EEUU: la vida difícil. – EXPULSAR A UN PROFESOR INCONVENIENTE

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

América, de norte a sur, conoce el genocidio, su historia se abre paso a través de un holocausto y otro. En tierras americanas –en América del Norte, hacia 1763– el ejército británico dio la que probablemente sea la primera batalla biológica: un tal capitán Ecuyer repartió mantas que habían sido utilizadas para cubrir y transportar enfermos de viruela a los aborígenes; se perseguía exterminarlos según un plan trazado por el jefe militar, Lord Amherst.

Setenta y cuatro años después un hecho del todo similar: una epidemia de viruela, significó prácticamente la desaparición del pueblo manda, en las planicies del noreste. Según Ward Churchill la enfermedad desatada en 1937 significó la muerte de alrededor de 125.000 personas –la historiografía oficial habla de unos 30.000 muertos a lo sumo–.

A partir de la década de 1991/2000 el profesor Churchill, por otra parte un destacado estudioso y defensor de los derechos de las naciones indígenas, sostiene haber encontrado algo más que indicios de que esa epidemia fue provocada por el ejército estadounidense con el objeto de «limpiar» los territorios ocupados por los manda.

El asunto en realidad no asombra; es un hecho histórico que a lo largo del siglo XIX fue posible la expansión del país hacia el oeste, y llegar al Pacífico, gracias en gran medida a la práctica genocida –de civiles y militares– sobre los pueblos de las grandes planicies y la ocupación de tierras mexicanas. ¿Por qué entonces el alboroto ya entrado el siglo XXI?

Más allá de las acusaciones de plagio y mal uso de la investigación documental, lo cierto es que el profesor Churchill es una espina clava en el interior del zapato cultural estadounidense; no sólo porque asegura que una parte de sus genes los heredó del pueblo cherokí, sino por el alcance que ha logrado su prédica contra la elite política del país.

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¿Cómo quieren que no nos odien en el mundo –pregunta– si cada niño palestino muerto de un balazo en la cabeza por arrojar un par de piedras, fue asesinado con una bala disparada por un rifle estadounidense entregado a Israel?

Otra razón del rechazo a su trabajo bien puede radicar en el hecho de que afirmó, poco después de los atentados de 2001, que vistos desde la perspectiva de las víctimas causadas por la política exterior de los EEUU, en las torres gemelas se podría decir que murieron «pequeños eichmans», aludiendo al siniestro personaje de la era nazi.

Aunque la votación para expulsar del campus a Churchill fue abrumadora (ocho votos contra uno), sus adversario no han logrado probar fuera de dudas que haya falsificado documentación para su tesis de la viruela.

En no pocos grupos intelectuales se abre paso una explicación diferente: el «stablishment» debe acallar las voces disidentes; la merma de recursos destinados a la educación superior y la investigación social e histórica –los costos de la guerra iraquí– brindan el pretexto perfecto para esta limpieza.

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Un texto de Ward Churchill, El nuevo rostro de la liberación: rebelión indígena, represión de Estado, y la realidad del Cuarto Mundo se incluye en el volumen de ensayos Rebeldes y terrestres, que será publicado próximamente por Ediciones del Leopardo.

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