El capitalismo, su educación y sus educadores

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No hay atenuantes, la historia de la educación burguesa, que por momentos fue exitosa sólo para la clase dominante, ha sido un fracaso horrísono que al proletariado sólo trajo penurias, gastos inmensos, estigmas, maltrato, marginación e inutilidad pasmosa. Una educación emancipadora está todavía por venir cuando sepamos des-mitificar y modificar el estado actual de esa educación burguesa que no ha resuelto, ni resolverá, los verdaderos problemas de fondo.

Los “grandes" avances burgueses, en ciencia y tecnología, se traducen mayoritariamente en penurias y explotación para los pueblos. Eso no lo tapan las migajas educativas de las demagogias.

Está en crisis la educación originada por los aparatos burgueses para la dominación ideológica, como expresión de la crisis de dirección revolucionaria que aqueja a la humanidad. Tal crisis, ya añeja, en el sentido de crisis rumbo y en el sentido de crisis de dirigentes, debe ser objeto supremo de la educación revolucionaria que bien debe servir como motor organizador que refresque y expanda la conciencia de la humanidad y libere los millones de categorías y conocimientos que le han sido vedados o secuestrados por obra y gracia de la ideología, y los intereses, de la clase dominante.

Algunos luchamos por una revolución educativa internacionalista, que sea producto de la gran revolución socialista impulsada por los trabajadores de todo el mundo. Algunos luchamos, e inventamos salidas, desde trincheras diversas. Quisiéramos la ciencia emancipada y al servicio de la humanidad y no la ciencia mercachifle que se adueñó de los centros de estudio para domesticar cerebros y ganancias.

Quisiéramos terminar con los latifundios académicos y el besamanos doctoral. Quisiéramos vida democrática plena en las aulas, quisiéramos cultivo colectivo del conocimiento, quisiéramos docentes, estudiantes y científicos hermanados, hombro a hombro, con las luchas de los pueblos, especialmente en la lucha contra la ignorancia y la miseria intelectual. Quisiéramos educación y ciencia en plena batalla de las ideas, quisiéramos alegría y moral de lucha en el descubrimiento del saber, quisiéramos la ética socialista como epistemología de las ciencias y la pedagogía emancipadora sin las aberraciones “didácticas” que la niegan.

Quisiéramos un programa educativo mundial no subordinado al interés de la usura, ni al negocio de élites, ni a la idolatría burguesa… “Necesitamos otra educación para otra sociedad y otra sociedad para otra educación” (KM). No es mucho pedir.

* Filósofo, académico (Universidad de la Filosofía).
En http://www.rebelion.org

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