PALESTINA: EL TERRORISMO COMO POLÍTICA DE ESTADO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Ahmed Saadat ya está en alguna prisión israelí y es una idiotez pensar que resguardado por la batería de derechos humanos que los Estados integrantes de la ONU están comprometidos a respetar. Las cárceles y mazmorras de ese país tienen una larga tradición de maltrato y torturas a sus prisioneros.

Pocas dudas caben, incluso en Israel, de que operación ordenada por el primer ministro israelí en funciones, Ehud Olmert, se hizo con el objeto de estimular la adhesión de los sectores más conservadores y belicosos del país al partido del funcionario, Kadima, en el marco del proceso electoral que el próximo 28 de marzo decidirá la composición del poder legislativo.

Para la izquierda israelí el asalto a la cárcel de Jericó no fue más –según el dirigente Gush Shalonm– que una maniobra electorera: «en Jericó se está grabando un gran spot electoral de Kadima, en el cual cientos de soldados y palestinos actúan solo de extras».

En Tel Aviv los voceros del Kadima negaron con fiereza la acusación de oportunismo electoral. Señalaron que el ataque a la cárcel y el rapto de cinco palestinos se debió hacer porque se tenía la certeza de que podrían ser liberados.

foto¿Quién es Saadat?

Veterano de la primera intifada, a los 52 años Ahmed Saadat, es –o era– en la actualidad el dirigente palestino más odiado por Irsael. Saadat, que rara vez sale del área delimitada por las zonas de Gaza y Cisjordania, es uno de los lideres populares que más conoce la sicología y situación de su pueblo. Llegó a la dirección del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) en representación de la izquierda de la organización en octubre de 2001, cuando el comité central del movimiento lo eligió como el sucesor de Abu Alí Mustafá, asesinado en una incursión del ejército israelí.

En agosto de 2002 Mohamed Saadat –de 23 años– cayó en uno de los tantos enfrentamientos entre la población de los territorios ocupados y el ejército israelí, hecho que acentuó la radicalización de Ahmed, su hermano mayor, que ese mismo año fue encarcelado.

Ahmed Saadat en su diario de vida cuenta en total una década tras las rejas. Esta vez, su octava visita a una prisión, fue detenido –con otros cuatro militantes del FPLP– por la Autoridad Palestina (gobierno autónomo) acusado de ser el autor intelectual del asesinato, en 2001, del entonces ministro de Turismo de Israel, Rahabam Zeevi. Zeevi, del grupo de «halcones» judíos promovía sin eufemismos una «solución final» al «problema palestino».

El sorpresivo ataque del ejército de Istrael a la cárcel de Jericó –operación que se realizó con tanques y topadoras Bulldozer blindadas para derribar los muros del edificio– duró alrededor de una hora y no pudo ser repelido por el personal de la prisión y los presos que contribuyeron a la resistencia.

El rapto Saadat y otros cinco militantes del Frente fue el fruto de la balacera.

Consecuencias políticas y sociales

La extrema violencia del asalto a la prisión de Jericó repercutió de inmediato en Gaza y Cisjordania, donde se realizaron imponentes y furiosos mitines, obligando al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas –Abú Mazen–, a retornar pocas horas después a su país. Abbas tenía previsto comparecer el miércoles 15 de marzo (hoy) ante el Parlamento Europeo y su agenda consultaba además una serie de reuniones con personeros de la UE.

El FPLP emitió poco después del rapto de Saadat una serie de comunicados prometiendo cobrar venganza. Paralelamente varias oficinas de entidades extranjeras fueron tomadas por la multitud y por lo menos tres ciudadanos europeos, más un estadounidense, un coreano y un australiano, fueron retenidos por grupos palestinos que en un rpimer momento no se identificaron.

El Consejo de Seguridad de la ONU fue citado a una reunión urgente, de la que al momento de este despacho no se ha informado. Promediada la mañana del miércoles una tensa calma permitía preever nuevos hechos de violencia. Los analistas temen que ésta –la violencia– se extienda fuera de las fronrteras palestinas.

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Resulta por lo menos candoroso suponer que el gobierno estadounidense no estuviera al tanto de la operación contra la cárcel de Jericó, aunque algunos observadores plantean que no sería la primera vez que Istael actúe en forma autónoma y sin consultar a la Casa Blanca que, de todos modos, siempre se moviliza en su favor.

Los primeros cables de las agencias de información estadounidenses, apenas consumado el rapto de Saadat y otros militantes, establecía que el dirigente del FPLP se había «entregado» a las autoridades israelíes, procurando minimizar los hechos. Más tarde se vieron obligadas a informar con mayor extensión sobre el asalto a la cárcel, que significó la muerte de un preso y un gendarme y un número indeterminado de heridos.

Tras las primeras informaciones de agencias europeas, como ANSA, Reuters, AFP, EFE y otras, la noticia que muy pronto se destacó se refería a la «violencia desatada» por «integristas y radicales» en Gaza y Cisjornadia, obviando el hecho inédito de que un Estado había intervenido unilateralmente en las instituciones de un territorio soberano, con las armas en la mano al mejor estilo inaugurado en los tiempos modernos por el III Reich en el caso de los sudetes, antes de la II Guerra Mundial.

Mientras los «extremistas» causan desorden y «amenazan de muerte» a europeos y estadounidenses, Israel anuncia que someterá a juicio a Saadat y otros por el asesinato del ministro de Turismo que promoviera la expulsión de los palestinos de sus hogares y la liquidación de aquellos que se resistieran.

La cárcel que asaltó el ejército de Israel contaba con protección armada británica y estadounidnse; curioisamente poco antes de producirse los hechos, los guardias de ambas nacionalidades se retiraron. La autotridad palestina reclamó por ello, pero estadounidenses y británicos dijeron que se vieron forzados a hacerlo porque no se atendió a sus reclamos de implementar mayor seguridad.

El jefe del gobierno israelí prometió juzgar y condenar a los cinco palestinos, cuatro por el asesinato de Reevi y el sexto acusado por hacer llegar armas a los enemigos de Israel en Palestina.

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* Infome del periodista Edison Barría.

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