La importancia de las relaciones bilaterales en el marco de la geopolítica mundial

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Texto de la ponencia presentada por Tiberio Graziani, presidente del Instituto de altos estudios de geopolita italiano (IsAG) y director de la revista Geopolìtica, con motivo del encuentro Italia y Brasil, presente y futuro de las relaciones bilaterales, que tuvo lugar en Roma el 12 de junio próximo pasado en la embajada del país suramericano. Tras los saludos y agradecimiento de estilo, dijo el experto:

 

Como ya sabemos, nos hallamos ante la presencia de un cambio geopolítico. Nos encontramos en medio de una fase de transición. Estamos pasando de un sistema unipolar al de un nuevo orden: el escenario que se anuncia ante nuestros ojos es el de un orden multipolar. Los signos son evidentes.

 

Mientras presenciamos el colapso del así llamado sistema occidental, en Eurasia observamos la aparición de nuevos agregados geoeconómicos y geopolíticos (me refiero a los acuerdos estratégicos entre Moscú, Pekín y Nueva Delhi, al de la Organización para la Cooperación de Shangai, al del EurasEC, el de la Unión Aduanera eurasiática entre Bielorusia, Rusia y Kazakistan, al de los nuevos modelos de integración militar como lo es el de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva); esto sucede también en América Latina, donde las tentativas de integración continental (Unasur, ALBA), sin duda constituyen una de las prioridades de las mayores naciones latinoamericanas.

 

Los casos que aquí se han citado tan sólo constituyen algunos de los ejemplos del fermento “geopolítico” en curso. Algunos analistas —hay que recordarlo— tal vez porque aún están muy ligados a los viejos paradigmas de las relaciones internacionales no valoran mucho estos nuevos elementos significativos de potencial integración grancontinental.

 

El nuevo escenario multipolar implica toda una serie de decisiones importantes para el mediano y largo período de parte de Europa en su conjunto, pero, sobre todo de parte de las naciones que la constituyen. Por lo que se refiere a Italia, hay que tomar en cuenta todos los asideros diplomáticos, económicos, incluso militares, que el cambio geopolítico en curso puede ofrecernos con el objetivo de permitirle a nuestra nación formar parte del grupo de protagonistas del nuevo orden mundial.

 

Según mi parecer, esto es posible si se emprenden y se consolidan rápidamente itinerarios tendientes a la implementación de las relaciones bilaterales con aquellos países que todavía una buena parte de los medios de comunicación, con un escaso sentido crítico, califica de emergentes.

 

Estos países son China, India, Rusia, Suráfrica y Brasil. Es decir, son aquellos países que forman el grupo BRICS. En su conjunto, pero también por separado, conforman una gran oportunidad para Europa e Italia —que no se limita al solo nivel de la cooperación económica.

 

Para países como Italia, en un cierto sentido perféricas —ya que no están dotadas de una autónoma posición geopolítica y con limitados niveles de decisión en las opciones globales— el privilegiar las relaciones bilaterales puede poner en tela de juicio viejas, obsoletas alianzas (incluso de tipo militar) y, por consiguiente, aquellos sistemas geopolíticos que ya han alcanzado su fase de senescencia; la elección “bilateral”, si llevada convenientemente a cabo, contribuirá además a la aceleración de la estructuración del nuevo sistema multipolar.

 

La adopción de una sistemática y coherente práxis marcadamente bilateral puede ofrecerle a Italia mayores oportunidades de acción en la competición internacional. Mayores oportunidades de movimento que se pueden (y se deben) traducir en mayores beneficios para las naciones implicadas en el proceso de construcción del nuevo escenario internacional.

 

Italia, mientras más logre establecer relaciones bilaterales con los países BRICS, se fortalecerá aún más en plano internacional. Mientras más logre readquirir su proprio prestigio internacional —lamentablemente disminuido desde hace algunas décadas— en esta particular fase de transición uni-multipolar, aún más podrá hacer valer como atout geopolítico su importancia en el Mediterráneo en vistas de la constitución del nuevo orden mundial.

 

Seguramente Italia tiene mayor necesidad de Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica de lo que estas naciones pueden tener de ella. Las relaciones históricas, culturales, económicas ya existentes entre Italia y Brasil deben ser interpretadas como la premisa de una relación que hay que consolidar e implementar en el ámbito del nuevo escenario geoeconómico.
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– El siguiente es el enlace al Instituto de Geopolítica,
– La Revista Geopolítica se encuentra aquí.

(El texto de Tiberio Graziani fue traducido al castellano por V. Paglione)

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