Escalada militar de Estados Unidos contra Irán y China

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Alfredo Jalife-Rahme*
Obama y el Congreso, secuestrados por el Pentágono y Wall Street, se han volcado a un ominoso despliegue militar en todo el mundo –desde el mar Caribe, pasando por el golfo Pérsico hasta el Sudeste Asiático y el estrecho de Taiwán–, cuyo principal objetivo es doble: 1. Proteger su vulnerable "bajo vientre" (soft-belly) en el mar Caribe convertido en un nuevo Mare Nostrum estadunidense (instalación de siete bases militares en Colombia; golpe de Estado militar tolerado en Honduras con el apoyo de Israel y Taiwán; "ayuda humanitaria" de 10 mil marines en Haití que pone en jaque a la retaguardia de Cuba); y 2. Una triple ofensiva en Irán, el estrecho de Taiwán y Tailandia, que en su conjunto aprietan las tuercas de aprovisionamiento petrolero a China.

Tanto la defensa del patio trasero de Estados Unidos (EU) en el Caribe como su espectacular ofensiva contra Irán y China pueden comportar una exagerada coreografía hollywoodense por Obama, en simultaneidad con su propuesta del mayor presupuesto militar de la historia de EU (708 mil millones de dólares) y en medio de la publicación de la Revisión de Defensa Cuatrianual (QDR, por sus siglas en inglés).

Viola Gienger y Tony Capaccio (Bloomberg, 1/2/10) aducen que los contenciosos de China e Irán "aceleran el plan de batalla de EU por cielo y mares en su revisión estratégica", plasmada en el QDR del Pentágono –como si EU necesitase de coartadas para su "guerra permanente" que ha librado durante todo el siglo XX y el inicio del XXI cuando hoy ha desplegado más de 400 mil soldados en todo el mundo y está a punto de alcanzar 900 bases militares en el planeta.

En un enfoque multidimencional, tampoco se puede desdeñar que EU –en plena descomposición política interna como consecuencia del "factor Massachussets", que colocó a Obama y al Partido Demócrata contra la pared– oculta con hojas de parra bélicas su desnudez financiera y económica.

Nada menos que Neil Barofsky, inspector general nombrado por el Congreso para vigilar los rescates bancarios, asustó a los enterados de que la crisis financiera "no se había resuelto" y que "pudiera ser mucho peor" (Fox News, 31/1/10).

Mientras Larry Summers, consejero económico estelar de la Casa Blanca, anestesia a los desinformados mediante su fórmula cómica y cósmica de una "recuperación estadística" con "recesión humana (¡súper sic!)", el solvente economista Nouriel Roubini se burla del reciente "crecimiento económico" cosmético y advierte tanto sobre una inminente "recesión de doble hundimiento" como de un desplome bursátil (Bloomberg, 30/1/10).

Es probable que el aparatoso despliegue militar de EU sea tanto una coreografía "de corte presupuestal" como una disuasión para que sus dos principales rivales (Irán y China) se amedrenten y/o no saquen provecho de la fase de su mayor vulnerabilidad de su historia cuando, paradójicamente, cuenta con el ejército tecnológico más poderoso del mundo.

Sean peras o manzanas, pero sería un grave error de juicio, limítrofe al suicidio, que los países afectados no adopten las medidas precautorias apropiadas. Precisamente el primer día de febrero, EU "lanzó los mayores juegos de guerra asiáticos en Tailandia", donde concurren los ejércitos de EEUU, Tailandia, Japón, Indonesia, Singapur y Corea del Sur (Afp, 1/2/10).

No es solamente la secesión del Tíbet budista que fomenta EEUU, sino la balcanización de la provincia islámica de Xianjiang. Pero, sin duda, lo que más le duele a China es la intromisión flagrante de Washington en Taiwán. Al final de su "análisis" con "mensaje", Helene Cooper diluye la embriagante concentración de su vino bélico: "las posturas más duras de EU no cambian el hecho de que Obama necesita (sic) la cooperación de China en muchos temas" que van desde Irán, pasan por Corea del Norte, hasta la revaluación del yuan.

Obama está jugando con fuego global, regional y local, y la réplica de China e Irán, dos civilizaciones milenarias, puede salirse del radar conceptual de los estrategas de EU que buscarían, a nuestro entender, un apretón limitado de tuercas.

Li Hong, del People’s Daily (1/2/10) expone que "Pekín ha respondido con dientes (sic) en forma correspondiente. China romperá los contactos militares y en materia de seguridad con Washington e impondrá sanciones económicas a las firmas vendedoras de armas de EU a Taiwán", como Boeing. Hong conmina a Obama a "cambiar su camino y a rectificar" para cesar de envenenar las relaciones bilaterales.

¿Hasta dónde estará dispuesto a llegar Obama? Son muchas las afrentas mutuas entre EEUU y China en fechas recientes y tal parece que ambas superpotencias necesitan encontrar un nuevo equilibrio en sus relaciones dislocadas. Lo único cierto es que feneció antes de nacer el espejismo del G-2.

*Analista internacional mexicano, columnista de La Jornada
 

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