Insulza, la OEA y el ALBA: en América cuando ya no importa

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Rivera Westerberg

El testamento del primer ciudadano de Santa María, Cuando ya no importe, adelanta la caida de un sistema que ya no importa a nadie –ni a los que lo sostienen–. La Organización de Estados Americanos, loable iniciativa para hacer de una intención maleva una realidad: "América para los americanos", topó con la lógica simple de los diccionarios: un país sin nombre no es América ni puede hacerlo creer a los demás.

Siempre en el terreno de las formalidades cabe recordar eso de que no se puede engañar a todos todo el tiempo. Las cosas tienen más raíces, sin embargo, y aunque a los chilenos les provoque comezón el hecho de que sea José Miguel Insulza el carretero de la muerte –¿recuerdan a la Lagerloff?–, lo cierto es que la OEA boquea como pez fuera del agua. Muere.

Probablemente se achaquen culpas al malvado señor Chávez por este deceso, pero por más que el hombre en Miraflores se contente, será injusto hacerlo. A lo sumo el presidente bolivariano será responsable de subirse a la ola de la historia, quizá de echar un poco de viento al naufragio, puede que de celebrarlo y  nada más. La OEA muere de enfermedad congénita inevitable e imposible de no festejar.

Curiosamente aceleraron su "pass away" las únicas cosas decentes que logró en años: el fin del veto a Cuba y el intento –naturalmente fallido– de jugar un papel en la obra a estrenarse por la democracia, esta vez en Honduras. Ambos esfuerzos protagonizados por el cuasi candidato a la Presidencia de Chile, su actual secretario general. Insulza, en todo caso, no parece, todavía, preocupado; fuentes cercanas al funcionario aseguran que no ha perdido el apetito.

La política es un juego sin reglas claras desde que sus actores no representan fuerzas ni intereses sociales, pero reflejan, en cambio, aspiraciones burocráticas o parecen sus actores seguir uno o varios guiones sobre el manejo del poder dignos de una película de tercera made in Hollywood. De otra manera, ¿cómo entender la campaña del gobierno de Chile para reelegir en la Secretaría de la OEA a don José Miguel (que no es el hermoso como un clavel que describió Neruda)?

Consideremos: Insulza llegó al cargo que ocupa –y que le permite viajar en primera clase con gastos pagados– gracias a una no transparente negociación de las autoridades y "expertos" en diplomacia chilenos con sus pares cubanos y venezolanos; eran los tiempos en que Chávez (¡vade retro Satanas!) y Bachelet (¡bendita sea!) se saludaban de beso en la mejilla… Los caraqueños hicieron como que olvidaban la traición de Lagos Escobar (no de Lagos Nilsson, ¡por favor!) cuando el golpe y los santiaguinos hicieron como que jamás repetirían semejante hazaña.

Unos no olvidaron, hay cosas que no se pueden olvidar, y otros lo repitieron, hay cosas que siempre se repiten, si no, ¿cómo levantar esa arquitectura de Cielo e Infierno democristiano?

Abreviando: la OEA muere. Enferma terminal, ya nada que diga antes del funeral tiene la menor importancia; nunca la tuvo, sólo que al revés del papa, tiene bayonetas y misiles y era necesario protegerse, cobrar y oírla. Y si, ya nada importa es porque el ¿bueno? de Mr. Obama de seguro comprendió –Afganistán mediante, puede que Venezuela mediante, sin duda gracias a la lección georgiana– que esos marines embayonetados no asustan. O sale muy caro emplearlos.

Objetivamente el diccionario de la diplomacia (en cuanto diplomacia es la lengua codificada de los Estados) lo ponen al día los países del Alba –el Mercosur no dio ni para folleto, la UNASUR da para reuniones, la Comunidad Andina padece del espectro García (que se llama Alan, por más que el único Alan que vale la pena recordar es el actor de cine que protagonizó un "western" brillante). En fin: las lenguas son lentas para convertirse en idioma. Y en el universo de la política no es raro que hurten los acentos y hasta las diéresis.

Los tiempos cambian. La OEA muere y el parto de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (el ALBA, qué cará, somos un continente retórico) no significa que la criatura vaya a sobrevivir: nunca es más peligrosa la bestia que cuando herida, nunca más estúpido el cazador que cuando la cree indefensa. Todo eso Mao lo sintetizó con la figura del tigre –de papel, pero con colmillos nucleares.

Honduras, el país menos "pensado" para una realidad semejante disparó la nueva realidad. Que se encarnó –no seamos ingenuos– en un presidente, el señor Zelaya. que lejos de poder abrir un currículum progresista debe su fortuna a la explotación inmisericorde de bosques (selvas) otrora sagrados y –mejor olvidarlo– silencio cuando la "década perdida". Es cierto, no obstante, Zelaya vive un proceso de cambio y adecuación íntimas respetable. Él, no su correligionario Micheletti.

Quizá mañana nos enteremos de que Mel regresó  después de todo a Honduras y que desde esa selva que depredó hará la guerra de guerrillas o algo por el estilo… Lo real maravilloso puede todavía escribir otro par de novelas: ¡no te mueras Gabo, que las podría redactar la Isabel!
                                                                                                                                                       
El hecho es que Rafael Correa dijo que los países miembros del ALBA pedirán a la Organización de Estados Americanos (OEA) no reconocer las elecciones que fueron convocadas por los golpistas en Honduras. El mandatario ecuatoriano hizo el anuncio luego de sostener una reunión con sus pares de Paraguay, Fernando Lugo; de Venezuela, Hugo Chávez, y de Bolivia, Evo Morales.

La reunión tuvo lugar en el Palacio Quemado, y el motivo fue la celebración del bicentenario del Grito Libertario de 1809. Agregó Correa: "Hemos determinado pedir una nueva asamblea general de la OEA para que presione aún más al gobierno de facto de Honduras",

Se sabe, a la tía agónica se le piden precisiones sobre sus anillos, sus aros, esa taza, la silla, dos pinturas… a sabiendas de que nadie le hará caso luego de que expire. El asunto es, en definitiva, poder describir con certeza la herida del tigre. Y rogar por los que hoy lo hieren, que dan tiempo para afilar cuchillos.

¡Cómo! ¿No hablan de globalizaciòn? ¿De qué se enojan?
 

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