Letras. – HACIA LA CREACIÓN DEL CONTINENTE AMERICANO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En cierto modo América Latina –buena parte de nosotros– se encontró con un espejo impensado en los tiempos del «boom» de la novela en la década de 1961/70. Espejo que en absoluto puede decirse que reflejaba estas tierras y sus habitantes por primera vez; lo había hecho la escritura de un largo número de poetas –mujeres y varones– que lo comenzaron a pulir y hacer brillar desde el momento mismo en que desembarcaron los primeros europeos, tan empecinados ellos y gran parte de sus descendientes en negar durante siglos que construían su lenguaje –el nuestro– sobre culturas que el tiempo ha demostrado, demuestra, que eran cuando menos mucho más sólidas, más enteras, que aquella que vino a mestizarse.

De modo cierto los nombres de América desde entonces escriben un largo poema reacio a la academia, el metro y la rima; un poema que suele dibujar sus metáforas con sangre y abandono y pobreza; un poema cuya estructura a menudo es un edificio que se levanta en contra de los cálculos y estética de los ingenieros y arquitectos del reino –y a menudo ofende sus buenos modales, reflejando también sus malas costumbres–. La poesía, al fin y al cabo, no siempre son los delicados pétalos coloridos de las muertas flores que adornan la sala.

Lo supo esa primera poeta-buzo allá por el siglo XVII, la hermana Juana Inés de la Cruz, y la sabía con claridad esa poeta-piedra, la madre Gabriela (y desde luego nadaron y se deshollaron esos inquietantes Darío, pongamos por caso, o De Rokha).

Aunque parezca a ratos crucigrama enrevesado o ecuación trunca no es un problema algebraico el asunto de la identidad. Apreciar el conjunto de rasgos propios que nos hacen ser distintos de los demás, es decir: tener conciencia de lo que somos, es una cuestión de voluntad y de aceptación de esos rasgos. Se utiliza, ay, demasiado a menudo el término región para señalar puntos desolados del mapa y no el complejo entramado de paisaje, trabajo y conciencias relacionadas que moran, medran, son marginadas, mueren y perviven ante y a causa del merodeo de quienes califican. La identidad es descubrimiento, construcción, demolición; y nuevo descubrimiento, otra construcción y reiterada demolición según pasan las generaciones y dejan noticia de sus actos en el habla.

Tenemos suerte en América: hablamos muchos lenguajes: náhuatl y mapuche, por citar dos que parecen extremos en la geografía, y ninguno es de suyo más flexible, dúctil, preciso, o más precioso, que otro. Todos han servido y sirven para escribir o declamar poesía. En la medida que las naciones más antiguas del continente continúen con sus procesos de reivindicación de lo que fueron y son, y en la medida que quienes hablamos los lenguajes políticamente más poderosos lo aceptemos y estimulemos más luz y sombra, más matices veremos en el espejo identitario.

Esas lenguas de dominio –el castellano y el portugués– pueden convertirse en lenguas de igualdad, fraternidad y libertad. Lo que no conforma quizá estrictamente un dilema de poesía, sino otro: decisiones políticas; no tiene que ver con la escritura, el mito, el canto o el amor; tiene que ver con la tierra, el respeto, la supervivencia y el futuro a partir del cual se definirá el pasado. En esta dimensión todo esfuerzo para abrir canales entre esas dos lenguas es valioso.

No son pocos los esfuerzos que se realizan o realizaron en el pretérito reciente. La desapareecida revista virtual Helicópter(o) que dirigían los poetas Paul Dresman y Jesús Sepúlveda en Estados Unidos es uno de ellos. Las páginas de Isla Negra (Isola Nera, que dirige el poeta argentino Gabriel Impaglione (http://isla_negra.zoomblog.com) es otro.

En castellano destacable es la labor que se desarrolla en Cuba, en especial a través de la Casa de las Américas; un pequeño y acorralado Estado caribeño hace en el sentido que nos ocupa, y en solitario, tal vez mucho más que el resto de los países castellano hablantes de América.

En un terreno extra americano se consigna, del mismo modo, la tarea que realiza la Biblioteca Logos (Logos Library, www.logoslibrary.eu), que por muchos años y desde Italia viene formando un catálogo de autores –clásicos, conocidos y noveles– en prácticamente todos los idiomas que se hablan en el mundo. El acervo de esta biblioeca consulta más de 12.800 obras en castellano, buena parte de las mismas de América Latina –en portugués el número de libros se acerca al medio millar– y se encuentran y están a disposición gratuita de los lectores textos en los idiomas originarios de América, así como diccionarios de esas lenguas. Muchas obras poéticas se pueden escuchar en la voz de sus autores o de personas que prestan la suya. Notable es la biblioteca infantil, que además de textos ofrece a los niños versiones leídas de muchas de ellas.

Entre quienes en el ámbito de las publicaciones destacan en esta tarea cabe mencionar –por la importancia que le asigna y el rigor de su trabajo– a la revista brasileña Agulha, ( www.lapatadeliebre.cl) que dirige el poeta Aristóteles España:

«Los poetas publicados en nuestra revista serán traducidos al portugués por el escritor, poeta, traductor, Antonio Miranda (…) a través de un convenio de cooperación con este autor brasileño quien acaba de ser nombrado director de la Biblioteca Nacional de su país en Brasilia».

Cabe señalar que esta publicación da cabida no sólo a escritores chilenos, por lo que el convenio a que se hace referencia será causa de que poetas de diversas nacionalidades integren esta suerte de biblioteca antológica de la poesía latinoamericana.

No es frecuente que un escritor –y funcionario de la importancia de Miranda– tenga la generosidad que «denuncia» La pata de liebre. Los textos en versión portuguesa se encuentran en el sitio del autor: www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/poesia_de_iberoamerica.html .

La construcción concreta del continente poético americano está en marcha.

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* Barcelona lamentablemente no se la encuentra completa en su ubicación internet: www.revistabarcelona.com.ar.

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