de ofensivo cuando alguien, si es que fuera el caso, atraviesa por un problema de esta naturaleza. El alcoholismo, que es un fenómeno de salud muy estudiado, muy conocido, tiene diferentes explicaciones cuando sucede en las personas. Requiere tratamiento; es una situación que no debe ser vista como una caricatura”.

MVS acusó a la periodista de “transgredir el código ético” de la cadena. Aristegui alegó que no hubo transgresión y su despido era, “a todas luces, un hecho autoritario, desmedido e inaceptable”, producto de “la ira presidencial”. Y añadió: “Un hecho así sólo es imaginable en las dictaduras que nadie desea para México, castigar por opinar o por cuestionar a los gobernantes”.

Ante una multitud frente al complejo cultural Casa Lamm, el día nueve la periodista expresó: “La Presidencia tendrá que hacer una valoración de lo sucedido. Serenamente. Sin odios. Con la seriedad que implica tomar decisiones a nombre de los otros, y aceptando, aunque no agrade, que los ciudadanos y los periodistas tenemos derecho a preguntar, inquirir y criticar sobre lo que juzguemos pertinente”.

El 15 la misma cadena MVS anunció como un "triunfo de la libertad de expresión" el regreso de Aristegui a su programa matutino a partir del lunes 21. Increíble: la Presidencia y la empresa echaron pie atrás, sin que la periodista tuviera que pedir perdón por ejercer el derecho a la información.

Epílogo

Aristegui venció gracias a su popularidad y al apoyo que recibió en México. Otros periodistas menos conocidos libran en silencio batallas clandestinas por la libertad de expresión y la verdad mientras sirven a los grupos mediáticos.

El periodismo corporativo se muestra cada vez menos interesado en informar, embriagado en su afán de controlar las mentes para que los ciudadanos obedezcan a los centros de poder local, como la Presidencia de México, o neocolonial, como Wáshington. Quienes se salen del libreto deben pedir perdón, humillados, ultrajados y… despedidos. Aún hay unos pocos que se atreven a luchar por la verdad, en solitario y de manera clandestina.

* Periodista y escritor.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.