Guatemala entre el secuestro y la alfabetización acaso el panorama futuro de América

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Magalí Silveyra

El gobierno guatemalteco presidido por Álvaro Colom parece haber emprendido en serio un plan para lavarle la cara al país y cambiar las misérrimas condiciones de vida de los pobres, inmensa mayoría de la población. La tarea no es fácil. La miseria, falta de cultura y violencia –fenómenos inescindibles en la vida de las sociedades– por una parte, y por otra la voracidad del capitalismo "made for Centroamérica" son arrecifes visibles e invisibles que pueden hacer naufragar las reformas. Y al gobierno mismo.

La violencia urbana y rural, que caricaturescamente recuerda los viejos "spaghetti westerns", será imposible de erradicar si no se generan puestos de trabajo bien pagados. Bien pagados significa que permitan, al menos, la alimentación básica de las familias y la educación de sus hijos. El analfabestismo define la pobreza guatemalteca; un pueblo ignorante es un pueblo vulnerable, lo que resulta conveniente en especial al sector agrícola, en el que trabaja casi el 50% de la población económicamente activa (pea).

Pero los datos estadísticos si algo reflejan es la manipulación de la realidad en todos sus ámbitos; este mes que termina las autoridades de gobierno señalaron, grosso modo, que 3/4 partes de la pea encuentra sustento en la economia informal. No sólo el buhonero en las calles integra la economía informl; también el trabajador de cualquier área de la producción y servicios que carece de contrato de trabajo y para los que no existe ninguna red de protección social.

¿Estado ineficiente? Tal vez. Desde 1998 que Guatemala es un gigantesco emporio privado –o "privatizado"–, la actividad privada aporta más del 80% del PIB. Que se reparte de manera que seria graciosa si no contribuyera a describir la tragedia del país. El 10% del sector de mayores ingresos se abre camino en la vida con apenas el 46% del total producido, contado en dinero; la otra cara de la medalla, el 10% más pobre, recibe para abrirse camino hacia la muerte algo así como el 0.6% del pastel. Dos tercios de los habitantes de Guatemala viven en condiciones de extrema pobreza.

En condiciones de trabajar, la pea, vegetan alrededor de cinco millones de personas, subpersonas y personas inexistentes. ¿Puede sorprender que Colom extienda, con o sin timidez, una mano a los países del ALBA en procura de ayuda y flujo de experiencias? Desde 2004 el país está atado al tratado de libre explotación con EEUU, conocido como CAFTA.

Una de las medidas no económicas directas del gobierno guatemalteco fue la de convenir con el gobierno de Cuba que brigadas de alfabetización hagan lo suyo en el país, y entrenen personal y voluntarios locales. Cuba fue el primer país de América Latina y el Caribe que eliminó la lacra analfabeta de su territorio. El conocimiento por sí mismo no libera a nadie, pero proporciona las herramientas necesarias a quien quiera emprender esa aventura.

El presidente Colom está a punto de pasar a integrar de manera oficial la lista negra de los gobernantes y políticos que ponen en peligro "la democracia en la región", sumándose así al monstruo Chávez, al indio Morales, al terrorista Ortega, al traidor Correa y al echado por la ventana Zelaya, todos descendientes del dinosaurio Castro y algunos hasta sus discípulos, culpables –y condenados– por querer poner las cosas en orden en sus países, lo hayan logrado, fracasen o sigan intentándolo.

La condena de estos malos hijos de la sumisión de América, ¡rebeldes!, está en proceso de cumplimiento: se los expulsa del paraíso y si no se callan, siempre hay un bala amiga para terminar de poner las cosas en su lugar, el mismo tipo de bala que –como apunta Eduardo Galano– cuesta más que al que matan en la calle, en el campo, cuando una protesta, en el Wallmapu, simplemente como advertencia, a modo de señal para no apartarse del camino.

La única actividad floreciente en Guatemala para los que viven bajo la línea de flotación es la violencia. Hacinados y sin posibilidad de escape, todos los animales terminan destazándose unos a otros, que es lo que quiere observar el experimentador: cómo empiezan y cómo lo hacen. No es muy diferente entre los animales humanos.

Guatemala significa femicidios, 548 en 2008; significa secuestro –y muchas veces muerte del secuestrado, aunque sea un niño y se haya pagado el rescate, como ocurriera hace pocos días. Ente juio y julio los secuestros habrán aumentado en no menos de un 31% respecto de los 83 casos oficialmente conocidos durante los primeros cinco meses de este año de gracia de 2009. Y significa también prostitución juvenil, narcoactividad, emigración.

Nada de eso importa a los dueños del país; sus medios de comunicación masiva se deleitan publicitando artículos –de lujo o no– que jamás el 80% de la población podrá ver de cerca o tenerlos en el descampado en que viven: salvo que maten para conseguirlos. Y matan.

Los "gurúes" de la economía y la política occidental ponen como meta en esta etapa tardía y sofocante del capitalismo la satisfacción inmediata de las ansias mas que de las necesidades (suponen que éstas ya se satisfacieron) a tavés del consumo, y como los capitanes de empresas del inicio capitalista, que explotaron niños y mujeres y exterminaron naciones enteras, maras, mafias, pandillas toman lo que creen que quieren a cualquier precio; bien mirados son mucho más inofensivos que industriales y financistas.

La diferencia entre los animales hacinados y hambreados y los seres humanos miserabilizados, es que los últimos pueden imaginar, descubrir y trabajar en conjunto para salir del infierno. Lo que tiene un precio, naturalmente, que es el final de la cucharita de oro en la boca de los poderosos –que no se dejarán quitar el privilegio amasado.

Es cuando se producen, primero, las campañas aterrorizadoras (que los hijos irán a Cuba, que te quitarán la casa etc… y la segunda parte: acaparamiento), y luego los "arbenzazos", los "allendazos", los golpes de Estado, los intentos de asesinato, los bloqueos que duran medio siglo… Los romanos eran más simples: mandaban a las legiones y ya. El neo imperio no tiene legiones, sus legionaris a la larga saben que son mera carne de cañón, entonces usa mercenarios –como en Iraq– y misiles –como en Yugoslavia o VIH –como en África.

Y como en 1984, la novela, el hermano grande descubre a su enemigo y lo pone en pantalla: hoy son los "islamitas", mañana podrá ser usted o su hijo o su compañera. Mientras, el planeta agoniza. Pero eso, claro, es harina de otro costal y no importa a nadie. Buen puede el futuro del continente estarse dibujando en América Central.

 

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