Historia contemporánea. – RECONSTRUIR EL RELATO, BORRAR EL EQUIVOCADO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La historia se escribe sobre parámetros ficticios, equivocándose a veces y casi siempre acompañando(se) al relato con destellos –u oscuridades– coincidentes de valores éticos/morales que suelen ser ficticios; cargando consigo una bandera histórica mal escrita o solo visible de a ratos.

En este contexto, el hombre, fue llevado a creer en un escenario de telarañas tendidas para bendecirlo, pero en realidad, esos escenarios fueron puestos para caer en la trampa de producción eficiente, cueste lo que cueste, hasta la lucha fraticida, si necesario. Y en lo alto el altar de un Dios que sería su esperanza, su liberación y su castigo –según manda un libro acaso mentiroso: La Biblia o Sagradas Escrituras.

El relato de la prensa argentina (y del mundo entero) se construye sobre las infidelidades de los políticos hacía la gente que los votó y oculta que los disparadores iniciales de esas infidelidades son –casi siempre– empresarios que corrompen a los políticos con cifras, medidas en dólares, euros o francos suizos muy tentadoras y a las cuales es muy difícil renunciar.

En un cálculo estimativo, por ejemplo Telefónica, la gran compañía mundial de teléfonos presente en 22 países, gana por día la astronómica cifra de 105 millones de dólares libres de todo gasto. ¿Qué le cuesta a esta mega-empresa pagar un día de sus ganancias a un político para obtener una ley que favorezca la instalación de una tarifa de favor y recuperar así de golpe, en un solo día adicional, todo lo invertido en la entrega? ¿Quien tiene la fuerza física, moral, intelectual para renunciar a semejante suma?

Nadie, supongo.

Estas mismas súper empresas son las que manejan programas de espectáculos que influyen en las tendencias y comportamiento moral de los ciudadanos (por ejemplo ENDEMOL de la misma Telefónica),y además tienen como asociados a la «grande prensa» gracias al volumen de los avisos publicitarios que con mucha generosidad facilitan. En fin una ‘telaraña’ de la cual el ciudadano común no puede escapar. Nunca.

Toda una organización ingeniosa de la derecha, siempre al acecho para lograr sus finalidades. La acumulación del dinero es el objetivo principal, porque en estas reglas de juego quien tiene el dinero, manda en quién lo necesita.

Siempre afirmé que la derecha es, fue y será más inteligente que la izquierda. Y ahora, en estos nuevos, tenebrosos tiempos que corren, más, mucho más. La izquierda se mueve con el corazón, la emoción –o está a la venta o dispuesta a la «neutralidad», como se ve en algunos países de América del Sur–. La derecha, en cambio, se mueve con la mente alerta, con la pura planificación y con las estrategias pensadas con toda frialdad.

¿Pueden los ciudadanos que se mueven con la fuerza que nace desde una ideología, acaso un sentimiento, arrebatarle el poder a la tentación del dinero distribuido sin límites desde los tesoros acumulados del capitalismo? Por lo visto, nunca. La prueba es la caída del Muro de Berlín y otras solfas parecidas.

Veamos: setenta mil millones de dólares, préstamo del FMI a Rusia; los burócratas del Kremlin brindan con champán y las caras desencajadas de tanta la alegría por recibir tanto dinero: una foto, única (de AFP) que vi y nunca olvidaré. Y lo que pensé: ¿Se endeudan y así y todo brindan con semejante felicidad? Increíble… ¿Cuánta experiencia amarga y contradictoria debe acumular un hombre a lo largo de su vida?

Ahora, ahora a la luz de esta «nueva» Rusia, sé el sendero recorrió aquel dinero; no hace falta ser muy perspicaz para saberlo.

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La Reserva Federal de Estados Unidos tiene en circulación, con deuda, 6.021 trillones de dólares (ver aquí). Una cifra impresionante y suficiente para comprar el alma de cualquier ciudadano, hasta de un santo, si necesario. Pero este hecho sitúa al dólar en el lugar de los papeles sin valor.

El PBI de EEUU es de 10,6 trillones de dólares. Circulan 6.011 trillones sin respaldo de su PBI, o sea, en la práctica, dinero falso. Con ese dinero (sin respaldo) pudieron, con creces comprar –compran– personas, ideologías, terrenos, naciones, almas.

Inventaron una buena excusa para justificar tanta emisión: La “velocidad de retorno” de los negocios que tienen en el mundo las corporaciones que dominan capitales de EEUU y los tristes petrodólares reinvertidos a la fuerza en suelo estadounidense. No obstante, las cuentas son insuficientes. Todo el PBI mundial no alcanza esa enorme cifra. Una decisión leonina que la fuerza de la corrupción codiciosa permitió se perfeccionara con falsedades –léase mentiras– como solo la derecha sabe inventar, como las razones de la privatización de la Reserva Federal en 1913, la casa que imprime el dinero de EEUU.

Una de las razones que vuelve el valor del dólar insostenible es la enorme cantidad de circulante actual, sin una justificación que lo sustente. La otra, emergente, es la preferencia de los inversores o de quienes transitan sus negocios hacía el euro, moneda fuerte, custodiada por severas reglas de emisión. El dólar en comparación y puesto en este contexto (de economía mentirosa y especulativa), es utilizado como naipe en un partido de póquer o como papeles en el «juego» de la bolsa. ¿Habrá llegado el tiempo de perder una mano –o dos– por la creativa economía de EEUU?

Por si llegara a cundir este criterio están las armas, muy tecnológicas por cierto, para imponer la razón, ahí donde el dinero no alcanza.

Solo un pequeño cálculo estimativo final, por pura y especulativa curiosidad: la luz, que viaja a 300.000 km. por segundo, emplearía para arribar desde otro lejano planeta al nuestro, buenos 686 días si la separación –siempre en kilómetros– fuese igual a la emisión de dinero de la Reserva Federal de EEUU. Casi dos años.

Para reflexionar.

Se puede intuir fácilmente que la persona humana, tan «comunicada» en estos tiempo de tecnología de las comunicaciones, está saturada de informaciones cuyo significado ignora y por eso la dejan más sola que nunca. Atrapada en un sistema de pegajosas telarañas solo le queda agudizar más y más su inteligencia para sobrevivir.

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* Periodista. Director de www.losbuenosvecinos.com.ar.

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