Festejar a patadas. – VIOLENCIA Y POLICÍA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Una serpiente de cuero indefinible zigzaguea por el territorio chileno. Envenena o apreta. Devora, en todo caso, la escuálida paz social de las provincias remotas (pensadas desde la capital) que ni políticos ni gobernantes han sabido cautelar. Carlos Gormaz Contreras, secretario nacional del SINTRAC – CND lo aprendió de la mejor manera: a golpes.

El cinco de septiembre de 2006 Gormaz Contreras, a eso de las 10 de la mañana, entra a la primera comisaría de Carabineros de la ciudad de Arica para retirar un certificado de residencia, trámite necesario para acreditar su domicilio por razones de trabajo. La funcionaria –con galones de cabo– le entrega el documento. Tiere errores de ortografía.

Gormaz le dice que esas faltas son, para los objetivos que persigue, graves. En sus palabras: «resalto que me perjudica y que por favor se enmiende el error para no tener problemas posteriores». Otro policía modifica corrige el documento con corrector y recalca con lápiz grafito las correcciones. El talante de los uniformadfos no era de sonrisa amistosa.

«Le solicite –relata Gormaz– que el error se corrigiera de otra forma, ya que me lo iban a cuestionar al presentarlo en la empresa y en las demás empresas en donde estoy postulando por trabajo, y al responderme de forma negativa adujo que me estaba haciendo un favor, con lo cual no estuve de acuerdo ya que dicho documento tiene un valor de $ 580 –alrededor de un dólar estadounidense–.

» La reacción del funcionario fue simple:

«–¡Retírese! –me gritó, dejando en claro después que me conocía que era de esos conflictivos, un dirigente sindical, y de forma muy prepotente y grosera».

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Abreviando. Al grito del policía no se retiraron, se acercaron dos colegas sin uniforme y otrosdos uniformados, Con velocidad «se abalanzan sobre mi tomándome del cuello, con golpes de puño en el rostro y puntapies en distintas partes del cuerpo; me esposan, y me golpean más antes de llegar al calabozo –éstos tienen cámaras grabadoras– amenazándome y diciéndome que si esto se llegaba a saber mi familia sufriría las consecuencias».

Poco después Gormaz fue trasladado en un furgón policial al hospital Juan Noe para constatar las lesiones. Allí «me ingresan a la oficina que ocupan en el hospital y un policía saca su bastón intimidándome. Fuí atendido alrededor de las 12:20 por personal de la posta central. A las 12:30 el médico de turno constata las lesiones producidas por las agresiones propinadas y las tipifica en el registro de atención de urgencia.

«Luego los carabineros me llevan de vuelta a la comisaría. A las 13:15 me sacan las esposas y me dejan en libertad».

La directiva del sindicato emitió una declaración pública condenando el proceder uniformado y exige de las más altas autoridades nacionales se investigue a fondo lo ocurrido, que les parece enmarcado según las tácticas legadas por la dictadura militar. Con fecha nueve de setiembre entregaron en La Moneda una carta a la Presidente de la República; esperan respuesta para estos días.

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