El desastre mediático

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Indispensable. Este es un libro indispensable para tomar conciencia de la amplitud del desastre mediático actual. Y hay que agradecerle a Pascual Serrano el talento que ha derrochado para constituir el "archivo de la vergüenza periodística" al conseguir cosechar tan flagrantes demostraciones del resquebrajamiento de una profesión que amenaza ruina.

 

 

Ignacio Ramonet

Hoy esa situación ha cambiado. La información circula de manera sobreabundante y nadie la puede detener. No hay ningún poder suficientemente autoritario que impida a la información circular. Es muy difícil. Internet nos permite ahora tener acceso, casi gratuito, a yacimientos literalmente oceánicos de información, y la dificultad es cómo guiarnos por ese laberinto. Eso plantea enormes problemas. Plantea primero este problema de la censura. Porque la censura ha cambiado.

Antes la censura la ejercían el poder político o el poder digamos moral o religioso, y había poca información y los ciudadanos decían hay que luchar para obtener más libertad de información. ¿A qué le llamamos libertad? Libertad de comunicar en definitiva. La libertad de pensar libremente de comunicar sus ideas, la libertad de reunión, la libertad de expresarse o la libertad de imprimir, etc., eso es, en lo político, la libertad. Precisamente la libertad es el margen de posibilidad de la expresión de los grupos sociales que constituyen una sociedad. Y entonces los ciudadanos decían, cuanta más libertad tengamos, más comunicación habrá; o bien, inversamente, cuanta más comunicación haya, más libertad habrá. A así se hicieron las revoluciones en el siglo XVIII, esencialmente para tener la posibilidad de comunicar, de intercambiar información. Los ciudadanos tenían inconscientemente la idea de que cuanta más comunicación hubiese, más libertad habría en nuestras sociedades.

Pero no cabe duda que, desde hace unos años, nos hemos dado cuenta de que esa curva, que era casi una curva así como una mediatriz, una diagonal ascendente, proporcional digamos, cuanta más comunicación, más libertad había, y que parecía que iba a subir hasta el cielo, ha cambiado.

En realidad, como lo demuestra con brillantez, a su manera, este libro de Pascual Serrano, nos hemos dado cuenta, después de todas las manipulaciones mediáticas ligadas a lo que ocurrió en Rumania, el asunto Timisoara, la Guerra del Golfo, la Guerra de Irak, el 11 de marzo, etc., que tener más información no daba más libertad. Y, entonces nuestra curva que subía como una diagonal, de repente se transformó en una paralela.

Por mucha información que hubiera, nuestra libertad no se modificaba, se mantenía estancada. Y el peligro en que estamos en este momento es que cuanta más información tengamos, menos libertad tendremos. Porque la información ahora me engaña, me confunde, me desorienta. Hay tanta información no verificada, tanta "patraña" como dice Pascual Serrano, que ya no sé qué pensar. En realidad me estoy dando cuenta que muchas de esas informaciones que me llegan me mienten, como me mintieron durante la Guerra del Golfo, como me mintieron en Timisoara, como me mintieron en Bosnia, como me mintieron en Kosovo, o con lo de las "armas de destrucción masiva" para justificar la guerra de Irak.

Cuanta más información hay ahora, menos libertad me procura. Porque ya no sé qué hacer, y me doy cuenta efectivamente de que el funcionamiento de la verdad de nuestras sociedades es muy relativo ¿Qué es la verdad, en materia de información? La verdad informativa es cuando todos los medios: la prensa, la radio, la televisión e Internet dicen lo mismo sobre un tema, dicen que algo es verdad… aunque sea mentira. Esto está restableciendo ese principio que Aldous Huxley había desarrollado en su novela Un mundo felizHuxley dice: "Treinta y seis mil repeticiones constituyen la verdad." Si los medios repiten algo treinta y seis mil veces, pues establecen la verdad… aunque no sea la verdad. Así que los ciudadanos ya no saben dónde está la verdad. Y los medios, en vez de contribuir a guiarnos en este laberinto, lo que hacen es confundirnos más, engañarnos más, manipularnos más.

Por eso se ha creado tal desconfianza hacia los medios en la sociedad. La riqueza principal que tienen los medios de comunicación es su credibilidad. Ningún capital es más importante para un medio de comunicación que su credibilidad, porque lo que venden en realidad es esa credibilidad. Se les compra porque son confiables, si no fuesen confiables para qué los vamos a comprar, o para qué vamos a ver tal programa de televisión o de radio si no le tengo confianza al periodista o al medio que se expresa. Es su principal capital, y este capital, como lo demuestra con claridad evangélica este libro de Pascual Serrano, se está dilapidando.

Periodista, escritor, director de Le Monde diplomatique

Información relacionada: "Perlas 2. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación", de Pascual Serrano

 

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