Libros. – FIDEL CASTRO DE NUEVO EN CHILE Y OTRAS OBRAS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

I. EL HOMBRE QUE NO FUE DESTRUIDO

En julio de 1964 Ediciones Nueva América, emprendimiento conjunto de Guillermo Deisler y Ernesto Carmona (abajo izq) publicaron la defensa de Fidel Castro en el proceso a que fue sometido en 1953 por el asalto al Cuartel Moncada, en el oriente de Cuba, el 26 de julio de ese año. Más de cuatro décadas después Carmona reedita el volumen.

El trabajo conserva el prefacio escrito entonces por el científico Alejandro Lipschutz y la introducción del sociólogo Clodomiro Almeyda.

El intento de tomar el cuartel militar por un grupo de patriotas cubanos terminó en un desastre para sus intenciones de llamar al pueblo a rebelarse y derrocar la dictadura de Fulgencio Batista; casi todos los insurgentes fueron asesinados –incluyendo heridos y prisioneros– de la manera más vil y en medio de feroces torturas. A su líder, un joven abogado –Fidel Castro de nombre– se prefirió juzgarlo junto con los sobrevivientes.

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Tras 76 días de incomunicación absoluta al dirigente se le permitió hacer uso de la palabra en la audiencia que lo condenaría a 20 años de prisión en un remoto penal. Sin haber tenido acceso a los pasos del juicio, ni habérsele permitido contar con ningún elemento para su defensa, Castro se dirige al tribunal –instalado en una sala de hospital que se mantuvo en secreto–, no para proclamar su inocencia, sino para explicar –con razones jurídicas y políticas– por qué la aventura, por qué la derrota y por qué debía estar en el «banquillo de los acusados» el dictador.

Su alegato concluye con dos frases, la última se convirtió en el título de la alocución: » Condenadme, no importa, la historia me absolverá».

Pronto se filtró en la prensa y hacia las organizaciones humanitarias del mundo los nombres y la forma en que fueron asesinados los revolucionarios; la sostenida presión internacional y la agitación interna obligó a Batista a liberarlos. El resto es conocido: la estructuración del Movimiento 26 de Julio, el exilio en México, la amistad con el Che, el malhadado navegar del Granma, Sierra Maestra y la toma de La Habana.

Menos se conoce –o es sistemáticamente tergiversado– que los puntos programáticos que iban a ser puestos en consideración de la ciudadanía de haber tenido éxito la toma del Moncada, que Fidel Castro expuso suscinta y puntualmente a los magistrados, fueron cumplidos con rigor a partir del mismo día en que cae La Habana, el primero de enero de 1959. Ello explica el apoyo de los cubanos a la revolución durante más de cuarenta años.

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Como toda pieza de alta oratoria, La historia me absolverá trasciende los límites de Cuba convirtiéndose, para los pueblos de América –que pese a las diferencias nacionales comparten una historia de corrupción, entregas e injusticias comunes–, en un documento en todo equivalente a la Carta Magna británica, la Declaración de la independencia de los Estados Unidos de América (del norte) o la Declaración de los derechos del Hombre en Francia.

Su lectura en estos días deja un sabor amargo: en cuarenta años políticos, y gobernantes no han aprendido nada; nada les han enseñado las dictaduras y los crímenes masivos; nada los exilios y la migraciones; nada la destrucción de la naturaleza. Al contrario, hay casos, como en Chile, en que se defiende a ultranza los desastres producidos por la dictadura, se avalan sus leyes, se respeta su constitución y se castiga a unos cuantos criminales «emblemáticos» para la mayor parte de los mismos continúen envenenando la atmósfera social.

El libro puede pedirse al editor: carmonaulloa@gmail.com.

II. LAS POESÍA POR SÍ MISMA

Un escritor, se ha dicho, tiene tantas personalidades como libros escritos; tal vez por ello –o en contra de ello– suele, al revés, afirmarse que un escritor escribe uno solo libro a lo largo de su vida, no importa ni el número de sus títulos, ni los estilos adoptados o los asuntos de que traten sus obras. Viaje en la comedia, así, podría plantear un duda.

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O es un esfuerzo por compaginar esas personalidades de Teódulo López Meléndez, en lo referido a la poesía o es un intento por mostrar a través de una antología de cinco títulos publicados el hilo común que los unifica. Decimos «en lo referido a la poesía» por cuanto TLM, además de abogado, traductor y ensayista (no quedaría mal ubicarlo entre los moralistas, despojando el término de pudibundeces ridículas), ha incursionado en el relato breve y la novela, con obras extrañas que entremezclan tiempos históricos y tiempos por venir, lecciones pasadas por alto de lo cotidiano y visible y a veces otras, oscuras, del hermetismo occidental.

La primera edición de Viaje en la comedia se publicó en Caracas en el 2000 (Ediciones Ala de Cuervo –aladecuervo@yahoo.com), con prólogo-estudio del ensayista, también venezolano, Ennio Jiménez Emán.

Las ediciones española y catalana son en conjunto entre Ala de Cuervo y Asociación Prometeo de Poesía, en Madrid, y Paralelo Sur, en Barcelona. En la capital de España la presentación tendrá lugar el viernes 23 de marzo (2007) en la Sala Trovador (San José 3, casi esquina Huertas) y en Barcelona en la capilla de la Universidad de Barcelona, edificio histórico.

III. RESCATE DE UNA RUTA PATRIMONIAL

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Jorge Araya y Diego Cerda se propusieron escribir un «manual ciudadano», y así por cierto se llama la obra: Manual ciudadano de manejo y aprovechamiento de la ruta patrimonial «Camino real a la Frontera»; la frontera en este caso no es el límite exterior del país, sino aquel determinado hasta el siglo XIX por los vaivenes de la guerra entre españoles, primero, y chilenos, después, y la nación mapuche.

En este caso específico, debe entenderse por Camino real a la Frontera la ruta patrimonial ubicada en la región del Libertador Bernardo O’Higgins, entre el sector Angostura, por el norte, y la ciudad de San Fernando, por el sur. Durante la etapa colonial y primeros años del siglo XIX, fue el camino que unía a Santiago y Concepción, que marcaba el extremo meridional del imperio español.

A corta distancia de la ciudad de Rancagua –hito que divide las dos etapas del camino–, el Camino Real sigue en muchos tramos el antiguo Camino del Inca, sin duda una de las maravillas olvidadas del mundo, que unió hasta entrado el período colonial territorios tan al norte como Colombia y tan al sur como argentinos y chilenos y cuyos ramales y desvíos interconectaban, además lo que hoy es Ecuador, Perú y Bolivia, incluso con trazados desde la orilla de la mar a la Amazonia.

Concebido para los moradores de los villorrios y aldeas de la zona, el libro puede ser leído con provecho por cualquiera que desee aventurarse por esos andurriales, de magnífica geografía y paisajes. Lo ayudará un listado de sitios y lugares que pueden visitarse. No pocas ilustraciones ayudan a situar al lector en la zona.

Fue publicado por El Parabién merced a un proyecto financiado en 2006 por el Fondo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de la Región de O’Higgins.

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IV SALÍ A LA CALLE COMO EN LAS NOVELAS COSTUMBRISTAS

Pero no es una novela ni es costumbrismo. La enorme trompa del C-5* conforma un texto –verso mayor libre– que sin adjetivar ni desde los sentimientos ni desde la ética –ajeno a las cuestiones político contingentes que sacudían al país– da morosa cuenta del crecer y del pasmo que acabó con el desarrollo de una generación, que quedó con los músculos contraídos y la mirada, de golpe, vacía por la sencilla razón que de pronto no tuvo en qué fijar la vista.

Amado Láscar fue de aquellos que –razones familiares, economía, relaciones, en fin– salió de Chile. El avión C-5 –aparato de transporte militar– simboliza tanto el agarrotamiento como el golpe ante una cultura diferente: es, niño todavía, enviado a EEUU, donde completará la aventura de crecer y decir «este lugar es mío» en referencia a las experiencias, aventuras, educación, amores y trabajos que marcan el tránsito a la adultez.

Si «siempre es dificil volver a casa», como escribió el ítalo-argentino Antonio Dal Masetto, más difícil suele resultar permanecer lejos de ella. Más difícil porque nunca, en verdad, se regresa; los paisajes pueden haber cambiado poco, o no haber cambiado en absoluto. Pero todo lo demás será distinto. No se regresa.

El retorno tiene que ver con la recapitulación de la tragedia –eso que no depende de uno y que será inexorablemente cumplido–, con el querer –o no querer– descubrir en qué parte del trazado de la línea de la vida el huso de la Moira la separó, desviándola del dibujo original. La enorme trompa del C-5 es eso: una recapitulación, la recapitulación del quiebre.

No un balance –tanto soy, tanto pude ser, tanto gané o perdí–, no una mirada atrás, no un ajuste de cuentas, no una queja, no un desafío: una recapitulación minuciosa de memoria y de esencia. El balance lo realizará el lector. Él determinará las cuentas, juzgará ganancias y pérdidas, apretará la cincha y verá si cruza los ríos o se queda en la orilla pensando si las aguas alguna vez regresarán.

Pero hay más en este poemario empinado apenas sobre 40 páginas. Hay un rastro del pasaje entre culturas. Se toma posición porque se viven vidas diferentes en una misma vida. Señala Amanda Nolacea Harris en el prólogo: «La enorme trompa del C-5 retrata la juventud chilena interrumpida por la penetración hemisférica de los Estados Unidos, subrayando siempre el falocentrismo del imperio concretizado en la metáfora del título».

Y agrega más adelante: «La voz poética es la voz alegórica de la generación del golpe (llamada “la generación del silencio” por el autor). Esta voz se desintegra (…) La fragmentación del sujeto del joven chileno también se refleja al nivel histórico cuando se da a entender que la juventud de la época protagoniza una pérdida de significado al estilo pos-moderno jamensoniano debido a su falta de encajamiento en una continuidad cultural-histórica lógica».

Un libro que probablemente será leído con la misma premura y avidez por todos sus lectores, pero probablemente no repicará en ellos del mismo modo. Y eso es bueno. No habrá indiferencia.

* Ediciones del Leopardo (soviet@pieldeleopardo.com).

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