Itaipú: causa nacional paraguaya

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Juan Carlos Díaz Guerrero*

Uno de los grandes desafíos a enfrentar por el mandatario electo paraguayo, Fernando Lugo, después de su investidura el próximo viernes, será renegociar con Brasil el Tratado de Itaipú, firmado por el ex dictador Alfredo Stroessner.
 
Este asunto fue uno de los ejes temáticos fundamentales durante la carrera por la presidencia del ex obispo, quien demanda a través del diálogo “un precio justo” para la energía que consume el gigante suramericano.
 
Los reclamos paraguayos constan de seis puntos y fueron entregados a principios de mes por Lugo a Marco Aurelio García, asesor presidencial brasileño para asuntos internacionales, quien viajó a esta capital para tratar el tema.
 
El memorando establece comercializar en terceros mercados la energía excedente; mejor compensación por la energía paraguaya cedida a Brasil; revisar la deuda de Itaipú y la terminación de obras ingenieras inconclusas.
 
Otros dos puntos son la fiscalización a través de entes de control binacionales y la alternancia en la administración de las direcciones técnicas y financieras.
 
El presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, planteó en abril pasado a Lugo la posibilidad de conformar después de su ascensión una amplia mesa de diálogo serio, racional y respetuoso para analizar en profundidad el tema.
 
Para el ingeniero Ricardo Canese, Paraguay tiene cuatro argumentos que avalan su demanda, y son ellos: la autoridad moral del nuevo gobierno encabezado por Lugo y los cambios en el contexto internacional.
 
El experto en el tema mencionó, además, la verdad en los reclamos y la movilización popular de los paraguayos.
 
En igual sentido se pronunció el futuro director de la binacional, Carlos Mateo Balmelli, al promover un debate nacional sobre el asunto y considerar que por primera vez existe una actitud intencionada de subsanar errores históricos.
 
En 1966 ambos países rubricaron el Acta de Foz de Yguazú, en la cual se estableció el aprovechamiento mutuo de las potencialidades hídricas sobre dos principios básicos: la preferencia a los brasileños de adquirir el excedente energético y pagar por éste un precio razonable.
 
Stroessner renegoció el acuerdo en 1973 y firmó con su par brasileño Emilio Garrastazu Médici el Tratado de Itaipú por un período de 50 años, el cual establece la distribución a partes iguales.
 
Si una de ellas no consume toda la cota -reza el documento, vende a la otra el resto a precio de costo.
 
Datos oficiales indican que Paraguay sólo consume el 17 por ciento de la energía generada por esa represa, la mayor de su tipo en el mundo, y la restante es consumida por el vecino, cuyo monto asciende al 20 por ciento de su demanda.
 
El 83 por ciento restante (37 millones 500 mil megawatt/hora) es cedido a Brasil a un precio de 35 dólares por MW/H, de los cuales solo los paraguayos reciben a modo de compensación 2,7 dólares por cada MW/H.
 
Esa misma cantidad de energía es comercializada en el mercado mayorista brasileño a 80 dólares el MW/H y en el minorista a 150, mercado controlado en sus dos terceras partes por transnacionales y a la postre sus mayores beneficiarios.
 
Los aires de integración que soplan en América Latina, la necesidad de consensos y de búsqueda de soluciones a los problemas acumulados en el continente son una buena razón para que paraguayos y brasileños lleguen a acuerdos de beneficio mutuo.
 
* Publicado en Prensa Latina

 

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