Gisela Ortega, crónicas ingenuas / La disciplina

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El mundo es un lugar más o menos organizado gracias a que, los seres humanos cumplen con las obligaciones que les corresponden en el momento oportuno. El orden y la disciplina son indispensables en la vida de cada individuo, que se instaura para cumplir de la mejor manera con su actividad con el fin de ayudar a que el universo tenga un mejor desenvolvimiento.

La disciplina es un concepto que tiene muchas definiciones. Puede vislumbrarse como una ciencia o un arte; sin embargo lo más común es comprenderla como la educación que posee una persona en torno a cierta doctrina y la forma precisa en que la lleva a la práctica.

El diccionario de la Real Academia Española, describe a la disciplina como: Conjunto de normas que rigen una actividad o una organización. Actitud de las personas que acatan estas normas. Orden. Colocación de las cosas en el lugar que le corresponde. Forma coordinada y regular de funcionar o desarrollarse algo. Método que se sigue para hacer algo.

Es gracias a la disciplina que los seres humanos pueden actuar determinadamente hasta lograr cumplir sus metas y objetivos. Se adquiere en los primeros años de vida, enseñándole al niño la forma de comportamiento en los diferentes contextos de la existencia.

El valor de la disciplina se alcanza dotando a la persona de carácter, norma y eficacia para estar en condiciones de realizar las actividades que nos solicitan y poder desempeñarlas lo mejor que se pueda y ser merecedora de confianza.

Un ser disciplinado habla por sí mismo, por serlo se deduce lo responsable que es para organizar su tiempo, actividades y está pendiente de cumplir con lo encomendado. Su palabra es sinónimo de garantía y credibilidad ante los demás. Desempeña sus obligaciones, haciendo más de lo esperado, al grado de sacar adelante su trabajo y todo aquello en que ha empeñado su palabra.

Es muy significativa la forma en que aprecia el horario y el orden… No se olvida de mantener un ambiente agradable y armónico donde se encuentra. Es feliz con lo que hace, no ve el compromiso como una carga, no se molesta cuando le solicitan algo, piensa que es el medio para perfeccionar a otros a través del servicio a los demás.

La disciplina, es un entrenamiento que corrige, moldea, da fortaleza y perfecciona, Su misión es formar buenos hábitos y establecer una serie de reglas personales comprometidas con uno mismo para alcanzar un ideal. Esto sin duda es una de las tareas más importantes en nuestra vida.

Cuando se es disciplinado en nuestras acciones cotidianas, con la familia, en la escuela, en el trabajo, en la comunidad, no hace falta la vigilancia ni el control, porque estamos pendientes de cumplir lo que nos corresponde hacer. Un claro ejemplo de esto se ve en los deportistas, quienes tras largo tiempos de preparación logran obtener buenos resultados en las competencias.

La disciplina, no solo se aplica hacia las grandes metas, se encuentra presente en todo momento de nuestras vidas. Seguir las reglas que nos señalan en casa o en la escuela sirve para que todo funcione mejor y nos sintamos más cómodos a diario. Al mismo tiempo, salimos beneficiados de la disciplina con respecto a nuestros compromisos. Al mantener el orden, además, podemos disponer de mayor tiempo para realizar las actividades que nos agradan.

Gisela Ortega es periodista.

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