NO LETRA MUERTA, VIDA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Pareciera que la voz de Neruda deambulara por la sala, y entre el público, o que Aquiles Nazoa, el gran poeta de Venezuela, acabara de escribir El Nombre de María la semana pasada. Son veinte años los que germinaron la cita nocturna con la poesía. Conversaciones, antes y después del regreso del destierro, fueron acuñando la música y el diálogo con Guillén, Vallejo, Roque Dalton, Redolés, por anunciar a algunos, que ya suman dos décadas.

Es una encomienda repleta, patrimonio, de poemas. De vates con y sin nombres que salen a través de la voz de los actores Humberto Duvauchelle, Mario Lorca y de la guitarra de Juan Carlos Leal. Acercar esta expresión, sostienen, a todos. Que deje de ser un género destinado a “señoritingos encorbatados que van por ahí con mamotretos y palabras raras”. Que ese juego se vaya mezclando con el habla de la calle, el fútbol, los chistes, las mujeres y los hombres, los jóvenes y los viejos. De rápidos y lentos, con tiranos y héroes, locos y dormidos. Incluso, a petulantes, que vienen como mesías, y que bien bailan de miserables.

Humberto Duvauchelle examina el escenario, escucha las preguntas. Alguien, que lo reconoce, interrumpe y le pregunta por su obra acerca de Jorge Luis Borges. No trepida en divertirse con las respuestas. Es preciso para recordar al Borges polémico. Al escritor trasandino que recibió un reconocimiento, de Augusto Pinochet, allá en 1983.

Continúa juntando pasajes de la destreza narrativa, y la particular personalidad del autor de El Zahir, cuando un pequeño grupo de chilenos –muy indignados con el premio que le otorgó la Junta– llegó hasta su departamento en el gran Buenos Aires. Borges, detalla, escuchó la perorata que lo condenaba al basurero de la historia. Sin titubear preguntó, esta vez recreando el movimiento de un ciego, “dónde tengo que firmar”.

Al otro lado del escenario está Mario Lorca. Afina la voz para leer un poema de Nicolás Guillén. Que concuerde con el tres de Juan Carlos Leal. Sentimos que en la sala deambula el poeta cubano y que sus palabras vinieran de una ceremonia de santería. Del cuero del quinto o en el chekeré.

–Son 800 presentaciones de La Noche de los Poetas a lo largo de 20 años ¿Qué conclusiones sacan después de todo ese tiempo?

–Hemos concretado un trabajo que podríamos llamar como representación de la poesía. Ese aspecto ha sido fundamental. La poesía, como expresión, no ha tenido la oportunidad de ser representada como espectáculo. En un espacio en donde se expone el legado de los grandes autores y a los nuevos poetas. Hemos recopilado una gran cantidad de textos de poetas jóvenes. Nos han entregado su material de manera espontánea.

«Todo ese bagaje, ese legado, lo hemos plasmado –durante muchos años– en un espectáculo que ha sido muy bien recibido por el público. Tenemos la gran satisfacción, Mario y Humberto, de que podemos presentarla en escenarios masivos y en íntimos. Un ejemplo fue ante 5.000 personas en Isla Negra, en el Estadio Víctor Jara y en un anfiteatro en La Florida. Tenemos la ventaja, desde el punto de vista de los recursos técnicos, de que La Noche de los Poetas no requiere grandes recursos. Es simple. Sólo necesitamos tres micrófonos. Se ha traducido en una espléndida respuesta de parte de la gente. Ha sido un rasgo común en todas las edades.

«Los jóvenes han sido uno de los grandes espectadores. Es decir, descubren un ámbito del lenguaje, del castellano, al que no tienen acceso. Señalan que se sorprenden al descubrir que tenga tanta belleza y que, como pasa todos los días, existe un precario uso de nuestro idioma, pero que adquiere una dimensión maravillosa en la poesía. Eso permite llevar a la poseía a todos los planos. La gente descubre que puede adentrarse en ese mundo fascinante: la poesía. Una veintena de jóvenes, que alguna vez nos fueron a ver, hoy son grandes poetas”.

–¿Con qué poetas consagrados han compartido escenario a lo largo del país?

–Una gran experiencia fue trabajar con Gonzalo Rojas en el Teatro de Concepción. Fue un recital histórico. Acudió gustoso a nuestra invitación. Lo mismo sucedió con Nicanor Parra y con Raúl Zurita. También han participado poetas menos conocidos, pero de gran calidad. Con Mauricio Redolés, y no está de más repetirlo, fue un evento colosal.

–El lenguaje no es estático y todos los días inventa palabras, ¿de qué manera han ido incorporando el hablar de los chilenos?

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–Contamos con una buena cantidad de material de poetas jóvenes. Un ejemplo es Mauricio Redolés. Otro es el caso de Enrique Moros, de Valparaíso. Con ambos hemos realizado recitales espléndidos. De una u otra manera, han abierto una ventana para conocer las nuevas tendencias. Consideramos que la poesía es una pequeña obra de teatro. Tiene la capacidad, desde el punto de vista de la síntesis, de expresar grandes conceptos. La Noche de los Poetas va ilustrando, a través de este género, distintos aspectos de la vida del ser humano. Se traduce en que la gente, el público, tenga una amplia visión de los poetas chilenos y de América Latina.

Antes y ayer

–Son veinte años, ¿cómo fue esta experiencia en dictadura en comparación a hoy?

(El montaje partió como una forma de reencuentro de Mario y Humberto. Dos grandes actores que retornan del exilio. Fue una forma de narrar la experiencia de ese tiempo. Humberto vivió su exilio en Venezuela. Acuñó una gran cantidad de material literario. De vivencias que tuvo en diversos países latinoamericanos y en Europa. Por su parte, Mario Lorca, en Chile, trabajó con diversos músicos, en televisión y en el ámbito dramático cuando era parte del Teatro Nacional).

–Es, de algún modo, contar parte la experiencia que nace con la amistad. El reencuentro de dos personas. Posteriormente, se transformó en un trabajo de recopilación de poética contemporánea. Hoy, en el Chile actual, es una forma de ir descubriendo a los nuevos poetas.

¿Existe la posibilidad de ver La Noche de los Poetas en formato audiovisual?

–Grabamos una presentación en formato digital en una universidad. Sin embargo, no es fácil hacer un trabajo de esta naturaleza. No hemos tenido, por ejemplo, la posibilidad de trabajar en televisión. Eso ha sido un tema muy fuerte. Nos agrada porque la TV tiene un impacto sustantivo en el ámbito de la educación. Tampoco propuesta, o interés, de parte del gobierno.

Empero, y qué duda cabe, es un tremendo aporte a la formación básica, media y universitaria. Han señalado, en más de una oportunidad, que la poesía –como género y actividad– no concita un gran interés. Por el contrario, persiste el mito de que es sólo para los eruditos. Algo muy alambicado. Que es fome y que la gente se aburre.

–¿Cómo ha sido la experiencia ante públicos que son considerados como‘eruditos o de elite?

–Ha sido formidable. La gente se ha sentido sumamente identificada. Ha participado activamente. Nos hemos presentado en comunas como La Pintana, en La Victoria, que son claves en el mundo popular. Es impresionante el cómo la gente nos ha acogido. No sólo han manifestado que le gustó el espectáculo.

«Recordamos una experiencia, parece que fue en La Pintana, en donde agradecían a coro. Eso es una tremenda satisfacción. Es un honor para la poesía y su vínculo con la gente”.

–¿Qué desafíos deparan a Mario Lorca, Humberto Duvauchelle y a Juan Carlos Leal con La Noche de los Poetas?

–Que pueda llegar a más gente. A más sectores a lo largo del país y al ámbito educacional. El material, que hemos recopilado durante 20 años, tiene una tremenda importancia. Es una contribución a la educación en Chile. Al desarrollo de la cultura escrita y al despliegue de nuestro idioma. Aún tenemos que llegar a más lugares. Es la consecuencia lógica de este espectáculo.

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* Periodista de El Siglo en huelga.

Un grupo de trabajadores de la revista –antaño matutino– El Siglo, se mantienen en huelga por sus despidos, que reclaman ilegales, desde octubre de 2007; producen, publican y distribuyen El Siglo en huelga, donde se publicó originalmente el texto de la entrevista que se ha transcrito.

(Sobre el movimiento de los trabajadores de El Siglo, puede leerse la información pertinente en Piel de Leopardo, aquí).

LA NOCHE DE LOS POETAS

Creación colectiva de los actores Humberto Duvauchelle, Mario Lorca y el músico Juan Carlos Leal.

Espectáculo poético y musicalizado que permite –o demanda– la participación del público; además constituye un anecdotario en torno a la vida y obra de poetas chilenos y latinoamericanos, sin olvidar la atmósfera en que vivieron y trabajaron.

Entre otros poetas están presentes Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Pablo de Rokha, Nicanor Parra, Oscar Castro, Gonzalo Rojas, Aquiles Nazoa, Andrés Eloy Blanco, Nicolas Guillén, Roque Dalton, etc…

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