Presidente del Paraguay: los corruptos rapiñaron el Estado y la justicia los apaña

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Hugo Ruiz Olazar*

Aunque no con la virulencia con la que se agrede a su vecino Evo Morales, el primer mandatario paraguayo recibe lo suyo. Ya lo acusan de flojo, de defraudar a la gente que votó por el cambio y hasta de financiar a los campesinos que invaden tierras o protagonizan manifestaciones en Asunción. El presidente Fernando Lugo no rehúye las críticas. Contesta y contraataca.

 

En esta entrevista –concedida a un diario de Asunción– se reafirma en que el cambio se está operando aunque parezca todavía imperceptible para la ciudadanía. Para el jefe de Estado, la verdadera impunidad radica en la protección de jueces y fiscales a las pandillas que forman parte de la rosca corrupta que rapiñó los bienes del Estado y se pasean tranquilamente por el país sin ser molestados.

–Se criticó mucho su ausencia del país en medio de la crisis…

–Nadie me puede discutir que cuando asumimos el gobierno, el Paraguay tenía una fama negra como el país más corrupto de América. Mi misión fue ir afuera a buscar limpiar esa imagen de falta de seriedad, de credibilidad. No pude negarme a realizar estas giras que fueron programadas con mucha antelación, respondiendo a invitaciones de varios jefes de Estado. No responder a una invitación es una grave falta de cortesía. Recuerdo que cuando Nicanor suspendió de repente su visita a España hubo una agria crítica por la falta de seriedad.

–¿Se imaginó en la Casa Blanca, de visita, como jefe de Estado?

–Me dio mucha satisfacción estar en uno de los principales centros del poder del mundo, con tantas generaciones de presidentes democráticos que han pasado por ese edificio de tan rica historia. Estuve con el presidente (George W.) Bush, quien fue uno de los primeros que me felicitaron por la victoria del 20 de abril…

–¿Usted pidió orientación, le dieron consejos para encarar los desafíos que tiene?

–Claro que aprovechamos la posibilidad de estar cerca de algunas personalidades importantes del mundo para intercambiar ideas con ellos, como Joseph Stiglitz, George Soros, Slim, o el dueño de Bimbo. Ellos afirman, y nosotros estamos seguros, que el Paraguay tiene todas las potencialidades para salir adelante y convertirse en una potencia agroindustrial. Todos los días nos visitan inversionistas que nos preguntan especialmente si no van a ser sometidos más a procesos de coima para invertir. Ellos confían en nuestra voluntad de querer hacer bien las cosas…

–¿Qué garantías le puede dar con esa imagen de atropello de propiedades privadas, de conflicto permanente?

–Las ocupaciones de tierra no se inauguraron con mi gobierno. Se dieron en la época de la dictadura, en la transición. Y esas demandas sociales, postergadas por décadas, hacen que en un espacio de libertad y confianza afloren con mucho más vigor, sumándose la sensibilidad por la defensa del medio ambiente…

–Los agroquímicos… ahora llaman agrotóxicos…

–Sí. Yo creo que algunos sectores (económicos) tienen que aceptar que han usado agrotóxicos indiscrecionalmente. Yo no me olvido de aquel 28 de noviembre de 2004, que fue para mí la primera chispa de sensibilidad hacia la defensa del ambiente cuando pobladores de Resquín (San Pedro) salieron a la ruta después de una investigación que encontró fosfato en el arroyo Chachí, una sustancia química muy peligrosa y de alta contaminación.

–Algunos legisladores, hasta liberales, sus aliados, acusaron que los campesinos son financiados por los gastos reservados del Presidente…

–Esa acusación demuestra la poca capacidad reflexiva de los parlamentarios que hablan así. Es una irresponsabilidad. Las afirmaciones sin fundamento poco favor le hacen a la clase política.

–Sus reivindicaciones son la destitución de los miembros de la Corte y del fiscal…

–La cuestión de los miembros de la Corte es una necesidad sentida de gran parte de la población. La gente pide a gritos su renovación. Tenemos que escuchar esos gritos. Nadie puede dudar de que la justicia está politizada. La manera en que se ha elegido a los miembros de la Corte en el 2003 fue una escandalosa distribución, un cuoteo político…

–Nicanor dijo que iba a pulverizar la justicia y llevó a sus partidarios. Se sospecha que usted quiere hacer lo mismo.

–El desafío es para todos: buscar el método más justo para dar cabida a una renovación lo más ecuánime posible, en donde el cuoteo no se dé sino que, como dice la Constitución, que estén los más probos, capaces y honestos.

–¿Qué dice a los que acusan al Gobierno de reclutar como milicias a esos campesinos para presionar al Poder Judicial?

–Yo no necesito ni un hombre en el Poder Judicial. Estoy en contra de todo cuoteo y voy a ser coherente con eso. No pienso repetir los mismos esquemas del pasado. Lo único que queremos es gente honesta y creíble.

–¿Qué es lo que cambió desde que comenzó a gobernar?

–Hay un cambio sereno y progresivo. ¿Cuándo se habló antes de la renegociación de la deuda de Itaipú, de una reforma agraria en serio, de sanear la administración en serio? ¿Cuándo, en toda la historia política en años, se dio una atención gratuita en salud a la población, en menos de 100 días de gobierno? Y eso, después de habernos encontrado con instituciones destrozadas administrativamente, sometidas a la rapiña.

“La gente pide a gritos hacer cambios en el Poder Judicial…”

–¿Cuánta rapiña?

–Aquí hubo una rapiña en todas las instituciones. Ahí tiene Itaipú. La prensa misma se hace eco todos los días. Lastimosamente, las investigaciones no son tenidas en cuenta por los que tienen la obligación de impartir justicia.

–¿Los fiscales y jueces encubren a los responsables?

–Los apañan. Evidentemente los apañan. Cualquiera se puede dar cuenta.

–¿Usted cree que usaron dinero de Itaipú para financiar la campaña electoral colorada?

–Hay datos. Están los comprobantes. La señora cocinera de Mburuvicha Róga recibía aquí (en la casa presidencial) los carteles y propagandas (colorados) hechos con dinero de Itaipú. Una administración de justicia seria y creíble no vacilaría un segundo para iniciar un proceso de investigación para descubrir y sancionar a los culpables.

–Bernal, el ex presidente de Itaipú, dice que las acusaciones forman parte de una persecución política.

–Partamos de la base que aquí nadie se va a declarar culpable. Todos son ángeles. Aquí, en este país “nunca” se ha robado nada (ironiza), pero Paraguay figura primero entre los más corruptos de América.

–¿Qué es lo que más le escandalizó de todo lo que descubrió en estos casi 100 días?

–Muchas cosas. Yo tengo una gran sensibilidad social y me indignan el malgasto, el despilfarro, el enriquecimiento ilícito, rápido y desvergonzado de esta gente ligada a los tradicionales miembros de la clase política. Más todavía indigna que se paseen orondamente con la misma impunidad de siempre, sin que un fiscal o un juez los procese y los castigue.

–¿Hay parlamentarios entre ellos?

–Hay. Yo creo que hay muchos. Para algunos políticos, su profesión es una industria sin humo de enriquecimiento ilícito. Desgraciadamente no tiene consecuencias porque existe una especie de acuerdo implícito de autodefensa mutua entre muchos políticos, magistrados y fiscales.

–¿Tiene el Estado capacidad de usar su presupuesto más que para pagar salarios y continuar siendo una agencia de empleos?

–Recuerdo aquel encuentro que tuve con Rodríguez Zapatero (el presidente español). La primera pregunta que nos hizo fue: “¿Cuánta es la presión fiscal en Paraguay?”. Le decíamos que no alcanzaba 12. Se sorprendió y me dijo: “Así, el Estado no existe”. Y es cierto. No existe porque con esos ingresos solo se administra miseria. Tenemos la presión más baja de América Latina.

–Con eso está confirmando su plan de crear más impuestos.

–Por lo menos, que la gente colabore más. Si apenas el 11,8% colabora con impuestos, mientras en otros países está por el 30%, entonces, pienso que tenemos que considerar la situación.

–Tiene muchos funcionarios.

–Estamos detrás del saneamiento de las leyes laborales. Me parece que han faltado a la verdad (los dirigentes colorados) cuando hablaron de despidos masivos, porque no llegaron ni al 1,5%. A eso no se le puede llamar despido masivo.

–¿Va a haber impuesto a la soja?

–Se está estudiando. El proceso es lento. Nosotros decimos que Paraguay no puede ser una isla en el concierto de las naciones. En todos los países de la región hay impuesto a la soja. ¿Por qué deberíamos diferenciarnos? Queremos que sea un impuesto justo y consensuado.

–¿El impuesto a la renta personal?

–Está la disposición de comenzar a aplicar desde el 1º de enero de 2009. Es una ley importante. Se ha retrasado bastante. Ya es tiempo de implementarse.

–¿Va a haber más tributos?

–No solamente hablemos de imponer más tributos. Acá hay dos cosas: racionalizar la presión tributaria y, al mismo tiempo, que la gente aporte más también. Hay mucha evasión fiscal en el país. Todos tenemos que reconocerlo.

–¿Sus ministros le inspiran confianza, o tiene que soportar a algunos por culpa del cuoteo político?

–Yo me sentí bastante libre en la elección de mis colaboradores y estoy conforme con ellos. En estos 100 días, había que sentarse a entender la administración. Muchos están ahí después de venir de la gestión privada. La administración pública es diferente. Yo creo que este es el momento de ratificarles la confianza.

* Periodista.
En el diario ABC Color
(www.abc.com.py).

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