Economía argentina: se prenden luces amarillas

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Partiendo de esta hipótesis de trabajo La Nación publicó, esta semana, varias notas que fundamentan las características de la crisis actual. Tomamos esta referencia para trasmitir, del modo más convincente que podamos, la profundidad y sentido de lo que está ocurriendo.

En Estados Unidos crece el “Movimiento ocupar Wall Street”. En efecto, los banqueros son identificados como los causantes y beneficiarios de esta crisis. En Nueva York, jóvenes “indignados” se comenzaron a movilizar. Primero fueron ridiculizados por la gran prensa, pero ahora empiezan a preocuparse, 14 millones de desocupados (según la forma de medir norteamericana, 25 millones si se usan los métodos europeos) les dan sustento a estas expresiones de frustración juvenil que recorre el territorio norteamericano. Días pasados fueron detenidos unos 700 jóvenes manifestantes por interrumpir la circulación por una mano del puente de Brooklin.

Estos “indignados”, que comenzaron recibiendo el apoyo de los sindicatos de docentes y transportistas, ahora tienen 15 sindicatos que los avalan. Una de las pocas consignas iniciales era “Me gradué, no tengo trabajo”. El “movimiento” se fue extendiendo con actividades semejantes en Washington, Los Angeles, Boston, Filadelfia, Seattle y Chicago.

En China la industria manufacturera está estancada, mejor dicho lleva tres meses en descenso, no obstante lo cual el PBI sigue creciendo a un 9% anual. ¿Cómo? Muy sencillo, por las inversiones públicas. Las inversiones brutas internas han llegado a un insólito 50% del PBI, la pregunta es ¿hasta cuándo el Estado chino tendrá recursos para seguir invirtiendo?

Entre otras causas, esto se debe a la reducción de lo que demanda el resto el mundo, particularmente sus países más desarrollados. Esta desaceleración, en Estados Unidos, Europa y Japón, hace que China, la India y Brasil tengan que ir frenando sus exportaciones. 

La situación, en los países centrales, no tiene visos de rápidos cambios a pesar que los  Estados Unidos y Europa, procurando soluciones, destinan cuantiosos recursos. Éstos salen de los gobiernos y terminan en los bancos, que son los que aparecen como acreedores, sin generar mayor empleo, producción o consumo.

En Estados Unidos, esos bienes, en realidad van a las arcas de los 400 norteamericanos que tienen la misma riqueza que los restantes 180 millones de sus conciudadanos.
Dentro de estas perspectivas, China prioriza mantener su “orden interno”, preocupada por sostener los consensos internos y que no terminen estallando los 170 mil conflictos callejeros que tuvo que soportar el año pasado. De todos modos no puede constituirse en la “gran locomotora de la economía mundial” 

Es por todo ello es que, si bien la mirada hoy está puesta sobre Grecia, el problema real para los próximos tiempos pasa por lo que suceda en Estados Unidos, el principal mercado del mundo y China –esa gran potencia- cuyo crecimiento, aunque no lo parezca, tiene límites.

 

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