Día Internacional contra la explotación sexual y la trata de personas

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Adital.*

No ocupó ayer 23 de setiembre la primera plana de los diarios la conmemoración del día que señala el título de esta información. Que cientos de miles de niñas y niños sean sometidos a formas de perversa esclavitud que harían sonrojar a la antigua Roma cuando su decadencia imperial no partece molestar a las buenas conciencias contemporáneas que (de)forman opinión.

Según un estudio de la OIT, en 2000, cerca de 1.2 millones de niños, niñas y adolescentes inmersos en las peores formas de trabajo infantil (trabajo forzoso o en régimen de servidumbre, en conflictos armados, explotación sexual comercial y actividades ilícitas) habían sido víctimas de trata. En América Latina y el Caribe, la mayor parte de las personas menores de edad en situación de trata se encuentran en explotación sexual comercial, trabajo infantil doméstico, delitos y agricultura.

La explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes, una de las peores formas de trabajo infantil, constituye una forma por excelencia de la violencia contra los niños, niñas y adolescentes, y puede adoptar varias modalidades: la utilización de personas menores de edad en actividades sexuales remuneradas, en dinero o en especie, en las calles, casas de habitación y otros locales, como burdeles, discotecas, bares, casas de masaje, hoteles, etc.; la trata de niños, niñas y adolescentes para el comercio sexual; el comercio sexual de personas menores de edad en actividades relacionadas con el turismo; y la producción, promoción y divulgación de pornografía involucrando a personas menores de edad, así como su utilización en espectáculos sexuales públicos o privados.

La trata infantil es una combinación o serie de hechos que pueden tener lugar en la comunidad de origen del niño, en los puntos de tránsito y en los destinos finales. Ocurre cuando se capta, traslada, acoge o recibe a una persona menor de edad con fines de explotación y no es necesario que se recurra a medios como la coerción o el engaño para que se configure el delito, es decir, aún con el consentimiento del niño, niña o adolescente se está en presencia de un delito.

El reclutamiento y traslado puede tener lugar a través de las fronteras o dentro del país. La explotación puede darse al principio, en medio o al final del proceso de traslado o incluso en varios de esos puntos. Quienes contribuyen al fenómeno con intención de explotar – reclutadores, intermediarios, proveedores de documentación, transportistas, funcionarios corruptos, suministradores de servicios y empleadores- son tratantes, incluso cuando intervienen en un reducido segmento de todo el proceso.

La pobreza suele desempeñar un papel primordial, pero no explica por sí sola que algunas personas menores de edad de familias pobres sean víctimas de la trata  y otras no. Concurren a veces factores de riesgo en los puntos de origen, de tránsito y de destino que, combinados, hacen a los niños más vulnerables a la trata.

Factores de riesgo son, por ejemplo, el analfabetismo de los padres, la enfermedad o muerte de uno de los principales apoyos de la familia, el desempleo, el abandono escolar precoz de los niños, la falta de inspección o control en los lugares de trabajo y la demanda específica de mano de obra infantil.

Las soluciones para erradicar eficazmente la trata pasan por el reconocimiento de los factores de riesgo en una situación determinada, y por la búsqueda de medios para contrarrestarlos. De otro modo, es muy probable que estas prácticas persistan. Sin embargo, es preciso también fortalecer las leyes para que sancionen adecuadamente este delito y apoyar su aplicación.

Evidentemente, las personas menores de edad que han sido víctimas de trata, se enfrentan a una serie de consecuencias negativas en sus vidas, entre ellas: el alejamiento de sus familias y escuelas, el encierro o aislamiento, el abuso físico, emocional y sexual, los cuales dañan su integridad como personas o incluso pueden ocasionar su muerte.

Si el objeto de la trata fue la explotación sexual comercial, las víctimas pueden sufrir consecuencias como embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, VIH-Sida, agresiones físicas y emocionales, adicciones a drogas, humillaciones, baja autoestima, se sienten culpables de lo que les sucede y no encuentran una salida al problema.

En este contexto, prevención y denuncia son las principales herramientas contra la trata y la explotación sexual comercial.

* Agencia de noticias de América Latina
(www.adital.org) donde, aquí, puede encontrarse más información y literatura al respecto.

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