La solidaridad tiene nombre: Cuba

1.440

Hernando Calvo Ospina *
 
Esa Revolución y su pueblo han dado hasta lo que no han tenido. Y tienen poco. No se sabe cómo lo han hecho, pero es una realidad tan real como sus altivas palmeras. En estos cuarenta y nueve últimos años, millones de seres por el mundo lo han comprobado.

Argelia; que empezaba a vivir sin el yugo colonial francés; vio llegar a sus médicos. La Revolución cubana, recién triunfada, compartió los pocos que tenía. Miles de sus mujeres y hombres murieron combatiendo en el África contra el apartheid: ganaron, pero la historia de los poderosos insiste en hurtarles el crédito.

Una fotografía cambió el rumbo de la guerra en Vietnam: esa niña que se ve corriendo por una carretera desnuda, y llorando por las quemaduras con las bombas de napalm estadounidense, se curó en Cuba.

Ha sido el único país, el único, que trasladó hasta su territorio a muchos de los que enfermaron por causa del estallido de la central nuclear de Chernobil. Lo hizo cuando había desaparecido la URSS, y los gobernantes de Rusia estaban plegados a Estados Unidos: ayudaban a quitarle más aire a la asfixiada economía cubana.

Miles de africanos y latinoamericanos pobres han sido formados como deportistas y médicos: gratuitamente.
Millones de mujeres y bebés han sido salvados al momento del parto, en los rincones más inhóspitos de América Latina, África y Asia, por esos nuevos apóstoles llegados desde Cuba.

En Pakistán, mientras eran sanados, muchos campesinos descubrían que existía la medicina, que existía esa Isla, y que existían humanos con piel negra y bata blanca.
Cuando uno de los tantos ciclones casi desaparece una parte de Haití, Cuba le propuso a Francia: ustedes envían las medicinas y nosotros los médicos. Paris prefirió enviar tropas para ayudar a controlar las justas protestas. Cuba, solita y en silencio, trasladó los médicos con algunas toneladas de medicinas.

Difícil es de calcular cuántos miles de millones de dólares ha podido costar todo ello En cambio sí es muy fácil saber que la Revolución y su pueblo lo dieron, antes que invertirlo en comodidades para el diario vivir.

Ah, pero también ha entregado cosas de las que nadie se acuerda a la hora de las verdades. ¿Y los miles de extranjeros que han recibido terapias de alegría, tan sólo por mezclarse con ese pueblo? Regresan rejuvenecidos. Porque ese pueblo inyecta optimismo con sus risas, sus abrazos, su jodedera. Porque la fraternidad es vida.

Esa revolución y su pueblo, que tanto nos han dado, hoy necesitan de nosotros. Los últimos dos ciclones que han pasado, uno atrasito de otro, golpearon muy fuerte algunas zonas del país. Como una explosión nuclear, dijo Fidel. Los grandes medios de información internacionales, rabiosos como se mantienen contra esos rebeldes, se niegan a informar de la situación. De seguro les duele mencionar la capacidad de organización que tiene la Revolución para enfrentar tales desastres. La misma que, lo sabemos, anhelan los afectados por los mismos ciclones en Estados Unidos.

Washington está contando a los cuatro vientos que Cuba rechaza su ayuda. Otro cuento de los miles en su agresión a la Isla. La Habana ha respondido que si quiere ayudar levante el asesino bloqueo, aunque sea por seis meses, para comprarle lo necesario. Claro, dentro de los acuerdos que rigen el comercio internacional. No quiere saber de ayudas bajo compromisos que arañen su soberanía. Cuba no quiere, ni necesita, ni merece limosnas porque nunca las ha dado. Y ni pensarlo recibirlas del Estado que quiere ver la Revolución destruida. El mismo que nunca ofrece algo sin una intención atrás.

Es hora de devolver unos poquitos de lo tanto que ese pueblo ha hecho por tantos y tantísimos. La Revolución y los cubanos no lo expresarán jamás así, pero es la verdad y se debe decir.En muchos países ya se está organizando la solidaridad. Existe donde informarse: aportemos.
Cuba necesita solidaridad, ese acto de ternura entre los pueblos.

*Periodista y escritor colombiano, residenciado en Paris

En un gran abrazo

Miguel Barnet* 
 
Ante todo debo agradecer a todos y cada uno de ustedes su presencia solidaria en este momento difícil y dramático que vive nuestro país. Agradecer también, desde luego, a la prensa nacional y extranjera que estén aquí con nosotros en un gran abrazo. Debo aclarar que este documento ha sido idea de algunos compañeros escritores y artistas y que no es un llamamiento institucional o de nuestra organización. No va a estar firmado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) sino por un grupo notable de escritores y artistas que aparecen en la lista. Allí están priorizados los Premios Nacionales de todas las expresiones de la creación artística de nuestro país. Además, figuras muy notables y los miembros del Consejo Nacional de la UNEAC, no solo los miembros efectivos sino también los invitados permanentes, que son celebridades de nuestro país que consideramos en el Séptimo Congreso que debían estar en un lugar muy especial y no ser sometidos nunca a un proceso electoral.
Quiero agradecer también las donaciones que muchos escritores y artistas han hecho aquí a la UNEAC y a otras instituciones, no solamente los artistas y escritores habaneros sino los que representan a los 14 Comités Provinciales de nuestra UNEAC, así como los Comités Municipales. Hay una extraordinaria y solidaria movilización de toda la Unión de Escritores y Artistas porque, desgraciadamente, como ustedes conocen los dos ciclones, tanto Gustav como Ike, atravesaron implacablemente todo el territorio nacional en un bojeo siniestro que ha dejado pérdidas cuantiosas de miles de millones de dólares. Estas donaciones contribuirán a mitigar el dolor y a compensar la carencia de algunos artículos y sobre todo de alimentos básicos para nuestra población.
Agradecer desde aquí también, a nombre de los Escritores y Artistas cubanos, las donaciones que hemos recibido de algunos países europeos, entre ellos de Rusia, y de algunos países de América Latina, que nos han conmovido mucho porque son países subdesarrollados, países pobres que también han sido víctimas de ciclones tan nefastos como el Gustav y el Ike, y que sin embargo han hecho lo indecible, sacrificándose, para enviar donaciones en aviones que están llegando constantemente a nuestros aeropuertos.
Además, creo que es el deber de todos nosotros felicitar al sistema de la Defensa Civil de nuestro país y agradecer con mucho ahínco a esas brigadas de artistas que están por toda la Isla, sobre todo en la Isla de la Juventud, también en Pinar, Guantánamo y Granma, y le dan un tremendo aliento a todos los damnificados. Hay que ver los rostros de esas personas cuando oyen a nuestros trovadores, cuando escuchan a nuestros poetas y a los grupos musicales y artísticos llevarles un mensaje de amor y cariño, de apoyo y solidaridad
* Presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.