FALUJÁ: EL GENOCIDIO QUE OCULTÓ LA DEMOCRACIA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En los últimos dos años, EEUU puso sitio dos veces a Falujá, una ciudad iraquí donde vivían 300.000 personas. El primer intento de tomarla se convirtió en una derrota para las fuerzas de la coalición. Como resultado, antes del segundo sitio, EEUU dio dos opciones a los habitantes de Falujá: salgan de la ciudad o arriésguense a morir como “insurgente enemigo”.

Hecho este ultimátum, aproximadamente 250.000 ciudadanos, o el 83% por ciento de la población, huyó de la ciudad. No tenían adónde huir y terminaron hacinados como refugiados. Muchas familias fueron forzadas a sobrevivir en el campo o en edificios abandonados sin posibilidad de abrigo, sin agua, electricidad, alimentos ni asistencia médica.

Los 50.000 que eligieron seguir perteneciendo a su ciudad o que no pudieron escapar quedaron atrapados por las fuerzas de la coalición que les bloqueó el acceso a alimentos, agua y ayuda médica. Los militares de Estados Unidos proclamaron que entre quienes permanecían en la ciudad quedaba un remanente de unos pocos miles de “insurgentes enemigos” pero condujeron la invasión como si toda la gente restante fuera “combatiente enemigo”.

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El periodista iraquí Burhan Fasaá dijo que entre los estadounidenses cundió fácilmente la frustración con los iraquíes porque no pueden hablar en inglés. “Los estadounidenses no tenían intérpretes consigo, así que entraron a las casas y mataron a la gente porque no hablaba inglés. Ingresaron a una vivienda donde habían 26 personas, y les dispararon porque no obedecieron sus órdenes, ya que no podían entender ni una sola palabra de inglés».

Pormenores del holocausto árabe de Bush

Abu Hammad, un residente de Falujá, le dijo a Inter Press Service que vio gente procurando nadar a través del Eufrates para escapar al sitio. «Los estadounidenses los balearon desde la orilla. Les dispararon a todos, incluso a algunos de ellos que sostenían una bandera blanca o ropas blancas sobre su cabeza para demostrar que no eran combatientes».

Además, «hasta la gente herida fue muerta. Los estadounidenses comunicaron a la gente que acudiera a una mezquita si deseaban abandonar Falujá e, incluso, mataron a quienes se trasladaron hasta allí portando banderas blancas». Los ex residentes de Falujá recuerdan otros métodos trágicos para matar al herido. «Los observé (a las fuerzas de EEUU) rodar sus tanques sobre la gente herida en la calle… Esto sucedió muchas veces».

Las estimaciones preliminares de diciembre de 2004 revelaron que en Falujá por lo menos habían muerto a 6.000 ciudadanos iraquíes y la mitad de la ciudad había sido destruida.

Los periodistas Maria Trotochaud y Rick McDowell afirmaron que la matanza continua en Falujá contribuyó en gran medida a la escalada de violencia en otras regiones del país, tales como Mosul, Baquba, Hilla y Bagdad. La violencia incitada por la invasión de EEUU derivó en los asesinatos de por lo menos 338 iraquíes que fueron asociados al nuevo gobierno de Iraq».

La invasión de EEUU a Iraq, específicamente en Falujá, está causando un increíble desastre humanitario entre quienes no tienen ninguna relación específica con la guerra. El Comité Internacional de la Cruz Roja informó el 23 de diciembre de 2004 que tres de las plantas de purificación de agua de la ciudad habían sido destruidas y la cuarta había sido gravemente dañada. Los civiles se mueven brevemente buscando alimentos pero no pueden recibir ayuda de quienes podrían dársela. A las organizaciones de ayuda se les negó en varias ocasiones el acceso a la ciudad, a los hospitales y a la población refugiada en los alrededores.

Abdel Hamid Salim, portavoz de la Media Luna Roja iraquí en Bagdad, dijo a Inter Press Service, que a ninguno de sus equipos de relevo se les permitió ingresar a Falujá tres semanas después de la invasión. Salim declaró que «todavía hay lucha pesada en Falujá. Y los americanos no nos permiten ingresar para que podamos ayudar a la gente».

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Louise Arbour, expresó su profunda preocupación por los civiles atrapados por el combate. Arbour acentuó que se debe llevar a la justicia a todos esos culpables de violaciones de las leyes internacionales de derechos humanitarios y humanos. Arbour demandó que se debe investigar todas las violaciones de estas leyes, incluyendo «disparar deliberadamente a civiles, los ataques indiscriminados y desproporcionados, la matanza de personas heridas y el uso de
escudos humanos».

Complicidad de los grandes medios

Marjorie Cohn, vice presidenta ejecutiva del Gremio Nacional de Abogados, y el representante de EEUU en el comité ejecutivo de la Asociación Americana de Juristas, anotaron que la invasión de EEUU de Falujá es una violación de leyes internacionales ratificadas específicamente por EEUU:

«Ellos (las fuerzas de EEUU) asaltaron y ocuparon el hospital general de Falujá y no han permitido que ambulancias y médicos ingresen a la mayor parte de la ciudad para asistir a los heridos, en una violación directa de la Convención de Ginebra».

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Según David Walsh, los grandes medios estadounidenses también parecen contribuir a la negación de la verdad en Falujá. Aunque, en muchos casos, les impiden entrar a la ciudad y niegan a sus periodistas el acceso a los heridos, los grandes medios corporativos demostraron una preocupación mínima respecto al acceso negado.

“Hubo poca o ninguna mención de la inmoralidad o ilegalidad de los ataques que Estados Unidos emprendió contra Iraq. Con unos pocos periodistas independientes informando sobre la carnicería y el cierre del ingreso a la ciudad sitiada para la comunidad humanitaria internacional del exilio, la Media Luna Roja y la Cruz Roja, el mundo está forzado a confiar en la cobertura de los periodistas ‘incrustados’ entre las tropas de EEUU.

“Hemos visto que la prensa de EEUU informa de las muertes de Falujá de esta manera: número de soldados de EEUU muertos, número de soldados iraquíes muertos, número de ‘guerrilleros’ o ‘insurgentes’ muertos. En ninguna parte informan de las víctimas civiles conocidas desde las primeras semanas de la invasión. Un recuento exacto de todas las víctimas civiles hasta la fecha tiene todavía que ser publicado en los grandes medios estadounidenses.

Los médicos hablan

Un pormenorizado estudio publicado por la revista médica británica The Lancet, concluyó en octubre de 2004 que por lo menos 100.000 civiles han muerto desde que Iraq fue invadido en marzo de 2003 por la coalición militar conducida por EEUU.

Anteriormente fue incierto el número de iraquíes muertos desde la guerra del Golfo de 1991 debido al conflicto o a las sanciones. Y se hicieron afirmaciones que se extendieron desde negar la mortalidad creciente a millones de exceso de muertes. Sin embargo, en ausencia de cualquier estudio, existen los expedientes del ministerio de Salud. Los datos basados en los registros de la morgue indican que la tasa de homicidios de la post-invasión es muchas veces más alta que la registrada antes de la invasión.

En el cuadro actual de inseguridad y de limitada disponibilidad de información de salud, los investigadores dirigidos por el doctor Les Roberts de la Universidad Johns Hopkins emprendieron la tarea de estimar la mortalidad nacional durante los 14.6 meses anteriores a la invasión –1º de enero de 2002, al 18 de marzo de 2003–, para compararla con el período del 19 de marzo de 2003, a la fecha de la investigación, entre el 8 y 20 de septiembre de 2004.

Las familias iraquíes fueron informadas sobre el propósito del estudio, asegurándoseles que sus nombres no serían registrados, y advertidas de que no habría ventajas o penas para quien rechazara o acordara participar.

El examen indica que el peaje de la muerte asociado a la invasión y a la ocupación de Iraq está en realidad cerca de las 100.000 personas, y puede ser mucho más alto. La violencia se ha identificado como el principal problema de salud pública en Iraq. Sin embargo, a pesar de tantas muertes de iraquíes, los datos de la indagación en los hogares no muestran evidencia de grandes fechorías cometidas en terreno por soldados individuales.

El 95% de las matanzas conocidas –atribuidas todas a las fuerzas de EEUU por los entrevistados– fueron causadas por proyectiles de helicóptero, cohetes u otras formas de armamento aéreo.

El estudio fue difundido en vísperas de un debate de la elección presidencial focalizado en parte en la política de EEUU en Iraq. Muchos periódicos y programas de noticias de la televisión estadounidense no le hicieron caso al estudio o sepultaron el informe lejos de los títulos principales. «¿Qué anduvo mal este vez? Quizás el esfuerzo de los investigadores y The Lancet por presentar el estudio a los votantes estadounidenses antes de la elección logró exactamente el resultado opuesto, ahogándose un estudio valioso en el clamor de la campaña presidencial». (Lila Guterman, Chronicle of Higher Education).

Las conclusiones del estudio inundaron puntualmente los medios de todas partes del mundo, excepto los de EEUU, donde apenas hubo susurros sobre el trabajo seguidos de un silencio rígido. The Lancet publicó el documento el 29 de octubre, el viernes anterior a la elección, cuando muchos reporteros andaban ocupados con historias políticas. Ese día, Los Angeles Times y el Chicago Tribune dedicaron solamente una 400 palabras al estudio cada uno y colocaron la historia dentro en su sección delantera, en las páginas A4 y A11, respectivamente.
(Los medios de noticias de Europa dieron mucho más espacio al estudio; varios periódicos publicaron artículos de tapa sobre su contenido).

En un breve artículo acerca del estudio, en la página A8, The New York Times observó que la Cuenta de Cuerpos Iraquíes, un proyecto para registrar las muertes de civiles divulgadas en los medios de noticias, había llegado al máximo de aproximadamente 17.000 muertes. El artículo advirtió que el nuevo estudio ‘ciertamente generará intensa controversia’. Pero el Times no publicó ningún otro artículo o noticia sobre la investigación.

El Washington Post, quizás tratando de perjudicar la seriedad del estudio, citó a Marc E. Garlasco, un analista militar reputado en derechos humanos, diciendo: «estos números parecen estar inflados». Garlasco dice ahora que entonces él no había leído el estudio en ese entonces y califica su desacreditación en el Post como «realmente desafortunada». (Lila Guterman, Chronicle of Higher Education).

Asimismo, ninguno de los grandes medios corporativos estadounidenses se molestó en usar la historia para hacerle saber a nuestros ciudadanos a cuántos habitantes iraquíes matan las tropas de la coalición que conduce nuestro gobierno.

El estudio nunca fue mencionado en las noticias de televisión, y la verdad sigue siendo ignorada por quienes pudieran necesitar oír más. El gobierno de EEUU no hizo entonces ningún comentario y sigue manteniendo silencio sobre la matanza de civiles iraquíes.

«La única cosa que no perdemos de vista son las muertes de tropas de EEUU y de civiles», le dijo a The Chronicle un portavoz del departamento de Defensa.

Cuando la «mujer ancla» de CNN –Daryn Kagan– tuvo la ocasión de entrevistar al editor jefe de Al Jazira Ahmed Al-Sheik –en una de las pocas oportunidades de obtener información independiente sobre los acontecimientos de Falujá– la conductora aprovechó la ocasión para acosar a Al-Sheik acerca de si las muertes de civiles eran realmente la noticia en Falujá.

El argumento de CNN fue que una noticia más importante que las muertes de civiles era «qué hacían los insurgentes iraquíes» para provocar una respuesta defensiva de EEUU. «Cuando los informes desde el terreno describen a centenares de civiles muertos por las fuerzas de EEUU, CNN debería revisar las imágenes de Al Jazira para considerar si corroboran esa versión y no acosar a su redactor jefe sobre por qué no suprimen esos reportajes». (MediaWatch, Asheville Global Report).

El estudio de los investigadores concluyó que existen varias limitaciones en este trabajo, principalmente porque la calidad de los datos recibidos depende de la exactitud de las entrevistas. Sin embargo, los entrevistadores creyeron que ciertas características esenciales de la cultura iraquí hacen poco verosímil que los entrevistados hayan fabricado sus informes sobre las muertes.

Las Convenciones de Ginebra establecen claramente la responsabilidad de los ejércitos de ocupación sobre la población civil que controlan. «Con el beneficio admitido de la retrospección y desde una perspectiva puramente de salud pública, está muy claro que cualquier plan ejecutado fue un penoso error. La invasión de Iraq, el desplazamiento de un dictador cruel y la intención de imponer por la fuerza una democracia liberal, por sí mismas son insuficientes para llevar paz y seguridad a la población civil».

Las duras tácticas ilegales puestas en práctica en Iraq por los militares de EEUU según la evidencia de las noticias y reportajes se han convertido en lo que parece ser un procedimiento estándar de operación en el país ocupado. Durante la masacre de noviembre ocurrieron en Falujá violaciones incontables del derecho internacional y crímenes contra la humanidad.

Las evidencias de la masacre de iraquíes y el uso de armas ilegales, tales como bombas de racimo, napalm, municiones de uranio y armas químicas empleadas durante el sitio de noviembre de Falujá, cuando la ciudad entera fue declarada una «zona libre de fuego» por los líderes militares, más la brutalidad de los soldados de EEUU sólo ha incrementado a través de Iraq el encendido rechazo que arrastra la ocupación.

Según los iraquíes del inerior de la ciudad, por lo menos el 60% de Falujá fue totalmente destruido con el sitio, y ocho meses después del ataque distritos enteros seguían sin electricidad ni agua. En la ciudad se instaló el estilo israelí de “puntos de control”, prohibiendo ingresar a cualquier persona que no viviera dentro de la localidad. Por supuesto, los medios no-incrustados en el Ejército no fueron admitidos en la ciudad.

fotoActualización: Desde que se publicaron estas historias, en Iraq han seguido ocurriendo incontables incidentes causados por armas y tácticas ilegales utilizadas por los militares de EEUU.

Durante la Operación Lanza, del 17 de junio de 2005, las fuerzas lideradas por EEUU atacaron las pequeñas ciudades del Al Qa’im y de Karabla, cerca de la frontera siria. Los aviones de combate de EEUU lanzaron una tonelada de bombas sobre áreas residenciales, aduciendo después haber muerto a incontables militantes, mientras vecinos y médicos clamaron que solamente mataron a civiles.

Igual que en Falujá negaron el acceso a la ciudad para brindar ayuda médica a los residentes, mientras que la izquierda denunció que regularmente los civiles iraquíes se convertían en blanco de tiradores emboscados de EEUU.

Según un informe periodístico de IRIN, Firdos al-Abadi, de la Media Luna Roja de Iraq, 7.000 personas de Karabla fueron llevadas al desierto, fuera de la ciudad, sufriendo carencias de alimentos y de ayuda médica, mientras 150 hogares fueron destruidos totalmente por los militares de EEUU.

Un médico iraquí relató ese mismo día que fue testigo de «crímenes en el área del oeste del país… las tropas estadounidenses destruyeron uno de nuestros hospitales, quemaron el dep´çopsito de medicinas, mataron pacientes en la sala…, evitaron que ayudáramos a la gente en Qáim’.

También, como en Falujá, un doctor del hospital general del Al Qáim indicó que familias enteras seguían enterradas debajo de los escombros de sus hogares, pero el personal médico tampoco podía llegar a ellos debido a los francotiradores estadounidenses.

Los civiles iraquíes de Haditha tuvieron experiencias similares durante la operación Mercado Abierto. Denunciaron que los tiradores emboscados de EEUU dispararon interminablemente sobre cualquier persona en las calles durante días, mientras fuerzas de EEUU e iraquíes atacaban los hogares y detenían a cualquier hombre hallado adentro.

Los grandes medios divulgaron la noticia de la «liberación» de Falujá, y dieron cifras sobre «militantes insurgentes» muertos citando fuentes militares, pero sin mencionar víctimas civiles ni el uso de tácticas de mano dura ni el empleo de municiones ilegales –que continúa siendo breve o inexistente en el periodismo hasta la fecha, junio de de 2005–.

Para información adicional

– http://english.aljazeera.net/HomePage,
– www.dahrjamailiraq.com
– www.worldtribunal.org
– www.afsc.org/pwork/0412/041204.htm

y otros sitios de noticias alternativas/independientes.

Evaluadores de la Facultad: Bill Crowley, Ph. D., Sherril Jaffe, Ph. D.
Investigador Estudiante: Brian K. Lanphear

Fuentes

Peacework, diciembre 2004-enero 2005
Título: La invasión de Falujá: Un estudio en la subversión de la verdad
Autores: Maria Trotochaud y Rick McDowell.

World Socialist Web Site, 17 de noviembre 2004
Título: Los medios de EEUU aplauden la destrucción de Falujá
Autor: David Walsh

The NewStandard, 3 de diciembre de 2004
Título: Los refugiados de Falujá hablan de vida y de muerte en la zona de la matanza
Autor: Dahr Jamail (periodista independiente estadounidense que vive y reportea en Iraq).

The Lancet, 29 de octubre, 2004
Título: Mortalidad antes y después de la invasión 2003 de Iraq
Autores: Les Roberts, Riyadh Lafta, Richard Garfield, Jamal Khudhairi and Gilbert Burnham.

The Lancet, 29 de octubre, 2004
Título: La guerra en Iraq: víctimas civiles, responsabilidades políticas
Autor: Richard Horton

The Chronicle of Higher Education, 4 de febrero, 2005
Título: Cuenta perdida
Autor: Lila Guterman

Fair, 15 de abril, 2004
Título: CNN y Al Jazeera: ¿Por qué no informan de muertos civiles?
Autor: Julie Hollar

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(*) El Proyecto Censurado (Project Censored) de la Universidad Sonoma State, California, ofrece todos los años un estudio sobre las 25 grandes noticias más ocultadas por la gran prensa de EEUU.
Estas “25 historias top” sobre grandes temas sustraídos del debate periodístico ofrecen una radiografía actualizada de la sociedad estadounidense, cuyo conocimiento permite comprender mejor los designios del imperio.

Más información en href=»http://www.projectcensored.org»target=»_blank»>www.projectcensored.org

Reconocimiento

La investigación sobre Proyecto Censurado y la traducción fueron realizadas por el periodista chileno Ernesto Carmona.

El informe se publica en dos partes en el portal de la agencia independiente de informaciones argentina Argenpress Info, que ha difundido otros materiales del Proyecto Censurado, siempre en traducción de Carmona.
La URL de Argenpress:
www.argenpress.info

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