Países vivos y países muertos

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Nicolò Aldobrandini*

Grecia vivió en los últimos días los peores disturbios sociales desde la "dictadura de los coroneles". No se reclamaba por un alza de salarios, mejores condiciones ambientales para el trabajo, problemas de vivienda o mejoras en la educación. No.

 

Desencadenó la protesta la muerte a manos de un policía de un joven. Los griegos salieron a las calles, y se las tomaron por solidaridad. Lección de una "cultura vieja" que en muchas  "cultura nueva" parece no ser recibida. 

El violento fin de semana se traduce en no menos de 40 heridos –un tercio policías– y millones en pérdida por quemas de comercios y consiguiente destrucción de mercancías; el centro de Atenas semeja una ciudad arrasada, y no es la única ciudad que experimentó  (en Tesalónica, por ejemplo, el paisaje no es mejor) la furia sin cauce preciso de un pueblo –ciudadanos– que no tuvieron canales de expresión o los encontraron cerrrados

El joven asesinado –la prensa "decente" prefiere decir "resultó muerto"– era Alexander Grigorópulos, de 16 años. El crimen –crimen, no incidente ni menos accidente– se cometió en la Plaza Exarhia, en el casco central de Atenas, logar de encuentro donde se expresan habitualmente las protestas de la izquierda y gremiales. Esta característica de dicho espacio urbano tiene un correlato que explica el gatillo fácil del agente policial: patrullan el sector como si fueran un ejército de ocupación.

La mayor parte de los testigos afirman que al pasar el vehículo de la policía un grupo de jóvenes reaccionó gritándoles consignas –algunas no muy halagüeñas para la familia p0licial– y nada más; los agentes afirman, por el contrario, que se viern obligados a repeleer un ataque con garrotes y piedras.

No han debido ser –si fueron palos y piedras– muchos los elementos usados por los muchachos, puesto que dos policías descendieron del auto para arrojarles, vierja pràctica, algunas lacrimógenas; uno desenfundó y además le disparó a Grigorópulos. Con una bala en el estómago el muchacho murió en el hospital.

Los policías pertenecen a unidad de élite policial llamada "trajes azules", cuya creada especialmente hace poco para reprimir a quienes protesten en la vía pública. Confomarían uno de los cuerpos policiales más "duros" del mundo.

El Gobierno griego ha ordenado una investigación para establecer las circunstancias de los hechos. La conciencia ciudadana, empero, se muestra escéptica y otras razones –la corrupción en el mundo político es una– mantienen viva la lama de las protestas. Hoy lunes los docentes universitarios –que han convocado a un paro para el miércoles contra las privatizaciones de servicios y las medidas anti crisis– dieron  libre a sus alumnos para que pudieran expresar su protesta.

En Chile, en cambio –por poner un ejemplo en América Latina, el rapto por la policía de Investigaciones de un niño de 13 años, y de otro un poco mayor al que abandonaron tras golpearlo a 15 kilómetros de su casa, en Temucuicui, no ha merecido ni un "suelto" en las páginas interiores de los periódicos –no hablemos de la tele y su carga de payasos.
 

* Desde Italia.

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