Jamaica, la elite global y las drogas: el caso Christopher Coke

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Andrei Konurov.*

La operación policial en las barriadas de Kingston recordó un matadero con decenas de asesinados y heridos, y de nuevo agudizó la atención sobre el narcotráfico. La decisión de Jamaica de entregar a Estados Unidos al narcobarón Christopher Coke provocó la reacción armada de sus partidarios, entre los que figuraron habitantes, por lo general apacibles, de los sectores más pobres de la ciudad. También despierta recuerdos y dudas

Detrás del "affaire Coke" hay un entrelazamiento estrafalario de los intereses de la mafia y los servicios secretos, políticos locales corruptos y las grandes potencias, todo multiplicado por la constante pobreza de la población de Jamaica, lo que representa algo parecido a una nueva forma de la sociedad, basada en la institucionalización de uno de los vicios más terribles.

Christopher Dudus Coke encabeza la agrupación criminal organizada (ACO) Shower Posse, que se ocupa de los suministros de marihuana, cocaína y crack a EEUU, Canadá y Gran Bretaña, así como de la venta ilegal de armas. La ACO está formada por una red de bandas integradas por jamaiquinos que ganaron fama por su crueldad y asesinatos rituales de sus rivales.

La Dirección de control del narcotráfico de EEUU lo considera como uno de los narcotraficantes más peligrosos del mundo.

Coke es un narcobarón como mínimo de segunda generación: su padre, Lester Lloyd Coke, también fue el líder de Shower Posse; en 1987 fue extraditado a EEUU y murió en una cárcel de Jamaica en 1992. Según la información de la BBC tres de sus hijos, dos hermanos y una hermana de Christopher, también fueron asesinados. Después de la muerte del padre, Christopher Coke asumió el mando.

El 28 de agosto del año pasado el tribunal regional del departamento del Sur de Nueva York extendió acusaciones contra Coke por contrabando de armas y drogas a EEUU. De acuerdo a los materiales de la sesión judicial, su actividad criminal en el territorio de Estados Unidos comenzó en 1994. Según las acusaciones, Coke arriesga cadena perpetua.

Basándose en estas acusaciones, el Ministerio de Justicia de EEUU exigió al gobierno de Jamaica que entregue a Coke para someterlo a proceso en sus tribunales. La exigencia parece algo ridícula. Por más criminal que sea Christopher Coke, es un ciudadano de Jamaica y no puede ser entregado en principio a otro Estado. De acuerdo a la acostumbrada práctica internacional, EEUU debería de conceder a los órganos judiciales jamaiquinos las pruebas de la actividad criminal de Coke y demandar que lo sometan a justicia. Anteriormente las autoridades de EEUU trataron de igual manera a su padre.

Pero ahora de repente quisieron, que al acusado lo traigan a EEUU, como al general Noriega. Es interesante. ¿Por qué?

Relaciones oscuras

El primer ministro de Jamaica, Bruce Golding, se negó durante nueve meses a entregar a Coke a Estados Unidos. Aunque fundamentaba su rechazo en el hecho, de que la escucha de las conversaciones de Coke, que entregó las pruebas comprometedoras, había sido ilegal. Como consecuencia de tal persistencia se enfriaron las relaciones entre EEUU y Jamaica, y personalidades norteamericanas comenzaron a hablar, de que Jamaica dejó de ser un socio seguro de EEUU en la lucha contra el narcotráfico. Una intervenciónen Jamaica, como había sido con Panamá, todavía no se ha tratado, pero las insinuaciones fueron tan transparentes, que el premier jamaiquino se puso nervioso.

Además se puso nervioso porque, a pesar del poderío del país, que exigía de él la entrega del acusado, ésto no se dibujaba como una cosa fácil. Entre Golding y Coke existían y siguen existiendo estrechos lazos que pueden ser interpretados, si alguien tiene el deseo, como de corrupción.

Coke era un generoso patrocinador del partido Laborista, que encabeza Golding, y su llegada al poder se hizo posible en grado considerable gracias a las donaciones del narcobarón. Uno de los senadores más influyentes de este partido, hasta el pasado más cercano, había sido el abogado de Coke. Más: el propio Golding representa en el parlamento los mismos tugurios en el occidente de Kingston, donde ahora se están llevando a cabo combates entre las tropas gubernamentales y los partidarios de Coke. Manifestarse en contra de Coke era para el premier lo mismo, que cortar el ramo, en el que está sentado. Y se negaba a cortar este ramo.

La empresa constructora Incomparable Enterprise, cuyo dueño es Coke, continuaba recibiendo contratos millonarios del Estado después del envío de la solicitud de extradición. Otra compañía del narcobarón, Presidential Click, sigue siendo hasta ahora el principal organizador de las actividades multitudinarias, como conciertos musicales y festivales, de la isla.

Agentes de Golding contrataron a la empresa de "lobbing" estadounidense, Manatt, Phelps & Phillips, para tratar de convencer a los funcionarios del Ministerio de Justicia de EEUU que revoquen su demanda. La decisión final sobre la satisfacción de la solicitud de extradición se hizo posible sólo después de que la oposición jamaiquina se enteró de este negocio, publicó sus detalles y exigió la renuncia de Golding. Sólo entonces el primer ministro de Jamaica extendió la orden de arresto de Christopher Coke.

El Robin Hood de las barriadas

Sin embargo esta orden se refería a la categoría de aquellas que es más fácil dictar que cumplir. En defensa del narcobarón se levantaron no sólo los bandidos, subordinados a él, sino también los pobres de la ciudad, los habitantes de los tugurios: resulta, que esta autoridad criminal tiene la imagen de Robin Hood: entregaba alimentos a los pobres, pagaba sus cuentas de los servicios comunales, ayudaba a mandar a sus hijos a la escuela…

O sea, hacía para ellos todo aquello, que no podía o no consideraba necesario hacer el Estado. Por eso el pueblo le denominó "el Presidente". Se llegó incluso a la situación, que a Coke lo comparaban con Jesús Cristo. En las manifestaciones en su defensa suena también tal consigna: "Jesús murió por nosotros, nosotros moriremos por Dudus (otro apodo del narcobarón.)"

En la noche del 26 de mayo, mientras escribo este artículo, la operación de captura de Coke está aún lejos de su culminación. La cantidad de los asesinados alcanzó a 60, y el propio líder del Shower Posse sigue en libertad. Se puede suponer cualquier variante del desenlace, pero el contexto político internacional de lo que sucede intriga, y mucho.

Las dudas: ¿qué hay detrás?

En la historio con Christopher Coke hay una serie de factores, que obligan a dudar de la sinceridad de las intenciones de las autoridades de EEUU de luchar contra el narcotráfico. A decir verdad, tales dudas existían siempre, por lo menos, desde la época de la guerra en Yugoslavia.

Sobre la prosperidad fácil de la fabricación y tránsito de estupefacientes en Afganistán después de la llegada allí de las tropas norteamericanas, ya ni se habla. La situación en torno a Christopher Coke agregó sólo un nuevo alimento a estas dudas.

En primer lugar, si las acciones, incriminadas a Coke, marcan su inicio a partir del año 1994, no se entiende, por qué la justicia norteamericana se interesó por él sólo en agosto de 2009. En segundo lugar, huele a escándalo la historia con la empresa de cabildeo, aún no se sabe cómo hubiera terminado su trabajo si no hubiera salido a flote la coytratación.

Se crea la sensación, que Coke, como a su época Noriega, les convino a los norteamericanos hasta una época determinada; después comenzó a hablar demasiado, o mostrar avaricia, o revelar ambiciones políticas incompatibles con los planes de los fuertes de este mundo. Y todo el ajetreo detrás del telón, que se está llevando a cabo hasta ahora, se parece a una conversación suspendida sólo por la filtración de la información.

La campaña antidrogas, que se está lleva a cabo bajo la égida de EEUU, recuerda una farsa, cuyo objetivo es desviar la atención del hecho de que la narcomafia mundial está subordinada a los intereses del "stablishment" global —y lo integra.

La superexplotación de los países del tercer mundo, como Jamaica, Afganistán y otros, no deja frecuentemente a la población oriunda otro modo de supervivencia que desenvolverse en la narcoeconomía. Aquellas mujeres, que por la orden de Coke transportan la cocaína en sus genitales, como se afirma en la conclusión acusadora del tribunal norteamericano, posiblemente nunca lo hubieran hecho, teniendo alguna oportunidad de ganarse la vida por la vía honrada.

Tal posibilidad no existe, todos los retoños del desarrollo económico se están liquidando diligentemente por los gobiernos corrompidos, que actúan bajo el dictado de los institutos financieros internacionales, controlados por Estados Unidos.

Y al fin de cuentas las ganancias del narcotráfico son una fuente segura para el financiamiento extrapresupuestario de los servicios secretos de EEUU, Gran Bretaña y una serie de Estados. Con este dinero sobornan políticos, realizan revoluciones de terciopelo, explotan rascacielos y realizan muchas otras acciones, de las que es imposible contar hasta a las comisiones parlamentarias especiales. Además de no sentir repugnancia por colaborar con los servicios secretos, los narcobarones son frecuentemente sus agentes directos, como había sido el general Noriega.

Aquello, que a veces los agentes caen en infortunio, por decirlo así, es una cosa normal.

La persecución de Christopher Coke puede dar partida a una operación de una escala mucho más vasta para el ya amplio avance geopolítico de EEUU en América Latina. Desde los tiempos de la promulgación de la Doctrina Monroe este continente se considera el traspatio de Estados Unidos, y en él las corporaciones norteamericanas se han acostumbrado a cambiar presidentes como guantes.

La ola que elevó al poder a fuerzas de la izquierda y cubrió América Latina no provoca precisamente la alegría de los dirigentes estadounidenses Se elaboran planes para recuperar la influencia perdida. Sin embargo,para cada plan cínico se necesita una cobertura ideológica, impecable en el sentido moral.

Los serbios fueron atacados bajo el pretexto de la defensa de los derechos del hombre; Afganistán, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo internacional; Iraq, bajo el pretexto de no admitir que desarrollara armas nucleares. La lucha contra la narcoamenaza mundial es de suyo motivo excelente para una nueva expansión de EEUU en América Latina.

Especialmente, si dentro de algún tiempo en el caso de Coke se "descubre" (qué diablos, ¿por qué no?) la pista venezolana.

* Periodista.
En El Fondo de la Cultura Estratégica
http://es.fondsk.ru


Addenda

Christopher "Dudus" Coke, fue detenido el 22 de junio en las proximidades de la capital jamaiquina; los disturbios y luchas en su defensa habían costado alrededor de 74 muertos. Coke fue confinado en una prisión de máxima seguridad en Jamaica y dos días después se lo embarcó rumbo a Estados Unidos; al llegar se declaró inocente de las acusaciones en su contra (tráfico de cocaína, marihuana y tráfico de armas).
El magistrado de Nueva York a cargo del proceso determinó que permaneciera en prisión hasta el siete de setiembre, fecha de inicio del juicio.

 

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