Elena Ponomareva / ¿De qué se preocupa «la conciencia democrática» de Europa?

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El 26 de abril se inauguró la sesión ordinaria de primavera de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Sorprendentemente, en la víspera del acontecimiento más importante del siglo XX: la victoria de la coalición antihitleriana en la Segunda guerra mundial, en Europa no se discutirá la reincidencia del nazismo en los países Bálticos, Ucrania, Croacia, Albania y Kósovo. Sin hablar ya de los problemas económico-sociales, en los que se ha hundido literalmente Europa, desde Islandia hasta Grecia.

Los problemas más actuales para los representantes de los parlamentos de los países miembros del Consejo de Europa son las consecuencias de la guerra entre Georgia y Rusia —en agosto de 2008— y la hambruna de los años treintas del siglo XX en la URSS. Precisamente estos informes son definidos en la sesión de la Asamblea (APCE) como los principales.

El hecho de que la delegación rusa haya admitido tal agenda en la víspera del 65º aniversario de la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética, demuestra un serio defecto de la diplomacia rusa. Se tienen en cuenta los informes Sobre la conmemoración de las víctimas de la hambruna en la ex URSS y Sobre las consecuencias de la guerra entre Georgia y Rusis. Los dos están planeados para el 28 de abril.

El primer informe estaba preparado ya en enero, y ya en enero estaba claro que su leitmotiv consiste en el reconocimiento de que la hambruna de los años 30 en la URSS fue "un genocidio". Sin embargo recién en abril el jefe de la delegación rusa ante la APCE, Konstantín Kosachov (izq.), declaró que "El comité jurídico de la APCE ha preparado una serie de enmiendas al documento objetadas por la parte rusa, frecuentemente en forma categórica".

Como dijo Kosachov: "Las enmiendas serán declinadas, si la APCE posee la conciencia y el sentido común". En cambio, yo no tengo en absoluto el deseo de contar con "la conciencia y el sentido común" de los europeos. Quisiera obtener otra cosa, la seguridad en los resultados del trabajo de la delegación rusa.

Con el segundo informe la situación es aún más tensa.

En primer lugar, en los medios de comunicación masiva se informó sobre otra iniciativa de la parte georgiana: privar la delegación rusa de sus poderes en la sesión de primavera con motivo de los acontecimientos en Osetia del Sur en 2008.

De acuerdo a las palabras de Kosachov, si "en la APCE se plantea el problema de los poderes de la delegación rusa, la delegación de la Federación Rusa (como ya había dicho anteriormente) abandonará la sesión". ¡Es la peor variante de todas las posibles! Hay que defender su posición, luchar por ella en la tribuna del Parlamento Europeo, comprobar su razón, mirando a los ojos de esta misma "conciencia democrática" (así se denomina la Asamblea en el sitio oficial del Consejo de Europa). Y después, si los rusos abandonan la conferencia, ¿qué le queda al ministro de exteriores de Rusia, Serguey Lavrov, quien tiene que tomar parte en la sesión al día siguiente, el 29 de abril?

En su intervención S.Lavrov se propone atraer la atención del auditorio europeo al significado internacional de la victoria sobre el nazismo y plantear las posturas rusas en política mundial. El ministro ruso también se propone discutir la problemática del acuerdo de seguridad europea al tocar los temas de la inadmisibilidad de falsificar la historia, el papel del Consejo de Europa en la superación de las consecuencias de la guerra fría y las líneas divisorias, originadas por ella.

Todos esos asuntos son muy importantes. Son, precisamente ellos, los que tienen que convertirse en el acorde final de la sesión primaveral de la APCE, tienen que llenar las primeras páginas de los periódicos. No se debe poner al ministro ruso en tal situación, cuando, posiblemente, tenga que suspender su visita.

En segundo lugar, ya el 25 de abril se ha realizado por primera vez una reunión extraordinaria del comité de monitoreo, donde fue discutido el informe Sobre las consecuencias de la guerra entre Georgia y Rusia. Anteriormente tal práctica no existía, las reuniones del comité de monitoreo siempre tenían lugar en el curso de la sesión. Es evidente que la discusión tendrá una orientación planificada anti-rusa.

Siguiendo las huellas recientes de la guerra, en octubre de 2008, la Asamblea "recomendó" a Rusia suspender el reconocimiento de la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, aunque no apoyó las proposiciones de los parlamentarios radicales (Georgia, Polonia, los países Bálticos) de quitarle a la delegación de la FR el derecho al voto por la participación en los acontecimientos de agosto.

En octubre de 2009 Georgia declaró que continuará planteando los temas sobre los poderes de la delegación de la FR en la APCE. En Tbilisi efectuaron un cálculo exacto, la imagen de Rusia la liberadora, Rusia, que había pagado la libertad de Europa con sus víctimas por millones y con los sufrimientos incalculables, tiene que ser relevada por la imagen del agresor. ¿Y dónde hay aquí "la conciencia democrática"?

La APCE es una estructura supranacional. Por una parte tal estructura es necesaria para discutir los problemas importantes de la actualidad, cuya solución es posible sólo a base acuerdos colectivos; pero desde otro punto de vista la APCE puede representar una amenaza a un Estado nacional, obligándolo cumplir con resoluciones, que incluso contradigan en ocasionesa sus intereses.

La delegación rusa en la APCE tiene que hacer llegar de una forma minuciosa, incansablemente, a la opinión pública europea la esencia de los intereses nacionales de Rusia.

Elena Ponomareva es o
bservadora diplomática del Centro Analítico Fondo de la cultura estratégica de Moscú.
En http://es.fondsk.ru —que advierte que el artículo se publica de manera condensada.

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