La mujer y la edad

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Gisela Ortega
Una indagación realizada recientemente en Estados Unidos sobre cómo se sienten las mujeres, cuya edad esta comprendida entre los 50 y 60 años arrojo respuestas sorprendentemente positivas. Las encuestadas en su mayoría confesaron vivir más libres y tener menos preocupaciones que antes, disfrutan de la existencia ahora y entienden mejor a los demás.  Una gran parte de ellas —casadas o que viven solas— manifestaron además un optimismo juvenil.

La vida a partir de los 50 es una buena ocasión, porque aun se pueden establecer nuevas metas y empezar algo diferente. El resultado no es tan sorprendente como parece a primera vista. La seguridad y emancipación que ha alcanzado es evidente y todo ello para su bien.

La mujer de hoy vive y piensa en forma distinta a como lo hacia en otros tiempos. Hace pocas décadas cumplir medio siglo era abrir la puerta a una especie de fantasma que obligaba a despedirse de todas las cosas interesantes que hay en la existencia. Se imponía pánico y miedo por el cambio radical en sus vidas, por la perdida del atractivo; no ser entonces pretendida, creaba un gran desconcierto y se convertía en una pesadilla para las cumpleañeras.

En la actualidad, por el contrario, la mujer quer dispone de los medios para hacerlo —por muchas razones— se prepara en el ámbito profesional e intelectual, cuidando adecuadamente su cuerpo y silueta; se alimenta mejor con una dieta variada y más equilibrada que antaño, hace gimnasia, busca alternativas a la rutina cotidiana. No hay lugar a dudas de que ha conquistado una “tercera” edad que no es sinónimo de vejez —y que ésta es digna de vivirse con intensidad.

Con los años, disfruta de mas independencia; aunque solo sea por el hecho de que los hijos son adultos y se han marchado de casa, puede permitirse el lujo de pensar en sí misma, de cuidar y gozar sus aficiones particulares y organizar los días y su tiempo a gusto. Todo ello trae le significa alegría, serenidad, y más aun, el disfrute de sus experiencisa.

Hasta los 50, por lo general, la mujer contemporánea ha vivido procurando desenmarañar las complejidad de la existencia. Ahora sabe por fin de lo que se trata y qué viene después. Lo que antes era tan complicado, parece desenredarse. El conocimiento de lo humano y la sabiduría le sirven para resolver los conflictos con los demás, e incluso evitar que estos surjan.

Por otra parte su capacidad para nuevas vivencias —en todos los terrenos— se hace más intensa, en muchos casos crece. >Una conocida que empezó a transitar las artes plásticas, me señalaba:

Él numero 50 no puede ser, en mi opinión, lo que cambia nuestra forma de pensar, seria impropio afirmar que a partir del medio siglo se inicia la mejor época de la mujer. Pero lo cierto es que no deja de ser un buen momento que  ofrecer nuevas, o al menos distintas, oportunidades para mantenerse activa; el asunto es vencer el miedo a la edad: querer permanecer aferrada a los años juveniles es lo que en realidad envejece. Cambia el ritmo, la melodía no desaparece.

* Periodista.

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