Galería: cultura de la resistencia

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

fotoRaúl Valdebenito ha dedicado su vida al periodismo y al rescate de aquellos materiales condenados a su desaparecimiento. Durante los años de la dictadura, pero especialmente entre 1978 y 1988, recopiló, a veces con riesgo de vida, más de 600 volantes repartidos en todo el país, tanto por los secuaces de la barbarie, como por los partidos políticos que formarían la Concertación -actualmente en el poder-, los partidos y grupos que desaparecieron y también aquellos producto de la creatividad de la base social.

Octavillas, panfletos, volantes, afiches, en fin, fueron recogidos en las calles, despegados de los muros, ocultados con celo.

fotoCinco discos compactos los contienen; en ellos se conserva parte de la historia que no está exactamente en la historia oficial que se escribe desde el plebiscito y la posterior elección presidencial.

Los textos hablan por sí mismos, y aunque se escribieron con un propósito concreto: rechazar la dictadura, llamar a votar en el plebiscito que ésta convocó, poner fin al exilio, etc… algunos cumplen otra función.

fotoNo pocos -con un pretexto u otro- informan que los partidos políticos proscritos actúan en la clandestinidad, están presente en la lucha. Otros piden -y de paso recuerdan que los hay- la libertad de los presos políticos. Algunos comparan o incitan, todos movilizan.

Es observable «a simple vista» la diferencia de producción entre los volantes emitidos por los partidos y organizaciones sociales -en general constituidas por aquellos- y los que se hicieron de noche, en un cuarto a medias iluminado, en secreto y casi sin herramientas.

fotoAlgún reclamo, alguna protesta consignada en los volantes tienen hoy más que un poco de vigencia. Cierto: no se trata en la actualidad de llamar a derrocar un gobierno, pero indican el atraso de los gobiernos democráticos por cumplir con las expectativas que generó la lucha contra la dictadura.

fotoCesantía, ineficiencia de los servicios de salud y medicina laboral, bajo nivel de la educación pública y entrega de las universidades al acaso de la «industria» privada de la educación, falta de viviendas, destrucción de los recursos naturales, salarios de hambre, ausencia de control ante el saqueo de los recursos no renovables, imprevisión de las políticas energéticas…

fotoEl panorama urbano desolador cuando llueve, la construcción de viviendas dejadas al capricho de las empresas -y otros hechos- indican con claridad que la retirada del Estado en el orden social propuesta y acometida por la dictadura no se ha revertido.

Estos volantes dan cuenta de una lucha; tal vez indican que otra lucha, la más simple y terrible de todas: la que desatan el hambre y la injusticia no ha terminado. Al fin y al cabo se trata de la dignidad

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Raúl Valdebenito: valdebenito_raul@yahoo.com

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