Las ciudades del mundo y sus habitantes contra la pena de muerte

1.241

Marysol Silva*

El Gran Ducado de Toscana fue el primer estado en la historia que abolió, el 30 de noviembre de 1786, la pena de muerte; hace más de dos siglos, y todavía en algunos países  perdura esta barbarie. Dramáticos testimonios de errores judiciales.

 

 La Comunidad San Egidio, de Roma, junto a la alcaldía de esta ciudad lanzó al despuntar el siglo XXI la campaña mundial contra las ejecuciones capitales: “Ciudades por la vida – Ciudades contra la pena de muerte”.

Siete años despues del lanzamiento de esta campaña más de mil ciudades de 71 países de los cinco continentes se han integrado a ella: en Roma el Coliseo se iluminó con la imagen del pulgar hacia abajo, que gira lentamente hacia arriba. El pulgar hacia abajo era la señal con la que los emperadores romanos decretaban la muerte del gladiador que había perdido. Y en estos meses en todas esas ciudades se encenderán los monumentos más significativos de cada una de ellas.

Este año además de Burundi otros países –por ejemplo Uzbekistán– firmaron un acuerdo para abolir la pena de muerte. A fines del año 2007 lo habían hecho por ejemplo Kyrgyzstan y otros africanos entre ellos Ruanda y Gabón mientras en Estados Unidos el estado de New Jersey la suprimió

En Asia, China da algunos pasos positivos aunque allí se registra la mayor cantidad de ejecuciones.

A propósito de la moratoria de la pena de muerte, la ONU no obliga a suscribirla, pero intenta establecer un diálogo en torno al problema de los derechos humanos a partir de un documento que reconoce la pena de muerte como la negación de la vida. La moratoria toma forma cada año a partir de la participación de los Estados que se suman a la abolición de este castigo. Este año se ha visto obstaculizada por aquellos países que defienden la pena de muerte como Botsuana, Singapur y Egipto en el continente africano.

Durante la conferencia realizada en Roma en el ámbito de la campaña de la Comunidad San Egidio, se conocieron los testimonios de algunos ex condenados, que siendo inocentes habían sido condenados a morir, pero lograron sustraerse a la ejecución.

Es el caso de Curtis McCarty (der.) que logró una nueva vida gracias a la organización Innocence Project: en 1985 McCarty fue condenado a muerte, luego de haber sido acusado por el asesinato de una joven. “Me sentí traicionado por un país que se jacta de su democracia, al final todo depende de las condiciones económicas que tiene el prisionero, si es rico podrá contar con la defensa de abogados expertos en la materia”. Agrega que se se considera casi un resucitado tras haber pasado la mitad de su vida en prisión. Su testimonio pone en jaque el sistema judiciario estadounidense.

A partir de su ingreso a lo que se denomina “el brazo –o el callejón– de la muerte”, los condenados saben que el futuro está ya decidido y sobreviven con la terrible conciencia que son hombres muertos que caminan: “Vivir en el brazo de la muerte sabiendo que detrás de todo hay solo injusticia y no hay modo de demostrar la propia inocencia y aunque uno la grite, de la otra parte hay solo silencio, esto es la mayor tortura que un ser humano pueda sufrir”, añadió McCarty.

Solo el año 2000 logró demostrar su inocencia, porque el policía que estuvo a cargo en ese tiempo de la investigación, reconoció que había falsificado las pruebas en 1985; aun así, recién salió de la cárcel en 2007: la soñada libertad tiene sabor amargo, pues el sistema judicial le robó su juventud.

“Continuaré relatando mi historia, continuaré dando testimonio y hablaré con las personas para convencerlos que el sistema judicial debe ser reformado, y que cuando comete errores debe ser capaz de reconocer que se ha equivocado y no cancelar la mitad de la vida de una persona para cambiar las cosas”, agregó el ex condenado a muerte.

Otro testimonio fue el de George White: en el año 1985 fue condenado a muerte por el asesinato de su esposa, hoy afirma “Hablo en memoria de mi mujer, pero por sobre todo para dirigirme siempre por la vía del bien, hacia un camino del amor… no me sirve vengarme de quienes me quitaron la juventud, la venganza no devolverá la vida a mi esposa ni me quitará el dolor de una perdida… Hoy lucho por la vida y por la abolición de la pena de muerte en el mundo”.

El documento sobre la pena de muerte que presentan las Naciones Unidas parte de los derechos fundamentales del ser humano, no impone, no obliga: lo importante es crear reflexión y diálogo en todos los países del mundo. En él se especifica: la pena de muerte es la negación al derecho de vivir; la pena de muerte es incapaz de luchar contra la violencia, todo lo contrario la legitima y, finalmente, la pena de muerte es un error que no puede ser cancelado en caso de equivocación judicial.
 

* Informe desde Roma.

También podría gustarte
1 comentario
  1. Soledad Valenzuela dice

    El articulo está genial, efectivamente la pena de muerte es una muestra actual de la desconección humana del sentido de nuestra vida…
    Felicitaciones a la autora…

    Soledad

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.