Gramsci y el concepto de hegemonía

1.919

Antonio Gramsci había llegado a la conclusión de que la burguesía había logrado fortalecer progresivamente su hegemonía —es decir, su capacidad de ejercer efectivamente su dominación sobre el conjunto de la sociedad sin encontrar demasiada resistencia— mediante el desarrollo de diferentes mecanismos de control social.*



Entre ellos la interiorización de su punto de vista sobre las cosas por parte de los explotados (a través de aparatos ideológicos como la escuela, los medios de comunicación masivos, etc.).

Estas cosas, sumadas a varias otras (el desarrollo del sufragio universal, la formación de una clase media, la liberalización política, el reconocimiento legal de los sindicatos y partidos obreros, la mediación estatal en los conflictos entre capital y trabajo, la disminución de la intervención de la Iglesia sobre la vida, la mejora de los salarios, el establecimiento de los Estados de Bienestar, etc.) llevaron en su conjunto al desarrollo de una subjetividad colonizada de los explotados, es decir, a la disminución de su capacidad subversiva.

Esta "subjetividad colonizada" de los explotados actúa en todo momento como una fuerza que va en sentido contrario de otra que subyace a la sociedad moderna: el impulso combativo de los hombres-mercancía, los trabajadores ocupados y desocupados, así como de aquellos que subsisten crónicamente al margen de toda vida socialmente productiva, y de todos los que de una u otra forma se ven explotados u oprimidos por la dominación burguesa.

La sumatoria vectorial de estas dos fuerzas produce un resultado contradictorio: una clase dominada que avanza y retrocede permanentemente, modificando al mismo tiempo las condiciones en que se desarrolla ese juego.

Más precisamente, se podría decir que el impulso combativo queda sepultado bajo la subjetividad colonizada, y que si bien el primero tiende a manifestarse de manera velada en muchas formas, sólo en algunas condiciones puede emerger trayendo nuevamente a la escena política la lucha de clases abierta, pero no sin profundas limitaciones que son resultado de esa subjetividad, y que actúan en la mayoría de los casos tendiendo a restablecer la situación normal de paz social.

Sin embargo, esta lucha de clases deja una huella bastante profunda en la subjetividad de quienes son sus protagonistas, contribuyendo a la formación de formas de conciencia heterogéneas y contradictorias que combinan el antagonismo y la colonización ideológica.

* En Bajo control, donde se encontrarán enlaces a los textos de Gramsci.
 

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